Casi ‘esclavitud’. SALSA hace firmar contratos de arrendamiento de las parcelas agrícolas en precario. Con una duración de 9 meses que impiden que la inversión de los agricultores sea rentable
Los trabajadores no entienden cómo encaja el planteamiento de ‘espacios verdes libres’ que ‘vende’ la constructora SALSA con el campo de golf, los hoteles y las 700 viviendas que quiere construir
Se puede consultar el manifiesto ‘No al Plan Larios en Maro’ contra la megaurbanización en Maro (AQUÍ) y todos sus firmantes (AQUÍ). Y se pueden unir al mismo pinchando en su web (AQUÍ) o por correo a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
24/05/17. Medio ambiente. Como viene informando EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com la inmobiliaria SALSA (antigua Sociedad Azucarera Larios S.A) del Grupo Larios, pretende construir en la zona protegida de Maro (Nerja), una megaurbanización con un campo de golf de 18 hoyos, 680 viviendas de lujo y varios hoteles de cinco estrellas. Ante las intenciones desarrollistas...
...de la empresa, un colectivo ciudadano de la zona, creó la plataforma ‘Otro Maro y Nerja es Posible’ (AQUÍ) con la intención de proteger la localidad de este proyecto urbanístico promoviendo el manifiesto ‘No al Plan Larios en Maro’. En publicaciones anteriores (AQUÍ), esta revista expuso varios de los problemas que presenta el proyecto de Salsa, como el impacto negativo que tendría en el medioambiente, la modificación del PGOU actual de Nerja (que sería necesario para llevar a cabo este proyecto) y de las diversas protecciones de las que goza el territorio en la actualidad. Sin embargo, una de las principales preocupaciones de los residentes de la zona es el futuro de la agricultura tradicional que se lleva practicando en Maro desde hace más de 400 años.
LA situación actual de los agricultores de Maro (Nerja), es delicada. Desde hace algunos años, la propietaria del territorio (la inmobiliaria Salsa), arrenda estas tierras con contratos precarios que tienen una duración de nueve meses. No habría problema si no fuera porque es un período inverosímil para la actividad que se ejerce en la zona, la agricultura tradicional. Es un hecho que, desde el inicio de la plataforma ‘Otro Maro y Nerja es Posible’, se denuncia por parte del colectivo. En el decálogo de medidas que proponen desde la organización (AQUÍ), el punto 9 se reserva para este caso: “Negociar con Larios la desprecarización de los contratos de arrendamientos de las parcelas agrícolas (actualmente de nueve meses) y ampliarla por un periodo suficiente para que la inversión realizada por los arrendatarios sea rentable. Autorizar la plantación de árboles subtropicales”. En la duración de los contratos reside el problema, los agricultores no tienen asegurada la continuidad de los contratos, por lo que no pueden arriesgarse con cosechas que requieran de más tiempo y les aporten más beneficios. Ahora, la situación para ellos es precaria, el dinero y tiempo que invierten en la tierra es superior a los beneficios que obtienen de las cosechas, por lo que se producen pérdidas.
UN agricultor anónimo que reside en Maro, comenta a esta revista que hace algunos años, la gente de Maro no era consciente de que estas tierras eran accesibles para cualquier persona y se podían arrendar. Explica que hace unos cuatro años hubo una “estampida”, y varias familias se retiraron de las fincas que poseían porque el precio de los alquileres se disparó entonces. “El alquiler subió un 300% en casi todas ellas, de repente. De costar una finca entre 500 y 1.000 euros al año, pasó a 3.000 o 3.500 euros”. Las familias, aclara el agricultor, acudían a las fincas para pasar los domingos o vacaciones y tenían huertos que cultivaban para su consumo propio, por lo que al subir tanto los precios de los alquileres, dejaron de querer las tierras. “Ahí fue cuando nos encontramos la posibilidad de acceder a ellas”, apostilla. Previamente, asegura que nadie “soltaba las fincas, porque pagaban muy poco en un sitio privilegiado y estaban contentos con ellas. Aparte hay una tradición de agricultura en este pueblo que ahora mismo se está perdiendo bastante”.
ESTE agricultor, que quiere mantener el anonimato por las represalias que puedan tener sus declaraciones, cuenta que estas tierras “invitan a un cultivo de tropicales” sin embargo los nueve meses de contrato no son suficientes para este tipo de plantación: “Cuando te planteas un cultivo con un período mínimo de cinco años para cosechas, pues se te quitan las ganas, entonces bueno, aunque sea una huerta, el trabajo previo para preparar una tierra decentemente supone un coste y un trabajo que muchas veces no quieres asumir, porque con un período de nueve meses sabiendo que te pueden echar en cualquier momento, pierdes un poco la energía de hacer un proyecto a largo plazo, que es lo que necesitan unas tierras como las de Maro para revitalizarse un poco”.
