“A mi parecer y en la versión libre que mi loca imaginación me dicta, Dahl, Daal, Dal o Dahl, se puede traducir por “cazuela” o “potaje de”, siendo el de lentejas el más común”
Cocina vegetal
Por Dela Uvedoble
09/11/21. Opinión. La conocida escritora malagueña Dela Uvedoble comparte con los lectores de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com recetas de ‘su’ cotidiana cocina vegetal: “Aquí encontrarán recetas sencillas y familiares, la mayoría malagueñas. Son las comidas que preparo para los míos, sanas, económicas y... totalmente vegetales”. Esta semana nos trae una...
...receta de dahl de lentejas y batatas. Pasen y pónganse el delantal.
Receta 46. Dahl de lentejas coral y batatas
La palabra Dahl es el término con el que se refieren a las legumbres secas en la India; por extensión también llaman así a los guisos elaborados con estas. A mi parecer y en la versión libre que mi loca imaginación me dicta, Dahl, Daal, Dal o Dahl, se puede traducir por “cazuela” o “potaje de”, siendo el de lentejas el más común.
Aprovechemos que es tiempo de batatas para cocinar esta receta sana, sencilla y saciante, llena de color y sabor.
Ingredientes
—2 batatas de buen tamaño.
—300 gr de lentejas rojas o coral.
—1 yogur natural de soja, sin azúcar.
—800 ml de caldo de verduras.
—Un par de cucharadas de salsa de tomate (o una de tomate concentrado).
—Ralladura de jengibre fresco.
—Curry molido (según gusto).
—1 cebolla.
—2/3 zanahorias.
—2/3 dientes de ajos.
—Aceite de oliva.
—Sal.
—Levadura nutricional.
—Ajo y pimienta en polvo.
—Queso vegano rallado (o la mezcla de anarcados molidos con levadura nutricional).
La levadura nutricional procede de la remolacha, tiene aspecto de copos escamosos claros y gusto a queso.
Preparación
1) Pelar y trocear las batatas poniéndolas a cocer en agua con sal. Cuando estén tiernas escurridlas y machacadlas con un tenedor hasta hacerlas puré.
2) Añadimos el yogur, dos cucharadas de levadura nutricional, una cucharadita de aceite, ajo en polvo y pimienta. Cuando lo encontremos sabroso, reservad.
3) Pelamos y picamos finamente la cebolla y las zanahorias y las pochamos en aceite, tapadas para que suden y queden jugosas.
4) Añadimos entonces la ralladura de jengibre (según gusto, pero cuidado que pica) y los dientes de ajos en rebanadas.
5) Cuando vaya tomando color se echa la salsa de tomate (dos cucharadas o una si es concentrado), el caldo y las lentejas. Llevamos a ebullición y dejamos cocer a fuego lento/medio para que tomen sabor. Estas legumbres se hacen enseguida porque vienen descascarilladas, en unos veinte minutos. Id mirando para que no acaben deshaciéndose.
6) Pasad el guiso a una fuente de horno y cubridlo con el puré de batatas, extendiéndolo con una lengua de silicona (si no tenéis sirve el revés de una cuchara y un poco de paciencia).
7) Espolvoread con el queso vegano rallado o el preparado anacardos + levadura nutricional*, opción más sana y rica para mi gusto, y gratinar hasta dorar.
8) Servir caliente.
Batata, esa dulce dama pelirroja
Bajo los nombres de batata, boniato, camote, moniato o papa dulce encontramos esta variedad de tubérculo con carne que va del naranja atardecer al nude más pálido. Asociada en nuestras latitudes al invierno ya es posible consumirla durante gran parte del año. Pese a sus propiedades nutritivas en España se las ha considerado hasta hace poco “segundonas” de la patata. Todos hemos oído contar a nuestros mayores que durante la guerra y postguerra se comían sustituyendo a esta. Entonces los paladares debían ser distintos pues a muchos desagradaba el sabor dulzón que daba a los guisos.
