“Por qué el espacio que existe entre el ayuntamiento y el palmeral del puerto no se convierte en ese parque moderno donde se adapta a las demandas de la sociedad, ampliando la zona peatonal hacia la Malagueta”
OPINIÓN. La arquitectura del turista. Por Luis Callejón
Arquitecto
18/11/21. Opinión. El arquitecto y experto en turismo Luis Callejón escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com un artículo sobre los cambios que se producen en las ciudades: “Hoy 30 años después, los centros históricos de las ciudades se peatonalizan alejando el trafico rodado de las zonas potencialmente turísticas, esas viviendas de los centros que se destinaban a la residencia de...
...estudiantes han pasado a ser reformadas y destinadas al uso de personas que nos visitan temporalmente, viviendas con fines turísticos”.
Ciudad y respiro
Cuando estudiaba y vivía en Sevilla, en aquellos años 90, la ciudad era diferente a la que hoy en día conocemos. Como ejemplo: En aquella época no existían las infraestructuras que se ubican en la Isla de la Cartuja, los estudiantes vivíamos en los centros históricos de la ciudad, llegar desde Málaga a Sevilla era una aventura en una carretera nacional con un carril en cada dirección, y un largo etcétera de cambios que la ciudad vive.
En Málaga no nos quedamos atrás en cuanto a esos cambios, aunque pienso que es parte de la vida y la adaptación a los ciclos que la sociedad mueve.
Trabajar para adaptar la demanda a la convivencia, es la obligación de los políticos, aunque para poder trabajar en esa línea hay que tener conocimientos sobre la demanda, en cada uno de los sectores esenciales para la viva en convivencia.
La sociedad detecta antes el problema y la posible solución, pasando siempre por una supuesta rentabilidad. Como cuando estudiaba en Sevilla y vivía en el centro histórico de la ciudad, ya que las viviendas del centro no disponían de ascensores y era complicado el aparcar, por lo que la oferta se ampliaba y bajaban los precios, los estudiantes con recursos limitados eran la solución perfecta, ya que la propuesta de ocio también se encontraba en el centro, o mejor dicho era donde mas oferta existía, y como todos sabemos la gran mayoría de los estudiantes disponemos de conocimientos en nocturnidad y oferta complementaria.
Hoy 30 años después, los centros históricos de las ciudades se peatonalizan alejando el trafico rodado de las zonas potencialmente turísticas, esas viviendas de los centros que se destinaban a la residencia de estudiantes han pasado a ser reformadas y destinadas al uso de personas que nos visitan temporalmente, viviendas con fines turísticos.
Estos últimos cambios de la demanda y la oferta, han sido detectadas por la sociedad, pero aun no han sido reconocidas por los políticos, ya que la situación actual es de quejas de determinados sectores que se ven rodeados e incluso desplazados de sus espacios, independiente de la queja de los empresarios que venden camas hoteleras y se ven en desigualdad de condiciones.
La ciudad grita cambios continuos, ahora estamos en la adaptación de las infraestructuras de comunicación de los centros urbanos en toda Europa, con peajes para acceder a ellos o simplemente evitando el movimiento de vehículos.
En este tema vemos la propuesta de soterrar un canal de comunicación y transporte, que en superficie posibilitaría unir una de las franjas del parque con el palmeral del puerto. A esta iniciativa le falta valentía o capital para emprender mas actuación.
Desde pequeño cuando mi abuelo me llevaba a montarme en el burrito de bronce y subirme a los columpios, me disgustaba el acceso a ese pequeño paraíso de diversión y vegetación, ya que para llegar a él tenia que cruzar una carretera interminable (sensación de un niño), y no digamos nada del muro que lo separaba del puerto, la justificación de ese niño sobre ese muro era algo justificado con el miedo, suponía que al otro lado habría algo peligroso, y por eso no seguía el parque hacia el mar.
Pues ahora ese niño se pregunta por qué el espacio que existe entre el ayuntamiento y el palmeral del puerto, no se convierte en ese parque moderno donde se adapta a las demandas de la sociedad, ampliando la zona peatonal hacia la Malagueta. Y no hablamos de prohibir el paso de vehículos, hablamos de adaptar esa cicatriz que tiene el parque al uso funcional de la demanda social, con un soterramiento y la integración de ese espacio al uso general, descongestionando calle Larios, ya que, si tenemos en cuenta que las viviendas mas próximas al parque se encuentran en la Malagueta, evitaríamos algunas quejas.
Estas actuaciones deben ir acompañadas de agilidad burocrática, y de visión de ciudad. Como ejemplo pondré el túnel de la alcazaba, que se proyecto en el siglo XVIII y se ejecuto en el siglo XX.
A ese niño y a mi nos gustaría poder disfrutar algún día de un espacio único, un parque multifuncional donde pueda respirar y percibir perfume de brisa marina y jazmín, sin vehículos a la vista.
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