El Observatorio Municipal de Medio Ambiente Urbano dice: “El resultado es decepcionante (…) No es una cuestión objetiva, es una cuestión de legalidad”
24/04/13. Sociedad. El Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU) del Ayuntamiento de Málaga expresa su parecer sobre la “polémica sobre los chiringuitos en las playas de la Caleta” que “ha sido una de las temáticas principales de las últimas semanas”. Unas obras presentadas y defendidas por el Consistorio malagueño, principal valedor de las mismas; “Para ser actuaciones que mejoran la sostenibilidad de las playas, como señalaba el BOJA donde publicaron su construcción, y haber recibido fondos comunitarios que deben garantizar a priori una extrema protección del paisaje urbano, el resultado es decepcionante”. Una información de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.
PARA el concejal de Turismo de Málaga Damián Caneda las nuevas construcciones en las playas de La Malagueta y La Caleta son “demasiado grandes y opacas” y una prueba de que “algo falla” en las administraciones. Para el presidente del PP de Málaga y del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, Elías Bendodo, son “chocantes” y tienen “pocas posibilidades de cambio”. Para el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, necesitan “plantan trepadoras o buganvillas” para mejorar. El Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU) del Ayuntamiento de Málaga ha sido el último organismo municipal que ha intervenido en este debate para decir, básicamente, una cosa: las nuevas construcciones además de feas incumplen la Ley y atentan contra la sostenibilidad del territorio.
EL OMAU, dirigido por Pedro Marín Cots, a la sazón director de recursos europeos y máximo conseguidor de fondos Feder de la UE en el Ayuntamiento de Málaga, utiliza su boletín electrónico de noticias para marcar distancias con un proyecto que tiene a la concejala de Playas, Teresa Porras, como portavoz y aliada de los intereses de la Asociación de Empresarios de Playa de Málaga, autora y promotora de la obra.
MARÍN Cots dispara sobre el proyecto, pero evita cualquier mención al Ayuntamiento, como si la actuación nada tuviera que ver con el Consistorio que la aprueba y lleva a cabo: “La polémica sobre los chiringuitos en las playas de la Caleta ha sido una de las temáticas principales de las últimas semanas. Para ser actuaciones que “mejoran la sostenibilidad de las playas”, como señalaba el BOJA donde publicaron su construcción, y haber recibido fondos comunitarios que deben garantizar a priori una extrema protección del paisaje urbano, el resultado es decepcionante”.
EL director del OMAU recoge además la opinión de uno de sus viejos conocidos y amigos, el urbanista Álvaro García-Cabrera, exletrado de la Gerencia Municipal de Urbanismo de Málaga: “Nos inunda un mar de legislación. La Unión Europea, las Cortes Generales, y el Parlamento de Andalucía no cesar de aprobar disposiciones normativas sobre protección del patrimonio natural y urbano y del paisaje. A ello se unen las disposiciones generales de carácter normativo (planes, reglamentos y ordenanzas) que dicta la propia Administración ya sea autonómica o local. Y resulta que todo esto no sirve de nada a la hora de autorizar unos mamotretos sobre la orilla del mar, en las playas de la Malagueta y la Caleta. No se trata de una cuestión subjetiva (los nuevos restaurantes en construcción, en otro lugar podrían pasar por unos edificios discretos), es una cuestión de legalidad. La Ley de Costas (art. 30) contempla una zona de influencia de 500 metros desde la ribera del mar dentro de la cual “se deberá evitar la formación de pantallas arquitectónicas o acumulación de volúmenes” y ello, desde una nueva concepción del dominio público marítimo-terrestre, en orden al mantenimiento de su integridad y para “asegurar la efectividad del derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado”.
AÚN abunda más en la cuestión García-Cabrera: “El Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Málaga (POTAUM) incluye entre sus determinaciones el denominado “Corredor Litoral”, que comprende el dominio público marítimo-terrestre, y sus zonas de servidumbre e influencia, con una regulación más protectora que la Ley de Costas, al punto de establecer medidas de recuperación del litoral que pasan, entre otros aspectos, por compeler al planeamiento urbanístico general para “la supresión de los usos, edificaciones o instalaciones existentes que sean contrarios a los criterios establecidos por la Legislación de Costas...) o a la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía. El último ejemplo de normas protectoras del litoral es el reciente Decreto-Ley 5-2012, de 27 de noviembre, de medidas urgentes en materia urbanística y para la protección del litoral en Andalucía, por el cual se crea una nueva figura de planeamiento territorial y cuyo objeto es establecer “objetivos, criterios y determinaciones para la protección, conservación y puesta en valor de las zonas costeras de Andalucía” ¿Cómo es posible que con todo este arsenal normativo, que es un mínima muestra de la frondosa legislación existente, se puedan autorizar unas construcciones sobre la arena del mar que taponan la contemplación de la playa?. Yo no tengo una única respuesta, pero desde luego es incomprensible”.
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