OPINIÓN. Foto con pie. IMÁGENES
Redacción

17/04/13. Opinión. Para entender lo ocurrido con el plan de la Judería, en esa pequeña pastilla de terreno que va entre calle Alcazabilla y calle Granada, en el centro neurálgico y turístico de la capital de la Costa del Sol es necesario atender a los tres fenómenos, muy malagueños, que se conjugan en esta actuación: monocultivo del bar, ineficacia administrativa con un retraso de 13 años y perversión arquitectónica. Opina EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.

POR un lado el monocultivo de la restauración y la hostelería. En Málaga los negocios que funcionan son los que dan de comer y de beber. Es lo que más se crea. Se puede pintar de gastrobar o alta cocina o de campero ramplón, pero eso que llaman emprendimiento empresarial es, mayor y casi únicamente, el de chiringuitos, bares y restaurantes. Es lo que triunfa en Málaga. Lo que vende. Ya sea en el Muelle Uno, centro comercial que tiende irremediablemente a convertirse en un gran Tintero, con un centro gourmet en la esquina de oro, sea en las nueva propuesta de un mercado culinario en la Merced, sea en la playa o en los barrios, la economía de servicios turísticos de la ciudad ha hecho de la hostelería un monocultivo. Por eso los empresarios de los chiringuitos, bares y hoteleros son el lobby más poderoso, ahora que los constructores están de capa caída. Por eso hay, por poner un ejemplo, sobreocupación de espacio público por las terrazas, como es el caso. Eliminados los bancos públicos, el ciudadano se convierte en cliente si quiere descansar.



POR
otro lado la administración ineficaz y el consiguiente retraso que conlleva. Lo que se ve en la imagen forma parte del Plan de la Judería, una actuación que se anunció y se aprobó en 2000. Hace trece años, y para hacer algo en un terreno de apenas 200 metros cuadrados. Que encima está en pleno centro, que lleva en obras más de tres legislaturas, siendo el lugar más visitado de la ciudad ¿Cómo se explica esta eternización de proyectos ya aprobados? ¿Cómo se explica el funcionamiento de la Gerencia de Urbanismo?

Y por último la perversión arquitectónica. El arquitecto redactor del plan de la Judería de Málaga, Iñaki Pérez de la Fuente, hermano del todopoderoso Javier Pérez de la Fuente, jefe del Departamento de Arquitectura de la Gerencia de Urbanismo. No hay que ser un experto para darse cuenta de la aberración de esta obra, pueden ver en las noticias relacionadas como se incrustó un edificio de nueva planta sobre otro adyacente, y que tras negociación y acuerdo mediante con los vecinos afectados, se recortó arbitrariamente la edificación, ofreciendo a la vista un resultado mediocre y ciertamente feo. Todo lo cual, sin embargo, es presentado como una “rehabilitación”.



COMBÍNENSE
estos fenómenos y resultará lo que es ya una realidad. Que de judería nada, que lo que hay es una plaza entera para El Pimpi, una freiduría más, como si lo único que Málaga supiera ofrecer fuera vino y pescaíto frito.

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