OPINIÓN. ¿Me quieren oír? Por Dardo Gómez
Periodista

20/10/16. Opinión. “Solo la ignorancia de algunos políticos españoles cuestiona en Europa la importancia de estos medios como garantes de la pluralidad informativa. Los analfabetos en comunicación que niegan su necesidad son los mismos que los han corrompido”. El periodista Dardo Gómez defiende a los medios de comunicación públicos en su último artículo de opinión en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com...

La necesidad incuestionable de los medios públicos

HACE unos días, ante el lanzamiento de una radio del Ayuntamiento de Madrid, que como no la he oído me abstengo de criticar, se ha levantado el gesto airado de algunos políticos madrileños sobre el supuesto desmadre económico que significaría su creación.

TAMPOCO entro en esto último, porque los 634.335 euros que dicen se destinarán a la producción del nuevo medio no se pueden considerar, a priori, mucho ni poco, ni insuficiente. Ya se verá…

LO que sí resulta de traca es, por un lado, que se le suponga a este nuevo medio fines casi delictivos por el mero hecho de ser público. Casi coincidente en el tiempo se ha lanzado un periódico -El Independiente- claramente sustentado por las empresas del IBEX35 y a ninguno de estos personajillos de nuestra política se les ha ocurrido denunciar que estas multinacionales -a priori- sustentaban su propio medio para tergiversar la información.

LA expresión de mayor rechazo ha provenido de la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que -al margen de su diferencia ideológica con la actual alcaldesa madrileña- se ha manifestado opuesta a la existencia de medios públicos.

MÁS aún, la señora Aguirre aseguró que cuando era la presidenta madrileña no cerró Telemadrid porque la ley no se lo permitía; ya más de una vez había asegurado que no entendía porqué debían existir medios públicos cuando la ciudadanía ya iba bien servida en información con los medios privados.

EN cuanto a su indignación por el supuesto “despilfarro” del erario madrileño no deja de sorprender que no haya reparado en ello cuando durante su administración fueron muchos los escribas y “charlatas” beneficiados por su generosidad.

ESTÁ constatado que la cadena pública Telemadrid, siendo ella presidenta de esa Comunidad, destinó al sueldo de Hermann Tertsch lo que costará ‘radio Carmena’; aunque hay que reconocer que Tertsch tenía la capacidad de informar sobre los resultados de una huelga general un día antes de que se celebrara. Este tipejo cobraba un millón de euros, según los datos del Comité de Empresa.

CLARO que no era el único; Sánchez Dragó cobró 2,8 millones por los 373 programas de la ignota Las Noches Blancas; Melchor Miralles llegó a facturar 2,8 millones y la inefable Cristina Tárrega se embolsó 765.000 euros por el infumable Territorio Comanche. Supongo que se los habrán ganado.

La torpe guerra a los medios públicos

HAY que reconocer que Esperanza Aguirre no está sola en su desprecio por los medios públicos, es decir, que no es la única política del panorama español con esta clara ignorancia sobre su importancia como uno de los fundamentos del Derecho a la Información de la ciudadanía.

NUESTROS políticos, en general, son bastantes garrulos al respecto; un breve repaso de la mayoría de los programas electorales nos muestra el escaso interés por este tema.

PONGO un ejemplo que no es sangrante, pero sí elocuente; la concejala de Ciudadanos (C’s) Sofía Miranda dijo estar "desconcertada  porque cree que “los madrileños no necesitan una radio municipal, y menos una radio municipal controlada por el partido del Gobierno".

ESTA edil ignora que, según los criterios imperantes desde hace decenios en la Europa civilizada, las administraciones tienen la obligación de informar de manera directa a sus ciudadanos. Además y a pesar del auge de las nuevas tecnologías, la radio sigue siendo fundamental en todo el mundo para arribar a la ciudadanía.

POR otro lado, si estos medios pueden estar -como lo están- “controlada por el partido del Gobierno" es porque ninguno de ellos ha querido terminar con esta indecencia como se ha hecho en otros países europeos.

AL igual que el partido de la señora Aguirre, el de su colega Miranda también ha proclamado de forma reiterada que es suficiente con la presencia de los medios privados y que no cabe gastarse dinero en medios de propiedad de las administraciones autonómicas o locales.

NUEVA muestra de ignorancia. Todas las autoridades europeas desde hace decenios señalan que los medios privados, sin restarles importancia, no cumplen con la función de servicio público (que deberían) y la propia patronal de prensa y del audiovisual españoles han negado que tengan obligación alguna de ese tipo. De lo que dan prueba diaria; simplemente, están para ganar dinero, servir a los poderes y vender clientes a las corporaciones.

SI es así, que lo es… ¿quién se ocupa de informar al ciudadano? En teoría, los medios públicos.

