OPINIÓN. ¿Me quieren oír? Por Dardo Gómez
Periodista y secretario general de la FeSP
08/05/13. Opinión. “Los últimos casos de indecencia periodística registrados en TVE y Telemadrid revelan hasta donde llega la irresponsabilidad y demuestra lo imprescindible de contar con una autoridad independiente de la información”. Dardo Gómez repasa en esta colaboración con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com recientes ejemplos de programas de medios de titularidad pública en los que “no se trataba de informar, sino de inducir a la opinión en predeterminado sentido”.
Paz, pluralidad y regulación
LOS últimos casos de indecencia periodística registrados en TVE y Telemadrid revelan hasta donde llega la irresponsabilidad y demuestra lo imprescindible de contar con una autoridad independiente de la información.
EL pasado 30 de abril el programa Zoom Telemadrid dedicó un programa supuestamente informativo a analizar el tratamiento semántico que hace el nacionalismo catalán de sus reivindicaciones.
LA idea no deja de ser original y hasta interesante, pero lo preocupante -al margen de la débil calidad intelectual de los entrevistados y sus consecuencias- es que se hacía un ejercicio perverso relacionando imágenes de Stalin, Hitler y ETA con las del actual presidente de la Generalitat catalana y con los ciudadanos que participan del proyecto independentista en debate.
UN debate del cual yo no participo para no ser inducido a caer en los tópicos nacionalistas de una y otra banda; pero no puedo menos que preocuparme cuando en los medios de comunicación se cae en la peligrosa práctica de atizar el fuego de la intolerancia y en la irresponsabilidad de no medir las consecuencias de esas prácticas.
NO hay terreno mejor abonado para la violencia que el de la tontería y la intolerancia; basta sazonar cualquier barbaridad con alguna dosis de supuesto patriotismo para que la razón y la inteligencia se nublen y se caiga en el despropósito de la barbarie.
A día de hoy son muchos los analistas que coinciden en que los genocidios perpetrados durante el conflicto de los noventa entre croatas y serbios y esa misma guerra solo fueron posibles gracias a la tarea de una información canalla que alentó los prejuicios y orientó hacia el odio.
CONVIENE recordar que el Código Europeo de Deontología del Periodismo señala como obligación ética de los medios “oponerse a la violencia y al lenguaje del odio y del enfrentamiento, rechazando toda discriminación por razón de cultura, sexo o religión”. Por lo visto, los directivos de Telemadrid no han tenido tiempo de leerlo.
Periodismo para la paz
MÁS cercano aún, recuerdo algunas de las recomendaciones del I Congreso Edificar la Paz en el siglo XXI celebrado abril del año pasado en Barcelona con la presencia de importantes pensadores internacionales que señalaban, en el apartado dedicado a la labor de los medios que “la simple 
superposición de datos no significa información, y el bombardeo mediático puede ser contraproducente para la comprensión de los procesos. Es necesario para todos nosotros jerarquizar, seleccionar y analizar la información para comprenderla, yendo más allá de las primeras impresiones y del impacto emocional al que los medios recurren cada vez más. El periodismo profesional tiene en este contexto una responsabilidad muy importante a la hora de informar, no sólo por la necesaria veracidad de sus datos, sino también por la utilización del lenguaje, ya que éste puede vehicular fácilmente prejuicios y resentimientos. El periodismo, creador de cultura, debe esforzarse en evitar la estigmatización y el uso de estereotipos, reconociendo la dignidad de cada persona y respetando las minorías. Un modo eficaz para trabajar por la paz es favorecer la libertad de las personas ofreciéndoles los datos necesarios para formarse una opinión; difundir información que motive a la comprensión mutua, evidenciando los motivos de las partes en conflicto a través de una contextualización de los hechos.”
SERÍA interesante que la colega Cristina Ortega hiciera alguna reflexión al respecto.
También en TVE
APENAS tres días antes del suceso anterior el programa señero de TVE -Informe semanal- caía en la imprudencia de emitir el reportaje ‘Acoso a políticos’, que parecía dedicado a analizar el fenómeno del escrache y su implementación por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.
EL propio Consejo de Informativos de TVE se vio obligado a dirigirse al presidente de la corporación para advertirle de la vulneración que en ese reportaje se había hecho de “varios preceptos del Estatuto de Información de la CRTVE”.
