Los representantes vecinales explican que su rechazo a las construcciones se basa “en los propios documentos oficiales que existen y en estudios científicos”

29/12/06 MÁLAGA. Cuatro manifestaciones multitudinarias en Málaga y en el Valle del Guadalhorce  y continuos actos de protesta en contra de proyecto de Río Grande no han bastado para la derogación de este polémico plan aunque han logrado paralizarlo.

Los representantes vecinales explican que su rechazo a las construcciones se basa “en los propios documentos oficiales que existen y en estudios científicos”

29/12/06 MÁLAGA. Cuatro manifestaciones multitudinarias en Málaga y en el Valle del Guadalhorce  y continuos actos de protesta en contra de proyecto de Río Grande –una presa a la altura de Cerro Blanco con 38 kilómetros de canalizaciones– no han bastado para la derogación de este polémico plan aunque han logrado paralizarlo. Las últimas declaraciones de Antonio Rodríguez Leal, director general de Cuenca Mediterránea, acusando a la Coordinadora de Río Grande de “distorsionar el proyecto” y crear “alarmismo y confusión”, secundadas por el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre – “si se retira parte de agua que va al mar no debe haber problema”– y por la consejera de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía – “es una obra social” – lejos de convencer no han hecho sino avivar los ánimos de los opositores al proyecto. Salvador Sánchez, portavoz de la Plataforma de Río Grande se muestra convencido de que caerá finalmente por el amplio movimiento ciudadano que se ha levantado en contra “que conoce perfectamente el daño ecológico y social que conlleva”, puesto que “más allá de las declaraciones políticas, nos hemos basado en los propios documentos oficiales que existen sobre el azud y las canalizaciones y en estudios científicos”, explica a EL OBSERVADOR.

"LA gente no es ignorante y conoce perfectamente el alcance del proyecto –continúa Salvador Sánchez– saben que ya existe un azud en la Aljaima de Cártama, a menos de un kilómetro de la unión entre los ríos Grande y Guadalhorce que se lleva 16 hectómetros cúbicos. Es decir, que existe de hecho un impacto y que con este proyecto se cortaría el río y se rompería su ecosistema y el medio en el que viven 500 familias”. Sánchez se muestra indignado tras las declaraciones hechas desde las instituciones oficiales: “Su estrategia pasa por ponernos de exaltados y manipuladores y por fomentar la confrontación entre Málaga y el Valle”. 

"Y ahora dicen que si el proyecto se retira se pierden 48.000 euros, pues nosotros ya les hemos pedido que los destinen a las depuradoras de Coín, Alhaurín el Grande, Álora y Pizarra”, remacha el portavoz de la Coordinadora. 

POR su parte Francisco Puche, de la Red Andaluza de la Nueva Cultura del Agua, califica de “ridiculez científica” el argumento de que esa agua no se va a aprovechar si el azud no se construye porque va a parar al mar. “Eso es un debate superado hace años que no merece ni respuesta y me extraña que lo usen como argumento. Los ríos son entidades vivas, depuran las aguas, regeneran acuíferos, depositan las arenas en el litoral, alimentan la vegetación de las riberas, mantienen la biodiversidad vegetal y animal, forman parte fundamental de las señas de identidad de los pueblos, por no hablar de su carácter paisajístico y sentimental. Hay que entender ya que las masas de agua están conectadas unas con otras, son ecosistemas interdependientes, si rompes uno afectas a todos”. 

"NUESTRA postura no es ni más ni menos que la del presidente del Gobierno, quien en el debate de investidura dijo: quiero anunciar una nueva política del agua, una política que tomará en consideración tanto el valor económico como el valor social y el valor ambiental del agua, con el objetivo de garantizar su disponibilidad y su calidad, optimizando su uso y restaurando los ecosistemas asociados –explica Puche– y fíjese que se dice restaurar ecosistemas, no acabar con ellos”. 

HA sido precisamente el estudio que realizó este experto malagueño sobre del azud de Cerro Blanco, la piedra angular en la que se asientan las críticas al proyecto. En dicho documento se desmontan las inexactitudes en las que están cayendo algunos responsables políticos. De esta manera, si desde Cuenca Mediterránea se dice que “el azud no es una presa”, el informe saca a la luz el estudio de viabilidad de la actuación: ‘Proyecto de conducción desde la presa de Cerro Blanco (Río Grande) a la ETAP del Atabal (Málaga)’, de Acuamed, en el que se afirma que “el azud debe quedar ubicado aguas arriba de la futura presa de Cerro Blanco con el objeto de que (...)  la derivación de caudales pueda seguir operativa incluso durante la construcción de la presa.”   

IGUALMENTE el documento aclara que las intenciones explícitas con la construcción de la presa son las de sacar toda el agua que “sea necesaria”, y no sólo los 20 hm3 para los que se prevén inicialmente, como demuestra el mismo estudio de viabilidad y el tubo de 1.60 m de diámetro “con una capacidad  para derivar, caso de estar en pleno funcionamiento, hasta 126 hm3/año, es decir el río completo y medio más; y funcionando a la mitad del caudal (2m3/s), en las mismas condiciones, el tubo diseñado puede llevarse toda la aportación del río”. 

Y también se destapa que uno de los propósitos del proyecto es llevar agua a la futura central de ciclo combinado que construye GasNatural en Campanillas. En la Resolución de 14 de junio del 2006, de la Delegación Provincial de Medio Ambiente de Málaga, en la que se otorga  a la empresa GasNatural la autorización ambiental, se puede leer: “La refrigeración se realizará con agua residual tratada procedente de la EDAR del Guadalhorce (...) como medida de emergencia ante una parada (u otra razón) que impida el suministro del agua desde la EDAR (...) el Proyecto contempla la construcción de una línea de agua desde la presa del Tomillar, que servirá de abastecimiento a la Central hasta que se consiga restablecer el suministro desde la EDAR”. 

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