“Si has sido joven en los 80 recordaras que por aquel entonces llegó a España el furor por la comida china, o lo que nos decían que lo era. Esos restaurantes pintaban la fachada de rojo y daban de comer mucho gastando poco”
Cocina vegetal
Por Dela Uvedoble
20/04/21. Opinión. La conocida escritora malagueña Dela Uvedoble comparte con los lectores de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com recetas de ‘su’ cotidiana cocina vegetal: “Aquí encontrarán recetas sencillas y familiares, la mayoría malagueñas. Son las comidas que preparo para los míos, sanas, económicas y... totalmente vegetales”. Esta semana nos trae una...
...receta de berenjenas. Pasen y pónganse el delantal.
Receta 26. Berenjenas orientales “a lo fácil”
Si has sido joven en los 80 recordaras que por aquel entonces llegó a España el furor por la comida china, o lo que nos decían que lo era. Esos restaurantes pintaban la fachada de rojo y daban de comer mucho gastando poco. Eran guays como se decía, aunque a las abuelas les parecieran una atrocidad. Fueron los años en los que, además de abrirnos al mundo, nuestro paladar se rendía a la salsa de soja y al agridulce.
Hoy, ya superado el furor, la cocina oriental ha pasado a formar parte de los menús cotidianos, adaptándola al gusto patrio.
Para quien le apetezca disfrutar de esos exóticos sabores sin pasarse la mañana en la cocina, traigo esta receta.
Ingredientes
- 6 berenjenas orientales.
- 3 cucharadas de salsa de soja.
- 3 cucharadas de vinagre de arroz.
- 2 cucharadas de miel de caña (también llamada miel negra).
- 1 o 2 bayas de Cayena (esto según gustos), desmenuzadas.
- 2 cucharadas de sésamo (ajonjolí) tostado.
- Aceite de oliva (si queréis un toque más oriental, de girasol).
- Arroz largo aromatizado a jazmín como guarnición.
Preparación:
1) Cortad las berenjenas a lo largo, saladlas y untarlas con aceite. Hacedlas a la plancha o en sartén hasta dorarla por ambos lados.
2) Poned las berenjenas en una cazuela, añadid dos vasos de agua, la salsa de soja, el vinagre, la miel de caña y la Cayena y cocer a fuego suave hasta que las verduras estén tiernas.
3) Sacad las berenjenas y ponedlas a escurrir.
4) Reducir el líquido de la cazuela hasta que se haga una salsa con cuerpo, pero no muy espesa.
5) Emplatad las berenjenas vertiendo la salsa, muy caliente, por encima y espolvorear con sésamo. Servir con el arroz largo aromático de acompañamiento.
Un poco de historia
La berenjena oriental (también llamada china, japonesa o ‘Long aubergine’), es la hermana asiática de la berenjena común. La diferencia está en su delgadez y largura, además de poseer una piel fina de tono lila. Es de sabor delicado y apenas tiene semillas, siendo menos amarga que la occidental, por eso no es necesario remojarla en cerveza o gaseosa ni dejarla escurrir con sal para suavizarla.
Como propiedades beneficiosas podemos destacar su efecto saciante, que reduce el colesterol y el riesgo de padecer arteriosclerosis. Es depuradora del hígado y muy recomendable para diabéticos.
Según la tradición...
Si un japonés sueña con berenjenas en la primera noche de Año Nuevo (Hatsuyume) significa que tendrá un buen año (aquí hay desacuerdo pues unos dicen que es la del 31 de diciembre al 1 de enero y otros la del 1 al 2). Para mayor confusión, antes de que Japón adoptase el calendario gregoriano, la noche en cuestión llegaba antes del Risshun, el primer día del año Nuevo lunar.
En el mes de agosto los nipones celebran un festival para honrar a sus difuntos (Obon). Durante tres días la familia acude al cementerio a limpiar las tumbas, poner flores y vasos con agua y sake. También se ofrenda la comida favorita del difunto, entre fogatas y bailes.
