Junta, Ayuntamiento y Costas se tragan sin ningún tipo de pudor las imposiciones del lobby de los chiringuitos incluido el mantenimiento de los antiguos locales

12/04/13. Opinión. Las construcciones de los nuevos chiringuitos-restaurantes de la playa de La Malagueta se rematarán con terrazas abiertas al público en la segunda planta. Todos los movimientos habidos hasta el momento apuntan a ello. En una nueva demostración de fuerza y política de hechos consumados, el clan de los chiringuiteros, con la concejala Teresa Porras como valedora de este lobby y ariete ante toda crítica, impondrá este uso, con las administraciones -Junta y Ayuntamiento- como convidados de piedra de la maniobra. ¿Qué intereses se ocultan tras este negocio? ¿Por qué esta permisividad? Una opinión de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.

EL
primer boceto de las edificaciones que se están ultimando en la playa de La Malagueta lo adelantó el diario Sur el pasado 7 de febrero. Era un fotomontaje del proyecto que dejaba bastante claro cuales eran las intenciones de uso de la segunda planta, con una pérgola en la parte superior, una terraza abierta al público, “con estructuras en forma de velas para evocar la cercanía al puerto”, tal y como se puede apreciar en la imagen.



ESE
primer boceto se sustituyó por otro diseño en la rueda de prensa posterior en la que los empresarios de playa y el Ayuntamiento de Málaga, personificado en la concejala Teresa Porras, presentaron las obras del proyecto que, siendo diferente, mantenía dos accesos -por escalera y ascensor- a la segunda planta, así como barandillas en esta terraza, tal y como se puede apreciar en la segunda imagen.



LA
clave está en los ascensores. Los empresarios dicen que están dispuestos a rebajar la altura de los casetones donde se ubican, pero mientras tanto, ya se han instalado. Y esa rebaja de altura nunca será tanta como para impedir el uso del montacargas, con lo cual ya está asegurado el acceso. “Si estos elementos se anulan pediremos indemnizaciones”, amenazan los chiringuiteros, dejando claro que no pueden ponerse “a tirar cosas porque si”.

UNA
vez asegurado el ascensor. Sólo queda usarlo y rentabilizar la obra, por eso se permitirá -alegando razones de seguridad- la instalación de barandillas. De hecho, la concejala de Playas Teresa Porras, auténtica embajadora plenipotenciaria de los chiringuiteros, ya empieza a hablar de que los “elementos superiores” serán transparentes y no producirán impacto visual.



POR
lo que cabe esperar que todo siga como hasta ahora con dos vías paralelas. Por un lado la de los hechos: unas obras aceleradas que avanzan día a día y se están ultimando. Y por otro lado, una polémica en medios de comunicación con declaraciones políticas cruzadas, que no impiden el desarrollo de los hechos. Y el hecho es que hay ascensores, y no para tenerlos sin uso.

HAY
un claro precedente en la misma playa de La Malagueta, el restaurante-chiringuito La Moraga de Antonio Martín, que ya tiene habilitada en la segunda planta una terraza de copas. Y cuyo copropietario es Miguel Narváez, marido de la vicesecretaria del PP malagueño, Margarita del Cid:

ANTE
estos hechos al ciudadano no le queda otra preguntarse cuál es el poder del lobby de los chiringuiteros para que las administraciones –Ayuntamiento, Costas y Junta- se plieguen a los intereses privados de estos empresarios, y por qué una concejala como Teresa Porras actúa como abogada de este sector y no como defensora del espacio público, en definitiva, qué intereses ocultos hay que se le pierden al resto de los mortales. Es más, por como se vienen desarrollando los hechos –no en los últimos meses, en los últimos años- es de prever que los nuevos locales funcionen al unísono con los antiguos chiringuitos.

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