ENTRE otros argumentos que fundamentan su advertencia le señalan que “El reportaje prácticamente no da voz a la PAH, puesto que la mayoría de opiniones que se vierten contra la Plataforma, carecen de respuesta. La portavoz de la PAH solo interviene una vez y esa falta de proporcionalidad impide el contexto necesario para que el espectador conozca qué ha llevado a la Plataforma a protestar ante el domicilio de dirigentes del PP”.
PARA quien haya visto ese reportaje quedaba claro que, al margen de la libertad de opinión de los entrevistados, no había la menor intención de dar cobijo a la pluralidad de opiniones. No se trataba de informar, sino de inducir a la opinión en predeterminado sentido.
Ni espacio para la razón
CON ser malo todo lo señalado es peor aún -si cabe- la ausencia total de la intención de autocrítica o reparación y, ni siquiera, el prurito profesional de defender los resultados de la emisora.
LA semana anterior, el Consejo de Informativos de Radio Nacional de España había trasladado al mismo Leopoldo González Echenique, su “preocupación” por la importante caída de audiencia de la emisora mostrada por Estudio General de Medios (EGM). Cuando el nuevo equipo directivo de RNE nombrado por el PP decidió prescindir de profesionales que consideró no afines a su diseño informativo la radio pública contaba con 1.943.000 oyentes; desde entonces ha perdido 676.000.
EL Consejo de Informativos atribuía estas caídas al descrédito que esta minando la fiabilidad de RNE y reiteraba al 
presidente de la Corporación RTVE que el director del programa matinal “El día menos pensado”, Manolo H. H. -responsable de la pérdida de más de 500.00 oyentes- no respeta el Manual de Estilo de la empresa y hace comentarios que mezclan información y opinión.
TODO esto en emisoras públicas que deberían ser ejemplo de la neutralidad y liderar la ética profesional; pero no hay caso, se sirve mejor al amo desde la trinchera mediática. Aunque con ello se pisoteen los derechos de los ciudadanos a disponer de información veraz y plural en hechos de relevancia pública.
COMO esto pasa en las públicas ni entro a comentar lo que ocurre en los medios privados que de forma descarada defienden sus intereses comerciales; aunque para ello tengan que empeñarse en campañas difamatorias o vulnerar de forma reiterada normas de emisión. Las reiteradas llamadas de atención por vulnerar el horario infantil o el máximo de espacio publicitario permitido no les hace pupa, pagan la multa y siguen adelante con las vulneraciones, sin que se pueda hacer nada más.
Los autorreguladores
FRENTE a esta situación mueve a risa los discursos de quienes siguen promoviendo la autorregulación de los medios; estos ya no merecen otra interpretación que la vergonzosa intención de “marear la perdiz” y quedar como si aportaran alguna solución a este infame proceder.
POR cierto, en otros espacios lejanos -en el intelecto- a nuestros legisladores y a los desinformados de siempre se piensa de otra manera.
EL silenciado -por la prensa española- informe elaborado por el Grupo de Alto Nivel (HLG) sobre Pluralismo y Libertad de Medios de Comunicación para la Comisión Europea, dado a conocer el pasado 21 de enero, señala entre otras conclusiones y recomendaciones:
RECOMENDACIÓN: Para asegurar que todas las organizaciones de medios siguen códigos de conducta y líneas editoriales claramente identificables, y que aplican los principios de independencia editorial, deberá ser obligatorio que los hagan públicos, incluyéndolos en la publicación o en su site web.
RECOMENDACIÓN: Todos los países de la UE deberán tener consejos de medios de comunicación independientes, con una afiliación política culturalmente equilibrada y socialmente diversa. Las nominaciones a ellos deben ser transparentes, con una función de control y equilibrio. Estos cuerpos tendrían competencias para investigar quejas, tales como un defensor del lector; pero también comprobarían que las organizaciones de medios publiquen su código de conducta y revelen los detalles sobre la propiedad, las declaraciones de conflictos de interés, etc.
LOS consejos de medios de comunicación deben tener poderes de aplicación real, como la imposición de multas, el deber de publicar o transmitir disculpas, o la supresión del estatus de periodista.
LOS consejos de medios de comunicación nacionales deberán seguir un conjunto de estándares europeos amplios y ser controlados por la Comisión Europea para asegurar que cumplen con los valores europeos.
NI caso, que aquí nadie se entera y el que se entera, mira para otro lado
¡PAÍS!
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