El director de Medio Ambiente, Luis Medina, es quien gestiona los frentes abiertos en la empresa de aguas, en la de limpieza, en el jardín botánico y en el cementerio

03/04/13. Opinión. La reciente petición de dimisión de IU por el escándalo de los sueldos de Parcemasa ha situado a la concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Málaga, Ana Navarro, en la picota. Navarro es una política ausente, a quien le gusta figurar en la foto, pero que carece de liderazgo y capacidad de decisión. Entró como nexo de conexión del Ayuntamiento con la Cámara de Comercio y la Confederación de Empresarios, pero en los numerosos frentes abiertos en Medio Ambiente (conflicto de la empresa de aguas Emasa en La Palmilla, vacío de poder del Jardín Botánico, conflicto laboral en Limasa…) está desaparecida. Y es el director de Área, Luis Medina, o los gerentes de las empresas municipales, quienes asumen en su lugar la defensa de las posiciones de la corporación. Un análisis de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre este fichaje fallido de Francisco de la Torre.

ENTRÓ con mal pie. En la primera entrevista que ofreció, en La Opinión de Málaga, aseguró tajantemente: “Málaga está limpia. Mi reto será mantener lo que está hecho”. Lo que además de enfurecer al personal dio una idea de la altura y alcance de sus objetivos. Tras las críticas recibidas, rebajó su perfil público. Limitó las entrevistas, o se negó a concederlas (por ejemplo a este mismo medio). Y se cuidó de no aparecer más que en fotografías oficiales de promoción y corte amable: soltando camaleones, firmando un convenio o paseando por el centro de Málaga proponiendo poner macetas de geranios porque quedaría más bonito.

NAVARRO es el ejemplo palpable de la poca importancia que Francisco de la Torre ha dado durante su mandato a Medio Ambiente, que siempre ha considerado una ‘maría’ frente a áreas como Urbanismo o Cultura. No hay más que ver el perfil de las últimas responsables: la periodista Araceli González y la empresaria de publicidad, Patricia Marín (por cierto, ambas imputadas por permitir exceso de ruido).

NAVARRO es boticaria. Entró a formar parte de la Cámara de Comercio a través de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM). En el organismo cameral, al que está adscrita desde 1998, fue nombrada tesorera en 2002, gozando de la protección del presidente Jerónimo Pérez Casero.



EN el Área de Medio Ambiente se ubican, sin embargo, algunas de las ollas a presión del Consistorio malagueño, que tras años de mala gestión están explotando en forma de conflictos laborales o vecinales, como los de la empresa de basuras Limasa o la empresa de aguas, Emasa. Y tanto en uno como en otro caso, el papel de la concejala Navarro es testimonial, y su acción política nula. Es una de esas situaciones en las que si se dejara vacío el cargo directivo no pasaría nada. Todo seguiría igual.

EN la negociación Limasa Ana Navarro ni pincha ni corta, su función la desempeña el director del Área, Luis Medina. Lo mismo puede decirse en la crisis abierta con centenares de vecinos de La Palmilla por el cobro indebido de deudas de suministro de agua. La concejala ni está ni se les espera, ni da la cara, ni explica. Hasta en el caso del Patronato Botánico Municipal ha sido Luis Medina quien se ha hecho cargo de la vacante de dirección, sumando otros 7.500 euros a su sueldo de 60.000 euros anuales.

EL pasado lunes el grupo municipal de IU exigió al alcalde la dimisión de la concejala de Medio Ambiente como presidenta del Consejo de Administración de Parcemasa por ocultar información sobre los sobresueldos en Parcemasa, ya que conocía la existencia de estos pluses irregulares desde hace meses, “cuando el Comité le informó por escrito de esa situación anormal”. “Exigimos que se asuman responsabilidades políticas por mantener y ocultar durante años este hecho tan grave al Consejo de Administración, más aun cuando no es la primera vez que se ocultan irregularidades como aplicar un tipo erróneo del IVA, ilegalidad que destapó nuestro portavoz en aquel momento”, subrayó la responsable de Medio Ambiente de IU, Ana García Sempere, recordando otro caso por el que Ana Navarro ha pasado por la tangente.

EN definitiva, ahora que se cumple el ecuador de la legislatura, Ana Navarro ha demostrado ser una figura absolutamente prescindible en el organigrama directivo del Ayuntamiento, de inutilidad probada, por lo que no se perdería nada cesándola. Al contrario, supondría un notable ahorro y en nada interferiría al trabajo del Área de Medio Ambiente. Además, la concejala no tendría problemas de trabajo puesto que sigue figurando como tesorera de la Cámara de Comercio, puesto que compatibiliza con su cargo público.

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