Dónde se esconde el corruptor

DIGO en teoría porque esa es la función que los organismos independientes del Consejo de Europa les atribuyen, precisamente para paliar la mera intención mercantilista de los medios privados y ocupar los espacios de los intereses de la ciudadanía y dar lugar a sus voces plurales.

ESTAS funciones la cumplen de manera diaria gran parte de los medios de comunicación públicos en muchos países europeos; países donde la existencia de medios reguladores independientes han evitado que las ansias de políticos “a la española” se hagan con ellos para sus intereses partidistas.

LA estructura de la televisión pública alemana debería servir de ejemplo tanto como el ente británico regulador del audiovisual. Nuestros ignorantes políticos, si quisieran hacer algo bueno, no tendrían que pensar nada; sería estupendo que copiaran.

CLARO, tanto el PP como C’s son refractarios a la creación de estas autoridades independientes, existentes en toda Europa y recomendadas por la UE. Se ha hecho carne en los políticos de esta sufrida España que los medios públicos “son del que gana” y que están para prostituirlos a su servicio si los votos obtenidos se lo permiten.

ESTO nos da un panorama de medios públicos corruptos, diría que en su totalidad, que se dedican a prevaricar y vulnerar el derecho a la información. Podemos poner como máximos exponentes de esa desvergüenza a las sufridas televisiones de Valencia o Madrid, pero tampoco son ejemplo de ecuanimidad la catalana, la asturiana, la andaluza ni ninguna otra.

ESTO, sin entrar en la licencia de corso otorgada por la actual Ley del Audiovisual, urdida en complicidad por el PPSOE, para externalizar hasta sus servicios informativos, facilitando así una mayor dependencia del gobierno de turno.

LOS que más critican a los medios públicos y los que niegan su necesidad, habiendo llegado a la indecente demagogia de preguntar de si queríamos televisión o camas de hospitales, son precisamente los paladines de la corrupción.

PARA poner estos medios a su servicio han marginado de sus labores a los profesionales del periodismo que defendían su independencia, han potenciado a los escribas de confianza, han creado redacciones paralelas confiadas a sus comisarios políticos y han confiado las externalizaciones a empresas “amigas” creadas por personeros afines con las cuales, en muchos casos, compinchan la corrupción al uso.

La ignorancia es soberbia

ES en Europa donde se ha generado, en el siglo pasado, el modelo de medios audiovisuales públicos, al principio de radiofonía, que luego se ha extendido a todo el planeta y, hasta el desembarco del feroz neoliberalismo actual, nadie había dudado de su conveniencia. Salvo los dueños de los medios privados, claro.

EL periodista y académico británico Nicholas Garnham, editor de la BBC y uno de los más ponderados analistas de la comunicación, se ha distinguido por la defensa de un modelo de televisión pública independiente de los poderes político y económico como garante del derecho a la información plural de las audiencias y como medio de participación y acceso público de la expresión creativa e innovadora de la ciudadanía.

A finales del siglo pasado Garnham expresaba que la radiodifusión pública constituye uno de los intentos más serios por llevar adelante una redistribución más igualitaria de los intercambios simbólicos y su justificación radica, por un lado, en su superioridad para ofrecer a todos los ciudadanos, cualquiera sea su localización geográfica, igual posibilidad de acceso a una amplia gama de entretenimiento, información y educación de alta calidad y, por otro, en la posibilidad que otorga al programador de satisfacer los diversos gustos de la audiencia y no sólo aquellos que proporcionan los mayores beneficios”.

ME da tristeza pensar que a la señora Esperanza Aguirre y a la mayoría de nuestros dirigentes no les importe lo que hayan dicho las mentes europeas más lúcidas e informadas.

YA se sabe; aquello de la soberbia de la ignorancia…

PUEDE ver aquí anteriores artículos relacionados con esta publicación:
- 28/09/16 El periodismo de alcantarilla sigue oliendo
- 07/09/16 Nueva muestra de la ineficacia de la autorregulación
- 13/07/16 De investigadores, mamporreros y alcahuetes
- 02/06/16 “Todo el mundo odia a los periodistas”
- 11/05/16 La caverna mediática se revuelve
- 25/04/16 Los periodistas no somos “contrapoder”
- 01/02/16 A los MMP ya no les queda ni Cataluña
- 01/02/16 Callarse también es mentir
- 11/01/16 La mentira como arma de intoxicación
- 10/12/15 A la AEDE le han destapado las vergüenzas
- 12/11/15 Estamos de fango hasta las cejas

PUEDE ver más de Dardo Gómez pinchando en las relacionadas de este enlace:
- 28/10/15 Medios públicos, SÍ; políticos prevaricadores, NO