OPINIÓN. Me tienen contento. Por Juan Torres
Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla

04/01/13. Opinión. “El Banco de España es una institución del Estado y no debería ser un cobijo exclusivo del pensamiento neoliberal (…) Si el Banco de España no cumple tareas de servicio público y si no permite que en su seno se muestren la diversidad de ideas y las distintas posiciones que existen en el pensamiento económico, debería ser intervenido (…) hay que empezar a pedir responsabilidades al Banco de España por las mentiras que dice y por el daño está haciendo a la inmensa mayoría de los españoles”. Nueva colaboración de Juan Torres con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com en la que desmonta las tesis neoliberales por las que se mantiene el salario mínimo en España “en un nivel que hace dos años fue considerado por el Consejo de Europa como injusto e insuficiente”.

Más engaños del Banco de España

UN artículo que acaba de aparecer en el Boletín Económico del Banco de España (‘Una estimación del impacto de las variaciones del salario mínimo sobre el empleo’) ha sido rápidamente utilizado por los medios de comunicación para criticar y combatir cualquier subida del salario mínimo español.

JUSTO cuando el gobierno se disponía a aumentarlo un 0,6 por ciento, aparece el artículo y se utiliza para hacer ver que el Banco de España se opone a la medida por sus efectos muy negativos. TVE decía en su página web “El Banco de España: la subida del salario mínimo puede destruir empleo entre jóvenes y mujeres” y la agencia Europa Press lo difundía más o menos igual: “El Banco de España avisa de que el incremento del SMI puede acarrear mayor destrucción de empleo”.

SE trata de otro engaño más a los españoles del Banco de España. Se torturan los datos convenientemente para poder llegar a la conclusión que casa con los principios ideológicos de partida y se termina proponiendo justamente lo que conviene a los grandes poderes económicos y financieros. En este caso, el mantenimiento del salario mínimo en un nivel que hace dos años fue considerado por el Consejo de Europa como “injusto e insuficiente”.

INCLUSO el sentido común más elemental ya permite poner en cuestión la afirmación del banco. ¿Cómo se puede creer que una subida del 0,6 por ciento pueda ser determinante del empleo que lleven a cabo las empresas en un país con más de cinco millones de desempleados y en donde el salario mínimo es de 645,30 euros mensuales, uno de los más bajos de Europa?¿No será más bien al revés, que los salarios tan bajos son los que generan demanda interna insuficiente para la inmensa mayoría de las empresas españolas? ¿Es solo una casualidad insignificante para el Banco de España que uno de los países con salarios más bajos y el único de la OCDE en donde han bajado en términos reales sea el que tiene más paro?

EL sectarismo ideológico que motiva los pronunciamientos neoliberales del Banco de España y de la mayoría de los economistas que trabajan allí les impide comprobar que el efecto de los salarios mínimos en la teoría económica es una de las cuestiones más controvertidas y que no se puede mantener como inequívocamente cierto que su subida tenga un efecto negativo en el empleo, tal y como se quiere trasladar a la opinión pública. Es más, hay quizá mayores evidencias de todo lo contrario.

PARA poder demostrar que el salario mínimo más elevado supone en cualquier caso una rémora para crear empleo hay que adoptar una hipótesis de partida que es completamente irrealista: que los mercados funcionan como si fuesen de competencia perfecta (en realidad, incluso así se puede refutar esas conclusión, pero no puedo entrar en este texto breve sobre este asunto más complicado). Fuera de esa irreal condición, el efecto de salarios mínimos más elevados es muy dudoso, e incluso puede ser considerado como positivo para el empleo en muchas condiciones, y en mayor medida en situaciones de recesión como la actual.

EN 2007, 650 prestigiosos economistas estadounidenses, entre ellos cinco Premios Nobel, firmaron un documento reclamando subidas del salario mínimo defendiendo que eso apenas tendría efectos negativos sobre el empleo y que, por el contrario, permitiría aumentar el bienestar de los trabajadores con bajo salario. (Hundreds of Economists Say Raise the Minimum Wage).


LOS profesores Andrajit Dube,
T. William y Michael Reich publicaron en 2010 los resultados de una investigación en la que analizaron lo ocurrido en los últimos 20 años en Estados Unidos demostrando que, lejos de impedir la creación de empleo, la subida del salario mínimo tuvo efectos positivos sobre el consumo y sobre el conjunto de la economía de aquel país (Minimum Wage Effects Across State Borders: Estimates Using Contiguous Counties. En el mismo sentido: Sylvia Allegretto, Arindrajit Dube y Michael Reich Do Minimum Wages Really Reduce Teen. Employment? Accounting for Heterogeneity and. Selectivity in State Panel Data).

OTROS dos, David Card y Alan Krueger, comprobaron en otro estudio que en New Jersey, donde el salario mínimo había aumentado, creció el empleo, y que en Pennsylvania, donde se había mantenido constante, se redujo (The Effects of Increases in the Minimum Wage). Estos últimos autores señalan que  lo más que se podría llegar es a decir que tendría que darse una subida del 10 por ciento en el salario mínimo (es decir, 17 veces mayor que la que el Banco de España critica) para que quizá se produjese una caída del 1 por ciento en el empleo).

OTROS muchos estudios han demostrado, con datos de la realidad de diferentes países en la mano, que las subidas del salario mínimo, lejos de ser negativas, pueden ser muy positivas para la economía por diversas razones:

- DISMINUYEN las rotaciones en el empleo, y por tanto la temporalidad, lo cual, entre otras cosas, reduce los costes de formación que tienen que afrontar las empresas porque los empleados permanecen más tiempo en sus puestos de trabajo.

