“La Heura es una alternativa vegetal a la carne de pollo, casi idéntica en textura y sabor, un procesado que se obtiene extrayendo la proteína de la soja y sometiéndola a cambios de temperatura y presión”

Cocina vegetal

Por Dela Uvedoble


25/01/22. Opinión. La conocida escritora malagueña Dela Uvedoble comparte con los lectores de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com recetas de ‘su’ cotidiana cocina vegetal: “Aquí encontrarán recetas sencillas y familiares, la mayoría malagueñas. Son las comidas que preparo para los míos, sanas, económicas y... totalmente vegetales”. Esta semana nos trae una receta...

...de heura en salsa. Pasen y pónganse el delantal.

Receta 54. Heura en salsa de mozas y viejas

Vamos por partes. La Heura es una alternativa vegetal a la carne de pollo, casi idéntica en textura y sabor, un procesado que se obtiene extrayendo la proteína de la soja y sometiéndola a cambios de temperatura y presión. Se le considera la tercera generación de proteínas vegetales (tras el tofu y los texturizados).


En cuanto a las “mozas y viejas” es una salsa en la que intervienen como ingredientes uvas del tiempo y pasas.

Como acompañamiento del plato he escogido arroz rojo cocido. Un espectáculo de sabor.

Ingredientes

—Heura en trozos (se puede comprar a granel o envasada)

—Varios dientes de ajo
—Una medida de arroz rojo (hay que cocerlo en proporción 1 taza de arroz/3 tazas de agua)
—Sal


Para la salsa

—Una cebolla grandota
—Dos vasos de caldo de verduras
—1 cucharadita de “maicena”
—1 ramita de romero*
—1 ramita de tomillo*
—Un pellizco de orégano
—Pimienta blanca molida
—Aceite de oliva (la cantidad necesaria para pochar la cebolla)
—Un racimo pequeño de uvas
—Un puñadito de pasas
*Si tampoco tenéis como yo un huerto a mano, podéis utilizar las hierbas envasadas que ya vienen molidas.


Preparación

1)
Poned a cocer el arroz rojo según la proporción que indique el envase (si lo compráis a granel preguntad al vendedor (normalmente como ya he dicho es 1 medida arroz x 3 de agua). No olvidéis de poner sal en el agua. Escurrid bien y reservad.

2)
Pochad la cebolla cortada muy fina en el aceite a fuego lento hasta que esté tierna. Un truco es poner una pizca de sal para que suelte el agua más pronto.

3)
Agregar los dos vasos de caldo. Si lo preferís podéis pasar este fondo por la batidora de brazo para que la cebolla no se note. Cuando hierba pasad al paso siguiente.

4)
Diluid en dos dedos de caldo la “maicena” y añadirlo. Salpimentar.


5) Incorporad las pasas y las uvas lavadas.

6) Dejad cocer con fuego bajo removiendo para que no se pegue. Si la salsa os sale muy clara, añadidle más “maicena”, pero siempre diluida en caldo frío hasta que espese. Debe quedar con una consistencia ligera pero no líquida.

7)
Cuando esté lista, probadla para rectificar con la sal o la pimienta si hiciera falta.



Para la Heura

1)
Aunque el fabricante dice que no hace falta descongelarla yo lo hago. Suelo comprar la variedad “especiada”.

2)
Dorar cuántos dientes de ajos queráis en una sartén y añadid la Heura. Morear exactamente igual que para hacer “pollo al ajillo”.

Presentación:

—Disponed en el plato el arroz rojo y la Heura y cubierta con la salsa bien caliente.

Heura, comer “carne” sin carne

La Heura es fruto de la investigación de Marc Coloma, que tras muchos años de activista en favor de los animales logró crear productos 100% vegetales divertidos y sabrosos. Tras más de dos años haciendo pruebas y mediante un proceso similar al utilizado para hacer galletas nació la Heura. Puede decirse “que es a las legumbres lo que la pasta significó a los cereales”. Con una textura melosa hace que al masticarlo parezca pollo y además doy fe de que está muy rica.