Hoy día aún es tradición comerlas asadas o cocidas junto a las castañas en los magostos, fiestas típicas que se celebran para festejar Santos y recordar difuntos, pero fritas y en guisos como este dan mucho juego y enriquecen el recetario.
Lentejas, ¿comida de viejas?
Pues si es así me declaro de la tercera edad desde la más tierna infancia, son mi potaje preferido con mucho. Forman parte de la dieta mediterránea desde hace 9.000 años.
De pequeña, la historia de Esaú y Jacob (Génesis 25/ 19-35), esos dos hermanos mellizos, aprovechado uno y bruto el otro, que trapichearon con la primogenitura por un plato de este guiso, me superaba.
Imaginaba a Jacob cubierto con una piel de carnero para que su padre ciego lo confundiera con Esaú, que era muy velludo, encima arropado por su madre, Rebeca, a la que no le daba cosita estafar al esposo. Folletín de Bollywood total, ¿no hubiera sido más ecuánime repartir?, pero claro, sin conflicto no hay cuento y el Antiguo Testamento es de lo más entretenido para leer por sus narraciones fantásticas.
Por cierto, cuando Esaú le pide las lentejas a su hermano le dice: “Oye, dame a probar de lo rojo, de ese rojo, porque estoy agotado” aludiendo sin duda al color del guiso.
Lentejas rojas, el coral de la India
Ya que mentamos por aproximación cinematográfica a la India hay que puntualizar que estas lentejas son originarias del país de los elefantes y las vacas sagradas. Allí son grandes consumidores de esta leguminosa, existiendo más de cincuenta variedades. Llama la atención su minúsculo tamaño y el exótico tono rojo coral que da a los platos. Tiene un gusto delicado y, al carecer de cáscara, es bien tolerado por personas con problemas intestinales.
Extraordinariamente ricas en en hierro y proteínas, aunque carezca del ácido esencial metionina, que se suple ingiriéndola con cereales o tofu.
Digestiva, saludable y preciosa, pocos alimentos las superan.
“Calila y Dimna”, el cuento del mono y las lentejas
“Calila y Dimna” es un libro de más de setenta relatos indios mandados traducir al castellano del árabe por Alfonso X el Sabio, a mediados del siglo XIII.
El ejemplar que poseo es la versión que hiciera el académico de la lengua José María Merino, editado por Páginas de espuma. La mayoría de los cuentos, fábulas, mejor dicho, son contadas por dos zorros. Otros surgen de la conversación entre el rey Diselem y su consejero y recoge los aspectos inmutables de la naturaleza humana y de las condiciones sociales. Sigue siendo un tratado de los comportamientos, no se ha quedado viejo, al contrario, reproduce aspectos vigentes de la vida cotidiana -cuenta el traductor.
Como viene bien traído aquí tenéis como muestra:
El mono y las lentejas
Dicen que un hombre cargado con un saco de lentejas entró en una espesura y como estaba cansado dejó el saco en tierra y se puso a dormir. Mientras dormía, bajó un mono de un árbol, cogió un puñado de lentejas del saco y se subió otra vez al árbol para comérselas. Mas se le cayó una lenteja de la mano y volvió a descender para buscarla, enredándose de tal modo con las ramas, que se le cayeron las demás lentejas que llevaba. No recuperó la primera y perdió todas las demás.
El hombre, al sentir que le caían las lentejas en el rostro, se despertó, recogió las que vio en el suelo, se las cargó en la espalda y siguió su camino.
El mono, por ambicioso y no conformarse con lo que ya tenia, lo perdió todo.
Además, el libro empieza así:
En tierras de la India había ciertas montañas en las que se criaban plantas de las que se decían tenían el poder de resucitar a los difuntos…
¿Quien nos dice que esas plantas no fueran las lentejas?, bueno, si, el cuento aclara la cuestión, pero ¿acaso no decimos de un buen potaje que “levanta a un muerto”?
Pues eso: Sahtein!
Puede ver aquí anteriores recetas de Dela Uvedoble.