- AUMENTAN la oferta de trabajo pues incentivan que se incorporen más personas a la búsqueda de empleo.

- INCREMENTAN la productividad, porque hacen sentirse mejor a los trabajadores y comprometerse en mayor medida con los resultados de las empresas.

- INCENTIVAN la innovación porque es sabido que el bajo coste salarial lleva a las empresas a utilizar el trabajo como una alternativa a la incorporación de nuevos procesos y tecnologías novedosas, ya que si hay bajos salarios resultan comparativamente más caras.

- MEJORAN la salud y las condiciones de vida de los trabajadores, de modo que se permiten ahorrar recursos en gasto sanitario.

- DISMINUYEN la pobreza lo que, además de ser humanamente muy satisfactorio, reduce también los gastos en políticas sociales.

- AUMENTAN el consumo y la demanda efectiva y de ahí la actividad económica en general y, por tanto, el empleo. En Estados Unidos, por ejemplo, se ha calculado que aumentar el salario mínimo en 2,40 dólares la hora de 2012 a 2014 aumentaría el Producto Nacional en 25.115 millones de dólares y crearía 103.000 empleos (David Cooper, A rising tide for increasing minimum wage rates).

- INCLUSO se ha podido comprobar que los incrementos en el salario mínimo en las empresas que tienen más abundancia de trabajadores con salario bajo o muy bajo no repercute apenas en sus costes laborales totales, porque suelen dedicar más cantidad a los grupos de salarios elevados.

¿POR qué el Banco de España no tiene en cuentas estas consideraciones cuando habla de salario mínimo? ¿Por qué no considera que es vergonzoso referirse al salario mínimo como peligro para el empleo cuando el actual tiene un poder de compra que es casi un 20 por ciento menor que el de 1979? Si ha estado bajando en términos reales y el desempleo ha aumentado o ha bajado con independencia de ello, ¿cómo puede decir que aumentará si el salario mínimo sube ahora una miseria?

NO deseo ni puedo hacer aquí un análisis exhaustivo de los estudios que se han hecho sobre el impacto del salario mínimo sobre el empleo en todo el mundo, y ni siquiera en relación con la economía española. Solo me gustaría señalar que los resultados son, en cualquier caso, muy dispares, y que de ningún modo se puede sostener como si fuese una verdad científica que un salario mínimo más elevado es negativo para el empleo.

BASTE señalar que los estudios realizados en España también demuestran que en nuestra economía tampoco se puede afirmar taxativamente una conclusión de ese tipo, como se empeña en hacer creer el Banco de España, oficialmente o a través de los estudios que publica, siempre con el mismo enfoque. Una investigación reciente concluía que si el estudio se realiza por comunidades autónomas “se obtiene un efecto negativo del salario mínimo sobre el empleo en ocho comunidades (Asturias, Cantabria, Castilla y León, Baleares, Canarias, Navarra y el País Vasco); en dos (Valencia y Cataluña) el efecto acumulado continua siendo positivo y significativo, y en el resto de las regiones los efectos encontrados son estadísticamente despreciables” (María Inmaculada González Güemes, Carlos A. Pérez Domínguez, Sergi Jiménez Martín, Los efectos del salario mínimo sobre el empleo juvenil en España: nueva evidencia con datos de Panel). En otro más antiguo incluso se puso de evidencia que incrementos del 1% en el salario mínimo respecto al salario medio del sector producían aumentos del 0,32% en el empleo en la industria (Antonio Caparrós y Lucía Navarro, Influencia del salario mínimo en el empleo de la industria española) o, como se ha mostrado en varios de ellos que, si acaso, serían mínimos, tan solo negativos para el empleo juvenil adolescente, o más bien condicionados por la situación del ciclo o por otros factores macroeconómicos.

EVITAR que aumente el salario mínimo, y en general todos los salarios, es un error gravísimo y ahora mucho mayor que en ninguna otra coyuntura. No solo se trata de una medida injusta porque hace sufrir a los trabajadores más desprotegidos solo para que se beneficien en mayor medida la población más rica. Además, es una forma de limitar el beneficio de las empresas productivas y la creación de empleo. De ahí la oportunidad de propuestas como las de Thomas Palley (que el Banco de España oculta intencionada e ilegítimamente) orientadas a garantizar un salario mínimo global, insisto no solo por razones morales y de justicia sino de pura supervivencia económica (ver Thomas Palley on a global minimum  wage system).

EL Banco de España es una institución del Estado y no debería ser un cobijo exclusivo del pensamiento neoliberal. La democracia es esencial para la vida económica y, sin embargo, está por completo ausente de una institución que, con dinero de todos, se dedica a divulgar las ideas y a justificar las políticas que benefician solo a unos pocos. Si el Banco de España no cumple tareas de servicio público y si no permite que en su seno se muestren la diversidad de ideas y las distintas posiciones que existen en el pensamiento económico, debería ser intervenido. Para que de verdad haya democracia, las decisiones deben basarse en la manifestación y en la toma en consideración de todas las opiniones y preferencias, y no solo las de una parte de la población. Por eso, para que la haya en España, hay que empezar a pedir responsabilidades al Banco de España por las mentiras que dice y por el daño está haciendo a la inmensa mayoría de los españoles.

PUEDE
consultar aquí la página web Juan Torres en http://www.juantorreslopez.com

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