“El pak choi es una planta que llega a alcanzar el medio metro de altura. Si se muerde un trocito crudo deja en la boca un ligero amargor, menos intenso que el de la endivia”
Cocina vegetal
Por Dela Uvedoble
30/11/21. Opinión. La conocida escritora malagueña Dela Uvedoble comparte con los lectores de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com recetas de ‘su’ cotidiana cocina vegetal: “Aquí encontrarán recetas sencillas y familiares, la mayoría malagueñas. Son las comidas que preparo para los míos, sanas, económicas y... totalmente vegetales”. Esta semana nos trae una...
...receta de col con arroz. Pasen y pónganse el delantal.
Receta 49. Col pak choi con arroz meloso
A primera vista el pak choi, paksoi o bok choi nos recuerda a una acelga rechonchita, pero está verdura china pertenece a la familia de las coles. Con hojas verde intenso y tallo blanco y prieto posee más valor nutritivo que sus primas.
La mejor manera de consumirla es al vapor o la plancha con tapadera, con cocciones no muy largas para saborear el tallo al dente. Si tenéis un wok durmiendo en el estante más alto llegó el momento de espabilarlo.
Ingredientes
—2 o 3 pak choi.
—Aceite de oliva.
—Salsa de soja o Tamari si os gusta que tenga más intensidad.
—Un puñado de pipas, de calabaza o girasol, peladas.
—2 dientes de ajo.
—Ajo en polvo.
—1 pimienta Cayena desmenuzada (si os gusta más picante… esto es a preferencia)
—Sésamo (ajonjolí).
—Jengibre rallado (un poquito, que pica).
Para la guarnición:
—1 taza de arroz especial para risotto.
—2 o 3 tazas de caldo de verduras.
—1 chorro de vino blanco.
—Pimienta blanca.
—Media cebolla.
—2 zanahorias.
—3 cucharadas soperas de levadura nutricional.
—Aceite de oliva.
Preparación
Haremos primero el arroz para que mientras cueza vayamos preparando la verdura.
1) Pochad la cebolla, las zanahorias y el jengibre. Cuando estén tiernas rehogar el arroz, refreirlo y antes de que empiece a quedar seco añadid el vino blanco, remover para que se evapore el alcohol e incorporad el caldo.
2) Dejad cocer a fuego medio y si veis que absorbe el líquido y el arroz no está tierno, id añadiendo más caldo. Incorporad la levadura nutricional (que le dará gusto a queso, pero con la ventaja de que no endurecerá el arroz al enfriarse, por lo que puede guardarse lo que sobra que seguirá estando apetecible). Veréis como los copos de levadura se disuelven muy bien.
3) Sazonar con pimienta blanca y rectificad de sal (recordad que el caldo de verduras ya lleva).
4) Una vez lavados y escurridos los pak choi cortadlos longitudinalmente y ponedlos sobre la plancha calentada con un poco de aceite de oliva, donde estarán dorándose laminados un par de ajos (si queréis un sabor más oriental utilizad aceite de lino o girasol).
5) Espolvoread con la pimienta, el ajo en polvo, las pipas, la cayena, el jengibre y por último bañad con la salsa de soja o tamari. Dejad hacerse y dad la vuelta para que se haga por ambos lados.
6) Mantened tapada la plancha o sartén pues los tallos tardan más en estar listos que las hojas. Estarán listos cuando el tallo alcance vuestro gusto de terneza.
7) Servid caliente junto al arroz.
*Hay quien lo marida con chupitos de sake.
Pak Choi, origen y beneficios
Los principales cultivadores de esta antigua verdura son China, Corea y Japón, aunque desde hace unos años se siembra en Europa. En España llega sobre todo de los invernaderos de Almería. La utilizada en esta receta viene con indicaciones de que son producidas de forma ecológica y sostenible, y a pesar de venir en una bolsa de plástico, afirma que esta es biodegradable.
El pak choi es una planta que llega a alcanzar el medio metro de altura. Si se muerde un trocito crudo deja en la boca un ligero amargor, menos intenso que el de la endivia. Saludable como todas las verduras, el pak choi es además rico en calcio, vitaminas C, A, K y B6, sin contar con su alto aporte de betacarotenos.
Y otra cosa, es de fácil digestión, muy recomendable en la cena.
De China no solo vienen los “todo a euro”
Se calcula que hasta el siglo XVII se habían concebido en China más textos escritos que en todo el resto del mundo. Los orígenes de la literatura china se remontan desde los más antiguos archivos oficiales dinásticos conservados (900 a. C.) hasta las obras de ficción surgidas durante la dinastía Ming (1369-1644) con el único motivo de entretenimiento.
El aprendizaje de la caligrafía china poco tiene que ver con nuestros occidentales “Cuadernillos Rubio” de la época de párvulos. Se necesitan muchos años para dominar la técnica que en chino se denomina shūfâ.
A propósito de esto hay un cuento chino (en la exacta acepción de la frase) que previene sobre la soberbia e invita a la modestia y la perseverancia. Dice así:
Xian Zhi era hijo del famoso calígrafo Yi Zhi. Cuando este trabajaba el pequeño se ensimismaba con el arte de su padre y todo su afán era ser como él.
Para ello empezó a practicar y al cabo de unos meses los vecinos y clientes del maestro empezaron a alabarlo, de tal manera que creyó que ya había igualado en arte y oficio a su progenitor.
Un día le enseñó orgulloso una docena de caracteres y Yi Zhi, que notó la vanidad de su hijo, no le hizo ningún comentario, pero sí una pequeña corrección, lo que convirtió el ideograma en otro totalmente diferente, pidiéndole que se lo enseñara a su madre.
Ella, después de mirar la obra del niño dijo: “Has progresando mucho pero aún te falta para alcanzar la maestría de tu padre - y señalando justo el trazo que había dado este añadió- esto se parece a su estilo, lo demás ni por asomo.
Triste, volvió a ver a su padre y le preguntó con humildad el camino a emprender para alcanzar la perfección.
—Es muy sencillo, hijo. Mira, ¿ves todas esas tinajas que hay en el patio?
El muchacho asintió, había docenas de ellas.
—De estudiante me dijeron que tenía que llenar de agua dieciocho tinajas y el día en que agotara la última gota para preparar tinta que usar para los ejercicios, sería un buen calígrafo.
Xian entendió perfectamente, llenó las vasijas y se puso a practicar día y noche.
Hubieron de pasar veinte años hasta agotarse el agua. Entonces su dominio de la shūfâ fue tal que pasó a la historia como el más grande de los maestros de los pinceles de toda China.
La tinta china es el hollín producido por la combustión de material resinoso disuelto en agua. No necesita aglutinante, aunque a veces, para hacerla resistente al agua se añadía gelatina o goma laca.
Antiguamente la tinta venía en barras sólidas que se frotaban con una piedra especial llamada suzuri, que son rugosas y poseen una cavidad para la tinta. Sobre ella se vierte un poco de agua y a continuación se muele la pastilla. Ambos materiales se van mezclando hasta que se consigue la densidad adecuada para su uso, que solo dura unos minutos pues la tinta así preparada se seca con facilidad y no se debe dejar que se endurezca sobre el pincel o la piedra.
Así que ya vemos que el proceso de escritura no era ni fácil ni apto para personas manazas e impacientes. Ahora comprendemos el por qué se tardaba veinte años en dominar el oficio de calígrafo.
El dicho “esto es un cuento chino” adquiere otra dimensión.
Puede ver aquí anteriores recetas de Dela Uvedoble.