LOS costes derivados de esta actividad varían dependiendo del perfil del agricultor, “muchos de los neocolonos, como nos llaman a los que hemos llegado hace unos años aquí, estamos trabajando la agricultura ecológica, entonces aparte de no utilizar muchos pesticidas, insecticidas, herbicidas y demás que se vienen empleando generalmente en estas tierras, pues esto es un coste añadido porque tienes que cubrir la tierra con coberturas vegetales, hacer un trabajo a mano, que es mucho más tiempo que el que te exige pasar un químico y deshacerte de la hierba por ejemplo”, explica el agricultor y especifica que: “Trabajar una tierra para una cosecha anual, el mínimo gasto es el coste del agua, que ha subido, este año se ha multiplicado por cuatro. El mantenimiento de las acequias que estaba prácticamente perdido, el abono, porque ganado no hay, entonces al final tienes que comprar estiércol, paja, más el mantenimiento si tienes productos que utilizar en tus plantas y demás, pues depende las tierras que tengas y la extensión de terreno que plantes, oscila mucho. Una tierra de tres majales o cuatro de cultivo de árboles y hortalizas puede costar 500 o 600 euros en el año”. Añade que el alquiler de una finca pequeña ronda los 1.000 euros anuales, pero que si tienen aperos el precio puede ascender hasta los 3.800 euros.
EL proyecto de Salsa, aclara el agricultor, incluye la plantación de 1.000.000 de árboles de aguacate, “por lo que el perfil de la agricultura tradicional que se practica en estas tierras desaparecería absolutamente”. Explica que en Maro hoy día “todavía se emplea tracción animal para labrar fincas, para pasar los arados, todavía se ven bueyes trabajar por aquí, los caballos, la gente con sus pequeñas huertas para consumo propio, las familias que vienen a pasar el día aquí para disfrutar del campo, del entorno, y creo que todo eso (proyecto de Larios) es una amenaza para toda esa cultura que viene practicándose hace 400 años aquí en estas tierras”. En relación al megaproyecto urbanístico de Maro, el agricultor opina que: “El campo de golf nos vende un concepto también de agricultura pero está muy lejos de la agricultura tradicional, para mí, creo que el final de la tradición agrícola de estas tierras es el campo de golf de Larios”.
EL colectivo de agricultores no comprende del todo el planteamiento del proyecto de la inmobiliaria, la fuente consultada indica que: “Una de sus etiquetas es ‘espacios verdes libres’, yo no entiendo que un campo de golf sea un espacio libre”, y critica la actitud negligente de la empresa: “Hay una dejadez por parte de Larios que ha permitido que caminos históricos se hayan vallado por parte de particulares que están alquilando las tierras, entonces el camino litoral que antes unía la población de Nerja con Maro no se puede transitar, pues está cortado por fincas, por vallas. Se ha permitido el chabolismo en muchas de las fincas, y todo eso ha sido bajo la mirada atenta de Larios, ellos están pendientes de todo lo que sucede en sus tierras, pero no han hecho nada por combatir un poco esa dejadez” y recalca que “si estas tierras se mantuviesen medianamente decentes, habría un paseo precioso, habría una oportunidad para el turismo y toda la gente de Nerja y Maro de darse un paseo por estas tierras y contemplar cómo se trabaja, y eso no me cabe en el proyecto de Larios aunque lo etiqueten como espacios verdes libres, porque es un campo de golf que te va a prohibir acercarte a los acantilados, hoy en día te puedes acercar a los acantilados a echar un vistazo al mar desde allí, a darte un paseo por las tierras, a ver el recorrido del gua por los brazales, y ese proyecto lo que va a hacer es impedir el acceso libre a esos espacios”.
CUENTA además, que “no es viable mantener las estructuras de las acequias porque traviesan los mismos hoyos del campo de golf, por lo que no entendemos muy bien la propuesta de Larios”. Y recuerda, que la mitad del campo de golf está emplazado en un sitio donde está prohibido por ley, refiriéndose al Plan de Protección del Corredor Litoral de Andalucía que ya mencionamos (AQUÍ) y que especifica que en los primeros 200 metros de la playa están prohibidas las instalaciones recreativas y deportivas (donde se emplazarían varios de los hoyos del campo de golf). Recordamos que la inmobiliaria Salsa, es propietaria única de los terrenos situados a levante del término municipal y la zona en la que quiere desarrollar este plan se encuentra protegida por el PGOU vigente de Nerja, el Plan Especial de Protección del Sitio Histórico Pintoresco de Maro, el Plan de Ordenación Territorial de la Axarquía (POTAX) y por el Plan de Protección del Corredor Litoral de Andalucía (PPCLA) y está declarado en parte como Bien de Interés Cultural (BIC). Cada vez, son más los que apoyan la iniciativa de la plataforma ‘Otro Maro y Nerja es Posible’ y ya se han recogido más de 1.000 firmas en contra del proyecto de Salsa.
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