“Hoy en día las galletas tienen mala fama ganada en buena lid porque son demasiado calóricas y tienen nulo aporte nutritivo, pero ¿quien no las ha tomado de niño en tazón, remojándolas y haciéndolas papilla?”

Cocina vegetal

Por Dela Uvedoble


06/07/21. Opinión. La conocida escritora malagueña Dela Uvedoble comparte con los lectores de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com recetas de ‘su’ cotidiana cocina vegetal: “Aquí encontrarán recetas sencillas y familiares, la mayoría malagueñas. Son las comidas que preparo para los míos, sanas, económicas y... totalmente vegetales”. Esta semana nos trae...

...un postre. Pasen y pónganse el delantal.

Receta 37. Postre fiatetú

A todo el que lleva una casa le ha pasado. De repente te llaman un par de horas antes de la comida o cena avisándote de que se agregan a la mesa cuatro más. Y sin tiempo para ir a comprar. En estos casos una hace uso de callo y fondo de despensa sin más remedio. Fue en una de estas cuando se me ocurrió improvisar un postre con yogur y el resto de frutas desperdigadas que quedaba en la nevera. No es que haya inventado la pólvora que dulces así hay muy parecidos, pero por si acaso a alguien le saca de un aprieto y encima le hago quedar bien ahí va la receta del ‘Fiatetú’. Lo llamé así porque “fíjate tú” cómo se ejercitan las meninges cuando se está en un apuro.



Ingredientes

—Dos galletas María hojaldradas por vasito (las de marca Hacendado son veganas).

—Un poco de licor al gusto (yo he usado “Cafetino”, crema de café vegana).
—Miel de caña.
—Fruta troceada menudita (aquí paraguayas).
—1 yogur de soja, con trozos de fruta en este caso, por comensal.
* Para adornar: Lascas de almendras, coco rallado y cerezas naturales. Esta receta se presta a variaciones tantas como ingredientes tengas disponibles.



Elaboración

1)
Poner en vasitos o cuencos monos un par de galletas troceadas y bañarlas con el licor. Deben empaparse, pero no salir nadando.


2) Poner encima una cucharadita de miel de caña y extenderla.

3) Picar muy menuda la fruta, ponerla en un bol con el juguillo que haya soltado, espolvoread con canela molida y añadidle otra cucharada de melaza. Mezclar bien.

4) Echad sobre las galletas la mitad del vasito de yogur y extender. Verter un poco de la macedonia que hemos hecho y cubrid con el resto del yogur.

5) Adornad con la almendra laminada y la cereza bien lavada, espolvoreada ligeramente con coco rallado.

*Si lo van a comer niños sustituid el licor por leche vegetal endulzada con canela en polvo. Seguro que les gusta a todos.


Un poco de historia

Parece que fueron los egipcios los inventores de las “galletas”, al menos elaboraban una masa con trigo y miel dándoles formas de animales y humanos para ofrecerlas a las divinidades en épocas de grandes avenidas de lluvia.


Bastantes siglos después serían los franceses los que mejoraran la fórmula, cociendo la masa dos veces para quitarle humedad y que fuese más duradera.

El primer alimento que recibió el nombre de “galleta” fue un tipo de pan plano de larga conservación por eso era vianda indispensable para ejércitos y tripulaciones de barcos. Solían ser saladas más que dulces.

Los avispados empresarios ingleses James Peek y George Hender Frean, propietarios de la fábrica de galletas “Peek, Fread & Co”, decidieron crear las galletas MARÍA en 1874 con motivo del enlace real entre María Aleksandrovna de Rusia, hija del zar Alejandro II con Alfredo I duque soberano de Sajonia-Coburgo-Gotha, o sea, el Duque de Edimburgo. La boda se celebró en el impresionante Palacio de Invierno de San Petersburgo.



Fue tan buena la acogida de esta galleta para tomar con el té que pronto, la Marie biscuit, fue conocida en todo el mundo.

Redonda, de un tamaño moderado, con el nombre de la novia grabado en su cara superior pródigamente adornada, estaba hecha de masa fina y crujiente, con bajo grado de humedad lo que permitía mojarla en líquido caliente sin que se desmoronara con rapidez.

También su precio, más económico que otras galletas, contribuyó a su popularidad.

A España llegó de la mano de de dos marcas de renombre: Artiach (1907) y Fontaneda (1913) competidoras entre sí, aunque su auge llegaría en la posguerra.

Hoy en día las galletas tienen mala fama ganada en buena lid porque son demasiado calóricas y tienen nulo aporte nutritivo, pero ¿quien no las ha tomado de niño en tazón, remojándolas y haciéndolas papilla? Aún de adultos nos consuela de un frío día invernal, de calendario o circunstancias, el tomarlas.

En este postre Fiatetú utilizo dos por ración, aporte que no va a desequilibrar la dieta de nadie.

Pese a todo las galletas siguen en la despensa, aunque las consumamos de manera ocasional. De tentempié, como base para tartas y chesecakes, meriendas, desayunos y cenas en modo vagancia, acompañadas de un trozo de chocolate.

Para terminar, os dejo un cuento de Jorge Bucay que os dejará buen sabor de boca con los únicos efectos secundarios de engordar la satisfacción y el saber.

Jorge Bocay


‘Galletitas’, un cuento de Jorge Bocay

A una estación de tren llega una tarde una señora muy elegante. En ventanilla le informan que el tren lleva retraso y que se demorará una hora.

Fastidiada va al puesto de diarios y compra una revista, luego pasa al kiosco y compra un paquete de galletitas y una gaseosa.


Preparada para la forzosa espera se sienta en uno de los largos bancos del andén. Mientras hojea la revista un joven se sienta a su lado y comienza a leer un diario.

Imprevistamente la señora ve por el rabillo del ojo como el muchacho, sin pronun palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después de sacar una comienza a comérsela despreocupadamente.


La mujer está indignada. No quiere ser grosera, pero tampoco a hacer cuenta de que nada ha pasado, así que, con gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galleta que exhibe ante el joven y se la come mirándolo fijamente.

Por toda respuesta el joven sonríe… y toma otra galleta. La señora gime un poco, toma otra nueva galletita y con ostensibles señales de fastidio, se la come sosteniendo de nuevo la mirada al muchacho.

El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, el joven cada vez mas divertido.

Finalmente, la señora se percibe de que en el paquete queda solo la última galleta. “No podrá ser tan caradura”, piensa. Y se queda como congelada mirando alternativamente al joven y a las galletas.


Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última y, con suavidad, la parte exactamente por la mitad. Sonriendo ofrece media a la señora.

—¡Gracias! -dice está tomándola con rudeza.
—De nada -contesta el joven sonriendo angelical mientras come su mitad.

El tren llega.

Furiosa, la señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar, desde el vagón ve al muchacho todavía sentado en el banco del andén y piensa: “¡insolente!”.

Siente la boca seca de ira. Abre la cartera para sacar la lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado, su paquete de galletitas… ¡intacto!

*Jorge Bucay (bonaerense 1949) es, además de escritor, médico especialista en enfermedades mentales, fiatetú.

Que disfrutéis texto y postre.

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