EMPYRIA 05/11/13. Manuel Ledesma. Uno de los redactores del nuevo suplemento EMPYRIA / EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com explica mediante un ejemplo actual cómo es la colaboración entre la universidad y la empresa. Según Ledesma, “cuando se adjudica el presupuesto público a los grupos de investigación, se exigen una serie de requisitos, como definir el objetivo de la investigación, o describir el retorno a la sociedad, bien sea económico o cultural”.

Pero explica que, sin embargo, “éste no es el único medio de financiación de las universidades”.

Colaboración universidad-empresa: un ejemplo actual

LA investigación es una de las dos actividades principales que debe llevar a cabo una universidad, junto con la archiconocida docencia. Cuando se habla de investigación en la universidad muchos piensan en el dinero del contribuyente gastándose en quién sabe qué: algunos esperan que la ciencia permita la curación de enfermedades y nos haga la vida más fácil (cosa que se ha demostrado cierta); otros se imaginan a un grupo de gente loca con bata jugando con aparatos carísimos, sin ninguna aplicación real en absoluto.

POR ello, cuando se adjudica el presupuesto público a los grupos de investigación, se exigen una serie de requisitos, como definir el objetivo de la investigación, o describir el retorno a la sociedad, bien sea económico o cultural. Sin embargo, éste no es el único medio de financiación de las universidades, siendo el otro el dinero aportado por las empresas. Este método de financiación es bien conocido en países que tradicionalmente han sido punteros en investigación, como los EEUU o Alemania, pero que por razones muy debatidas no se ha asentado del todo en nuestro país.

LA inversión financiera de estas empresas no es, salvo excepciones, de carácter altruista, sino que siempre esperan algo a cambio. Este retorno varía enormemente en función del interés de la compañía, aunque, simplificando, se resume en el desarrollo de productos y tecnologías que generen riqueza y en la instrucción de personal altamente cualificado que aporte ideas originales. Este tipo de financiación es, siempre que no derive en el abandono de la ciencia básica, enriquecedora para ambas partes, así como para la sociedad.

UN ejemplo de este tipo de colaboración se ha acordado recientemente en la Universidad de Málaga (UMA). La empresa Koppert Biological Systems ha acordado financiar un proyecto del departamento de microbiología, cuya investigación gira en torno a varias cepas bacterianas de Bacillus desarrolladas por la UMA. El responsable del proyecto es Alejandro Pérez García, siendo el encargado de dirigir el grupo de investigación Antonio de Vicente. En dicho grupo también se incluyen al profesor Francisco de Cazorla y el doctor Diego Romero, además de la colaboración con el centro de investigación del CSIC “La Mayora”.

KOPPERT Biological Systems se define como el líder nivel mundial en el control biológico de plagas y en la polinización natural. El control biológico de plagas es una alternativa al control químico tradicional que utiliza seres vivos para impedir que la plaga destruya la cosecha. Este tipo de control de plaga presenta la ventaja de que usa la información biológica acumulada durante millones de años para los intereses humanos, además de que, al no haber liberación directa de plaguicidas, es mucho más difícil que éstos pasen a la cadena de consumo humana. La enorme complejidad de tratar con sistemas biológicos es la principal contrapartida a este tipo de métodos.

EL grupo de investigación de la UMA, que existía con anterioridad gracias a la financiación del Plan Nacional de I+D+i, ya cedió en 2010 una serie de cepas bacterianas a Koppert Biological Systems para comprobar su eficacia para el control biológico y la rentabilidad económica en el caso de usarlas. El acuerdo actual consiste en un importe de 600.000 €, a los que se suman recompensas por el cumplimiento de objetivos en un plazo de 5 años, además de una proporción de los beneficios que resulten de la comercialización de un producto cuya base haya sido desarrollada por este grupo de investigación.

EL interés principal de la compañía holandesa reside en el desarrollo de fertilizantes, así como de biofungicidas, que impidan la infección de las plantas por parte de hongos. Para ello, se llevará a cabo un estudio, tanto a nivel de la fisiología básica como en su parte aplicada, de distintas cepas del género bacteriano Bacillus.

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