“En Argentina, Chile y Uruguay se le llama zapallito a una variedad de calabacín redondo; en España se le da el más poético nombre de “calabacín luna””

Cocina vegetal

Por Dela Uvedoble


24/05/22. Opinión. La conocida escritora malagueña Dela Uvedoble comparte con los lectores de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com recetas de ‘su’ cotidiana cocina vegetal: “Aquí encontrarán recetas sencillas y familiares, la mayoría malagueñas. Son las comidas que preparo para los míos, sanas, económicas y... totalmente vegetales”. Esta semana nos trae una receta...

...de calabacines rellenos. Pasen y pónganse el delantal.

Receta 68. Zapallitos luna rellenos

En Argentina, Chile y Uruguay se le llama zapallito a una variedad de calabacín redondo; en España se le da el más poético nombre de “calabacín luna”. Este plato parece muy elaborado porque requiere dedicarle un poco de tiempo, pero es bien sencillo y queda muy lucido en la mesa.



Ingredientes

—Tantos calabacines luna como comensales (según apetito)

Para el relleno haremos un arroz árabe:

—La carne de vaciar los zapallitos
—2 zanahorias
—1 cebolla
—1 diente de ajo crudo
—1 puñado de pasas
—Un puñado de nueces (o el fruto seco que prefieras)
—1 puñado de fideos “cabellines” (los más finos)
—Canela en polvo
—Especias “ras el Hanout”

Para la salsa de yogur y menta

—1 yogur de soja natural sin azúcar
—1 manojo de hierbabuena
—1 cucharada de aceite
—sal

Preparación

1)
Lavar los zapallitos y quitarle la parte superior, como si fuera un sombrero, empleando un cuchillo fino. Con mucho cuidado y una cucharita id sacando la carne para dejarlo vacío. Reservadla con un poco de sal en un colador.
No apuréis demasiado al vaciar para que no se rompan.



2) Una vez huecos ponedlos a cocer en una olla grande con agua y sal hasta que comprobéis que estén tiernos pinchándolos. Tened cuidado de no dejarlos emblandecer en exceso, el punto es un poco más hecho que al dente.

3) Dejad escurrir los zapallitos vueltos del revés y reservad.


4) Mientras, prepararemos el arroz árabe: Tendremos cortadas ya la cebolla, el diente de ajo machacado y la zanahoria en dados y pondremos a calentar aceite en una sartén grande donde freiremos los fideos, en cuanto empiecen a tomar color, retirar del fuego y bajarlo para pochar las verduras. Precaución porque los fideos se queman con facilidad.


5) Añadid la carne del calabacín y seguir moreando el sofrito hasta ver todas las verduras integradas.

6) Incorporad las nueces y las pasas, cuando estas empiecen a hincharse es el turno de echar el arroz (redondo), en proporción de 2 medidas de agua x 1 de arroz.

7) Rehogamos todo un par de minutos y ponemos la canela, el ras el Hanout y sal.
*Ras el Hanout= mezcla de especias que se pueden encontrar en bastantes supermercados y tiendas.

8) Cocinamos a fuego medio hasta que el agua se evapore, si hiciera falta, añadid más agua. Debe quedar glutinoso como un risotto.

9) Rellenamos los zapallitos con el arroz y los cubrimos con su “tapadera” metiéndolos en el horno precalentado a 180º unos cinco minutos. Así se calienta todo el conjunto y el resultado es meloso.
*Si sobra arroz no importa, pues cocinado de esta forma está rico incluso al día siguiente, como guarnición de otros alimentos o primer plato.

10) Como opcional podéis preparar una salsa de menta para acompañamiento. Solo hay que picar y machacar unas hojas de hierbabuena y mezclarlas con un yogur de soja natural sin azúcar, una cucharada de aceite de oliva y sal. Si os gusta también un poco de ajo en polvo y unas gotas de limón, todo bien mezclado (no hay que emulsionar como una mayonesa).
*Es un plato adecuado para cuando se tienen invitados pues puede dejarse hecho con antelación y calentar a la hora de servir. Y la salsa se conserva varios días en la nevera pues se sirve fresca. Ese contraste es muy agradable al paladar.


Para gustos colores ¡y calabacines!

El calabacín es una de las hortalizas más versátiles. Se pueden usar en purés, sopas, guarnición y guisos.

Pariente de pepinos y melones es, al igual que estos, refrescantes y nutritivos. Aporta vitaminas C, B6, B1, A, ácido fólico e hierro (ambos tan importantes para mujeres en edad fértil, gestantes y deportistas). Tampoco es manco en calcio y sin embargo es poco calórico, apto en dietas para controlar el peso. La suavidad de su carne la hace muy digerible a los estómagos delicados.

Existen muchas variedades de calabacín de distintas formas y colores: el cuello curvo, el recto y amarillo, los achatados y los de forma de pera o huevo como los usados en esta receta y que aquí llamamos LUNA, que son los más adecuados para rellenar.

La planta del zapallito da fruto en verano y se cosecha cuando estos alcanzan un tamaño “comercial” en el que la cáscara aún es tierna y comestible.

Metáfora del mundo

Para los antiguos mayas la calabaza representada el mundo, no por su forma sino porque su interior es alimento que viene del cielo, del mundo subterráneo y del que se haya en medio.


Los mitos de las calabazas aparecen en otras culturas: en Laos se asume que nacemos de ellas, en Thailandia creen que en su interior germinan los libros sagrados, en Vietnam su nombre designa al “mundo” y entre los chinos es símbolo de regeneración espiritual y puerta hacia la casa de los inmortales.


“Calabaza, yo te llevo en el corazón”

El director de cine José Luis Cuerda (Albacete 1947- Madrid 2020) sabía de lo que hablaba cuando puso en boca de uno de los personajes de su mítica “Amanece que no es poco” (1989) una oración a este fruto.

Situémonos en la escena (aunque los fans de esta película casi nos la sabemos de memoria): El Viejo Labrador lía un cigarrillo sentado frente a una calabaza de su huerto. Cada tarde, después de terminar la labor, le dice así:

“Calabaza, se acaba un nuevo día y como todas las tardes quiero despedirme de ti y darte las gracias una vez más por seguir con nosotros. Tú, que podías estar en la mesa de los ricos y poderosos, has elegido el humilde bancal de un pobre viejo para dar ejemplo al mundo. Yo no puedo olvidar que, en los momentos más difíciles de mi vida, cuando mi hermana se quedó preñada del negro o cuando me caparon el hurón a mala leche, solo tú prestabas oídos a mis quejas e iluminabas mi camino.
Calabaza, yo te llevo en el corazón”.


El actor Alberto Bové protagoniza este surrealista parlamento como algunos personajes de John Ford se despachan ante las tumbas de sus familiares difuntos. Otros ven en este monólogo una queja por la soledad que trae la vejez y todos percibimos el genio brutal de Cuerda reflejado en cada fotograma de la película que recrea un pueblo donde no hay vecino que no venere a Faulkner, los extranjeros huelen a lomo de ángel o van en bicicleta, la copula engendra y hace parir a una menopáusica gemelos nada más finalizar el acto, los hombres crecen en los bancales y las cabras forman cuadros con el negro Ngé mientras amanece por Poniente “¡me cago en el misterio!”.

Puede ver aquí anteriores recetas de Dela Uvedoble.