08/04/13. Opinión. Los chiringuitos en construcción en la playa de La Malagueta son una mierda. Muy feos. Pero este estropicio del paisaje no debe hacer perder de vista que lo aberrante son las ilegalidades permitidas por los políticos, las prácticas mafiosas que rodean el reparto de las concesiones otorgadas y el escaso o nulo celo con el que se ha avalado que algunos de estos muy lucrativos negocios se apoderen de un espacio, el de playa, que es de todos. Una opinión de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.
PERO la transparencia que se reclama en este debate centrado en aspectos formales y arquitectónicos, debiera extenderse y profundizar mucho más en los aspectos administrativos y legales, en cómo una clase dirigente en el poder viene permitiendo, avalando y obviando infracciones flagrantes, gracias a las cuales unos pocos obtienen pingues beneficios, a costa en ocasiones de la violación de derechos tan fundamentales como el del descanso, y en un terreno que además es de uso común. Por no ponernos a divagar sobre beneficios marginales y sobres venidos a estos políticos encargados de velar por la legalidad vigente.
LA política de hechos consumados se materializa en kioscos que por arte de birlibirloque transmutan en superlucrativas discotecas, cosa que no puede hacerse pero se hace y se consiente porque deja mucho, pero mucho, mucho dinero para tomar y repartir. Tampoco pueden venderse las concesiones, y sin embargo se hace. Se prohíbe hacer cerramientos en los accesos a las playas, cosa que también se incumple. Se justifica las concesiones por los baños públicos, que luego no se pueden utilizar si no se es cliente…
Y todo esto viene ocurriendo y ocurre al mismo tiempo que señalados políticos y determinados empresarios abanderan la defensa del chiringuito como la seña distintiva de calidad del turismo en la Costa del Sol, formando un bloque indisoluble, firme en sus posiciones, y a la vista está, muy poderoso e influyente. Lo cual no quita que sus posturas sean las de un fariseísmo provechoso ¿A quién no le gustan los chiringuitos? ¿Quién no ha soñado con tener uno? ¿Quién pone en duda que sea un atractivo turístico?
NADIE discute lo obvio. El debate no debe ser únicamente sobre si los chiringuitos son más o menos bonitos o feos, o más o menos convenientes. Cualquier crítica en este sentido se entiende como un ataque a la Costa del Sol, como si se pretendiera dinamitar los chiringuitos, que son fuente de creación de empleo, en estos tiempos que corren, bla, bla, bla… Eso es distraer con una cortina de humo. ¿Quién domina el sector? ¿Cómo se reparten las concesiones? ¿Con concursos ‘apañados’ o a dedo? ¿Quiénes son los adjudicatarios? ¿Cómo es que hay entramados societarios si una persona solo puede explotar un establecimiento? ¿Por qué no hay apenas información abierta al público de estas concesiones? ¿Qué trabas hay que pasar para poder gestionar uno de estos negocios? ¿Por qué se actúa contra unos locales y no se hace con otros? ¿Qué vínculos y lazos hay entre los políticos que ostentan el poder y los empresarios más prominentes del sector?... ya lo explicaremos.
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