La materia prima de la Heura es la soja, no contiene gluten ni conservantes, es baja en grasas saturadas y carece de colesterol. También es importante su aporte en fibra, B12, hierro, potasio y magnesio. De todas maneras no olvidemos que es un procesado y no conviene abusar de ella. Pero ahí está para darnos un capricho.


Apunto que no es un producto barato, pero lo son infinitamente más los chuletones y el jabugo y para obtenerlos hay que matar animales. En términos de sostenibilidad comer una hamburguesa de Heura en vez de una de ternera salva, además del sufrimiento a las mal llamadas especies de consumo, 1.739 litros de agua, que equivale a 28 duchas; también ahorra 6’4 kilos de emisiones de Co2, lo mismo que supone dar cinco vueltas al circuito de Montmeló.


El rojo más integro

Los cereales que no son sometidos a ningún tipo de refinamiento, como el caso del arroz rojo, conservan enteros sus nutrientes y la fibra. Esta variedad, de sabor con leve recuerdo a frutos secos, se cultiva en China, Thailandia, EE UU y en algunos países de Europa, cómo Francia.

Además de su bonito aspecto es capaz de regular el tránsito intestinal, nivelar la glucosa en sangre y mantener el colesterol a raya.

Las uvas más célebres no son dulces

La gente viene con redes para pescar en el río y los vigilantes se lo impiden, vienen en coches destartalados para coger las naranjas arrojadas, pero han sido rociadas con queroseno. Y se quedan inmóviles y ven pasar las patatas flotando, escuchan chillar a lis cerdos cuando los meten en una zanja y los cubren con cal viva, miran las montañas de naranjas escurrirse hasta rezumar podredumbre y en los ojos de la gente se refleja el fracaso, y en los ojos de los hambrientos hay una ira creciente. En las almas de las personas las uvas de la ira se están llenando y se vuelven pesadas, cogiendo peso, listas para la vendimia.
John Steinbeck “Las uvas de la ira” (1939)

El premio Nobel de literatura 1962, John Steinbeck (1902-1968) fue un escritor estadounidense que supo adecuar su estilo realista, al principio aún instalado en los usos decimonónicos, dándole la agilidad que exigían los nuevos tiempos. Siempre atento a la denuncia de las desigualdades fue en esta obra donde dejó clara para siempre su postura. Algunos lo llamaron izquierdista. Él siempre afirmó lo que puso en boca del personaje que después encarnaría en el cine magistralmente Henry Fonda:

El hombre no tiene alma propia sino un alma más grande que nos pertenece a todos. Allí donde se luche porque los hambrientos pueden comer estaré yo… y cuando la gente coma lo que cultive y viva en lo que construya, también estaré yo.

Tom Joad (Henry Fonda) y Jane Darwell (Ma Joad) en un fotograma de la película “Las uvas de la ira” dirigida por John Ford en 1940

“Niños comiendo uvas” óleo sobre lienzo, pintado por Murillo sobre 1650

Alte Pinakothek de Munich

El pintor que retrataba lo que veía

A Bartolomé Esteban Murillo le gustaba llenar sus lienzos de personajes puros. Además de la pintura religiosa se distinguió por la de género, realizada con gran realismo. El pintor muestra a los niños mendigos, harapientos y sucios, en efímeros instantes de felicidad. Se están dando un atracón de melones y uvas, no se sabe sí robadas o conseguidas limosneando.


Es una imagen humana que habla de la camaradería de dos golfillos unidos por la miseria en lo bueno y lo malo, que combaten el hambre y el tórrido calor de Sevilla refrescándose con tan jugosas frutas.

Este tipo de cuadros se encuentran casi todos fuera de España, lo que hace pensar que fueran encargos de algunos de los numerosos comerciantes flamencos afincados en la ciudad del Guadalquivir, como Nicolás de Omazur, importante coleccionista y buen marchante de Murillo.

No hay manera más amable de terminar hoy que dejando esta preciosa imagen. No diréis de mí que estoy a por uvas.

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