“[Sobre el Turismo] La recuperación de cualquier trastorno psíquico es larga, y no estamos visionando la realidad del cliente y su entorno, centrándonos una y otra vez en el optimismo, el cual viene de serie en cualquier emprendedor, empresario, etc. pero para que funcione y dé rentabilidad debe de apoyarse en el realismo, para poder establecer las estrategias necesarias de recuperación en tiempos reales y no optimistas, para el optimista nos recuperaremos mañana, para el realista aun faltan actuaciones para una pronta recuperación”

OPINIÓN.
La arquitectura del turista. Por Luis Callejón
Arquitecto

27/01/22. Opinión. El arquitecto y experto en turismo Luis Callejón escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el optimismo y la realidad en el mundo del Turismo, y lo peligroso que es confundir aquel con esta. Reflexiona sobre como el realismo siempre dará muchos más dividendos empresariales que la euforia desmedida...

Optimismo, y la realidad

Ha finalizado la gran feria del turismo española, FITUR, y recuerdo cuando en esa feria, se percibía una alegría y un optimismo en cada uno de los pabellones de IFEMA. Era lógico, se estaba vendiendo felicidad, de una forma o de otra, con miles de modelos y miles de lugares que nos proponen sus bondades.


En esta edición creo percibir, que la alegría se difumina entre los empresarios, pero eso si no se pierde el optimismo.

Previo a FITUR escuchaba unas declaraciones del vicepresidente ejecutivo de Exceltur, muy coherentes y sensatas, pero me pareció estar en un deja vu.

Me posiciono en el año de la pandemia 2020, donde un servidor planteó la situación del turismo para los próximos cinco años, tiempo mínimo necesario para recuperar la tranquilidad del mercado, mejor dicho, para recuperar a los clientes.

Desgraciadamente estamos en una situación descrita con anterioridad, con puntos buenos de ocupación, en las temporadas altas, es decir, Semana Santa y los dos meses de verano de julio y agosto, y un resto de año con hoteles cerrados y pocos clientes, siendo este el resumen del año 2021, el cual empezó igual con optimismo.


Este año tras tres vacunas y seis olas, seguimos con un factor que aun no hemos perdido y es necesario prescindir de él, el miedo, para poder reactivar esta industria que amamos todos, unos por usuarios y otros por empresarios.

Cuando el optimismo oculta al realismo, surgen los problemas, porque no tenemos tiempo de reacción. El sector tiene la vista puesta en la Semana Santa 2022, como inicio de la actividad en busca de una normalidad. Mirando al año pasado apreciamos que a principio de año teníamos la misma ilusión, y el resultado fue la no celebración de la Semana Santa, y la posterior espera de llegada de clientes que se realizo en los meses de julio y agosto, mayoritariamente formada por el mercado nacional, reaccionando igual que lo hizo en la crisis de 2009, donde aposto por destinos nacionales, salvando así la situación del sector.

En la Costa del Sol se lleva trabajando por una industria que se mantenga activa todo el año, evitando lo que algunos llaman estacionalidad. Si vemos números del 2021 ese margen de inactividad se ha ampliado, cerrando muchos más hoteles en época invernal que anterior a la pandemia, debido a la falta del cliente internacional y la touroperación, y no debida a la falta de liquidez para poder viajar, sino debida al miedo y las consecuencias que ello ha ocasionado en nuestros dirigentes, que según país y datos de contagios establecen determinadas actuaciones que influyen para bien o para mal en esta industria, cuarentenas, PCRs, antigenos, etc.

Recuerdo las conversaciones con mi padre sobre la sensibilidad del ejército de la paz, el turista, donde cualquier alteración de dicha paz provocaba situaciones más o menos graves al sector turístico de las zonas afectadas. Hemos hablado de muchos casos como los atentados terroristas, la seguridad del destino, los factores que influían directamente en el estado de ánimo de dicho turista, en definitiva una gran variedad de acciones que provocan reacciones de igual o superior fuerza en sentido contrario (física aplicada) y el tiempo de duración de sus efectos según la gravedad.


Estas conversaciones me hicieron ver que la industria es sensible, y que las alteraciones que puede sufrir un turista son directamente proporcional al miedo que le rodea, y provoca un cambio de hábitos, para mantener el instinto animal de la supervivencia.

Esto nos lleva a ver que si ponemos parte de realidad basadas en las actuaciones anteriores, el funcionamiento puede ser como decía el vicepresidente ejecutivo de Exceltur, el comienzo de la recuperación paulatina de los flujos de turistas, aunque yo creo que aún quedan pasos por dar antes de llegar a ese punto, la recuperación de cualquier trastorno psíquico es larga, y no estamos visionando la realidad del cliente y su entorno, centrándonos una y otra vez en el optimismo, el cual viene de serie en cualquier emprendedor, empresario, etc. pero para que funcione y dé rentabilidad debe de apoyarse en el realismo, para poder establecer las estrategias necesarias de recuperación en tiempos reales y no optimistas, para el optimista nos recuperaremos mañana, para el realista aun faltan actuaciones para una pronta recuperación.

La nueva variante de la Ómicron se llama Sigilosa, en noviembre nos anunciaban la aparición en Europa de Ómicron y a día de hoy hemos batido records de contagios, pues según expertos Sigilosa es aun más rápida, esperemos que sea lo suficientemente rápida para que lleguemos a tiempo a la Semana Santa.

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