Esta fiesta es muy parecida al ‘Día de muertos’ que se celebra en México.
Las tradiciones varían de familia en familia y de región a región. La comida tiene un gran significado religioso. Una de las ofrendas más populares es el Mizunoko, una mezcla de berenjena cruda cortada en cubos y arroz sin cocer dispuestos sobre hojas de persimón. Se colocan sobre las tumbas y sirven como piscolabis para que los antepasados tengan energía y puedan regresar al cielo.
Para los budistas es casi sacrilegio tirar comida, sin embargo, nadie toca lo destinado a los ausentes. Transcurrida la ceremonia la entierran o arrojan a un río.
*Por supuesto sé que China y Japón son países distintos y distantes, pero los une el cultivo, consumo y ‘adoración’ de este tipo especial de berenjena.
Misticismo oriental
Hay dos libros imprescindibles en la tradición China: ‘Tao te king’ de Lao Tse y ‘El arte de la guerra’ de Sun Tzu, ambos escritos a. C. pero que llegan a nuestros días frescos y con aplicaciones a la vida practica. Suelen usarlo tanto las empresas para formar a sus empleados como el estudiante que se empeña en que le cunda el estudio.
Lao Tse (del que muchos historiadores dudan de su existencia) nació seiscientos años antes de Cristo, de una virgen (¿os suena?), que lo llevó en su vientre ochenta años y lo dio a luz por la axila izquierda al provocarle el parto un rayo de sol que entró por su boca mientras siesteaba bajo un ciruelo (tomad castañas, surrealistas). El niño tenía el aspecto de un anciano con cabellos y barbas blancas, mostrando su sabiduría poniéndose, en cuanto se vio en el mundo, a meditar en silencio.
Dicen que Confucio fue en su busca para beber de su sapiencia. El contenido de la entrevista se desconoce, pero regresó a sus alumnos diciendo: “Yo he visto a Lao Tse; él es como un dragón”. Desde luego un ser fantástico capaz de expresar pensamientos como este:
Treinta radios se unen en el centro
Gracias al agujero podemos usar la rueda
El barro se modela en forma de vasija;
Gracias al hueco puede usarse la copa
Se levantan muros en toda la tierra;
Gracias a las puertas se puede usar la casa.
Así pues, la riqueza proviene de lo que existe,
Pero lo valioso proviene de lo que no existe.
La lectura de este libro, paradójico y sabio sin ser un tratado de ética, ni filosofía ni religión, nos sitúa a las puertas del conocimiento, invitándonos a traspasarla.
De ‘El arte de la guerra’ destaco estas dos frases:
Incluso la mejor espada, si se deja sumergida en agua, se oxida. Para mí germen de la parábola ‘los talentos’, versionada y ampliada bastante después por Jesucristo.
Y esta otra porque me gusta ser puntual:
El que llega primero al campo de batalla espera fresco la llegada del enemigo. Quien llega tarde al campo de batalla tiene que apresurarse y llega exhausto al combate.
No quiero dejar de nombrar el libro ‘Las noches de Tokio’ del profesor de literatura creativa y traductor editorial Antonio Luis Gómez Molero. Una exquisita novela donde rememora los quince años que vivió en la capital japonesa.
Con estos tres libros ya tenemos logrado el ambiente para tomarnos estas berenjenas, cerrar los ojos e imaginar que pisamos esas tierras lejanas, por desgracia confundibles en nuestra mente de occidentales, que tienen sin embargo historias tan diferentes y guardan entre ellas desencuentros y luchas.
Apellidemos a esta berenjena simplemente ‘Oriental’ y que sea compartida la gloria de su carne por quienes aprecien la bondad con que nos obsequia la tierra.
Qīng xiāngyòng / Dōzo omeshiagarikudasai (¡Disfruta tu comida!)