Tras expropiar parcelas, generar más de 70 noticias en ocho años y ser una promesa electoral, el proyecto de regeneración de Lagunillas se pierde en el fango burocrático
19/04/13. Opinión. El de las ‘tecnocasas’ de Lagunillas ha sido un proyecto con un amplísimo eco en los medios de comunicación, con más de 70 noticias contabilizadas. Ha sido un proyecto para el que se han llevado a cabo expropiaciones, con particulares afectados y trabajadores públicos empleados en ello en una oficina de calle Ollerías. Ha sido un proyecto que necesitaba de la colaboración de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga. Ha sido un proyecto copiado, y presentado como promesa electoral. Pero sobre todo, la de las ‘tecnocasas’ es una experiencia que permite ver cómo las propias administraciones que jalean políticamente esta clase de proyectos son las mismas que luego administrativamente los abortan. Una opinión de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el fiasco de la anunciada y nunca realizada regeneración del barrio de Lagunillas.
EN 2007 el plan fue apoyado en campaña electoral por Marisa Bustinduy, ex secretaria general del PSOE malagueño, y el todopoderoso, Gaspar Zarrías. Se trataba de utilizar el concepto del conocimiento y la innovación como agentes impulsores de la rehabilitación de un área central muy degradada en pleno casco histórico de Málaga. Para ello se concebían lo que vulgarmente se han conocido como ‘tecnocasas‘, es decir, unas viviendas de pequeñas dimensiones y bajo coste, de promoción pública y régimen de alquiler, destinadas a jóvenes emprendedores que iniciaban su carrera profesional.
EL programa contemplaba actuaciones complementarias: valoración de los elementos patrimoniales, equipamiento público en el garaje las Delicias, Escuela Internacional de Idiomas, Facultad de Bellas Artes, recuperación de pinturas y esgrafiados, urbanización completa y peatonalización de calles, recorridos turísticos, etc. llegando a prometerse en su día públicamente 100 millones de euros para su ejecución.
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SIN embargo ese programa tardó más de dos años en aprobarse por la Junta y fue recortado hasta quedar reducido a cuatro intervenciones de ‘tecnocasas‘, para lo que la Junta libró los presupuestos para las expropiaciones y los proyectos.
EL Ayuntamiento de Málaga, Francisco de la Torre, nunca vio con buenos ojos esta operación que le robaba ideas y protagonismo. Por lo que se impulsaron desde el Consistorio las mismas ideas con proyectos tipo la “manzana verde”, o los centros de emprendedores. La misma Junta envolvió el proyecto en una maraña burocrática en la que participaban varias consejerías… hasta terminar de ahogarlo. Por ejemplo, una de las cosas que enquistó el plan era que había que dirigirlo a un tipo de usuarios de las viviendas de VPO denominado “colectivos especiales”, término que desapareció cuando el plan se plasmó en un decreto, lo cual abría el abanico a victimas de violencia de genero, personas en situación de exclusión social, etcétera. Pero esta ausencia del término sirvió al Ayuntamiento como excusa para argumentar que no puede darle a los proyectos la calificación de VPO. También, para variar, la administración local y regional no se han puesto de acuerdo para repartirse el coste de la financiación de las expropiaciones.
RESULTANDO finalmente que el convenio suscrito inicialmente se ha dado por roto hace unas semanas. Conclusión: se ha reconocido explícitamente que la estructura político-administrativa es un perfecto aparato de relojería para no hacer nada, y que esta es la base de la supervivencia de una determinada forma de concebir la función pública en tiempos de crisis.
AHORA, donde se dibujaron casas, quieren hacer huertos.
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