“Hoy tenemos soluciones para que entre todos los que queremos a esta tierra, propongamos actuaciones que se conviertan en una realidad sostenible para nuestro patrimonio”
OPINIÓN. La arquitectura del turista
Por Luis Callejón. Arquitecto
24/03/22. Opinión. El arquitecto y experto en turismo Luis Callejón escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com un artículo sobre la sostenibilidad, y, sobre todo, de la sostenibilidad de las playas: “No somos los únicos en este planeta, por lo que podríamos partir del trabajo ya realizado por otros para conseguir a través de medios sostenibles la protección de nuestras playas, para generar...
...la repoblación de la flora y fauna marina, y que sea un espacio a mejorar, no a mantener anualmente como hemos hecho hasta el día de hoy”.
El modelo en la arena
Hace una semana fui a comprar el pan y la panadera me preguntó si habría huelga de transporte, mi respuesta fue que no sería ni la primera ni la última. Ella me preguntó porque no sabía qué hacer, ya que podían faltarle los productos básicos para el desarrollo de su actividad, y no hablaba de la subida de precio sino de la falta de los mismos.
La preocupación que ella tenia se ha cumplido, la falta de algunos productos básicos es ya parte del decorado en los supermercados, junto con la subida de la energía y la de los impuestos, hacen que podamos intuir una serie de protestas a corto y a medio plazo, ya que el no poder mover las mercancías hacen que se paralicen determinadas actividades.
La justificación de la inflación con la guerra de Ucrania, no la he compartido, ya que la iniciamos con la pandemia provocada por el covid, en ese momento se paralizó la actividad y no se paró el consumo, por lo que dicho desajuste lo estamos arrastrando y manteniendo.
Entre muchos motivos resalto el que creo que a nivel mundial ha participado en este desajuste. En la pandemia nos quedamos en casa, siguiendo las obligaciones marcadas por el gobierno, esto hizo que cambiaran nuestras costumbres y lo que consumíamos en la calle pasamos a consumirlo en casa, los envases en los productos alimentarios dedicados a la hostelería se paralizaron, teniendo en cuenta que había gran producción destinada al consumo en restauración, formatos grandes, que tuvieron que adaptar al consumo familiar domestico. Un ejemplo simple son las latas de aceitunas, había que pasar de formato de 5 Kilos a formatos de 500 gramos, hicieron faltas envases nuevos, y recordemos que la mano de obra se redujo, pero el consumo no, por lo que se generó el comienzo del desajuste, y hoy nos encontramos que no hay productos para todos, y lo que hay con subidas continuas.
Tras esbozar parte de la situación económica actual, me gustaría centrarme en la temporada turística que viene, por ser constructivo con nuestra gran industria, el Turismo. La Semana Santa es un buen indicador previo de como puede moverse la temporada estival, aunque este año estará en la misma línea que el año pasado con un notable incremento en dichas fechas con respecto al anterior, con cliente nacional como el mayoritario y sumando algo de mercado internacional, pero iremos viendo como se mueve ya que el factor económico actual afecta a todos los bolsillos, sin tener en cuenta el miedo provocado por la guerra en Europa.
Tras este comienzo un tanto inquietante, prefiero centrarme en analizar y proponer estrategias a la situación del destino Costa del Sol en su segmento de sol y playa, que originó nuestro posicionamiento como destino vacacional a nivel mundial. El malagueño empieza su temporada de sol y playa en Semana santa y la finaliza para San Miguel, no solo el malagueño, el político de la provincia también. Hemos visto como año tras año ponemos parte de nuestros impuestos para la regeneración de las playas por la pérdida de arena a consecuencia de los levantes sufridos en el invierno, estas actuaciones van acompañadas de la tradicional fotografía de comienzo de temporada, donde veremos a los distintos políticos haciéndose las fotos junto a los camiones y los barcos que aportan arena a las mismas.
Yo recuerdo de pequeño esta misma imagen, incluso la comentaba con mi padre, como era posible que año tras año pusiésemos dinero en forma de arena para mantener competitivas nuestras playas y no se hacia nada para ejecutar una solución a largo plazo. Si alguien tuviese la curiosidad y se pusiera a sumar las cantidades invertidas año tras año en el litoral malagueño, veríamos que tendríamos pagadas actuaciones como las islas artificiales de Dubai.
Esto lo arrastramos desde comienzos de los años 80, con un guión repetitivo donde solo cambian los modelos de los camiones y los “modelos” de los políticos, sin incorporar nuevos elementos que hagan que esta película coja un poco de emoción, entusiasmo y sobre todo soluciones definitivas basadas en la sostenibilidad.
Para aquellas personas que no son creativas, ni resolutivas, lo mas fácil es copiar, y si buscamos zonas, países, regiones, etc., que vivan junto al mar y actúan para que la naturaleza siga su curso, sin provocar grandes daños cuando sufrimos sus inclemencias y a su vez permitan el desarrollo de la economía local, encontramos países como Japón, Países Bajos, etc. que desarrollan técnicas vanguardistas, incluso con elementos reciclados para obtener soluciones en base a sus necesidades. No somos los únicos en este planeta, por lo que podríamos partir del trabajo ya realizado por otros para conseguir a través de medios sostenibles la protección de nuestras playas, para generar la repoblación de la flora y fauna marina, y que sea un espacio a mejorar, no a mantener anualmente como hemos hecho hasta el día de hoy.
Las instalaciones de saneamiento que tenemos en la Costa del Sol pasan por las playas, cada levantera vemos tramos que salen a la luz en el mejor de los casos, ya que la mayoría de las ocasiones los tubos colapsan, es bastante complejo ponerle la palabra sostenibilidad a dicha infraestructura, y ya no solo lo pedimos los autóctonos, sino que los que nos visitan lo están exigiendo para poder repetir en nuestro destino.
Por desgracia, siempre he entendido que bajo la tierra no hay votos, es decir todas las obras que se hacen bajo la rasante, provocan molestias durante años y aunque el fin sea beneficioso para la comunidad, el proceso provoca cortes de trafico, cierre de negocios, y rechazo a los políticos por la durabilidad de las obras a ejecutar, conclusión no les voto. Esto debe avanzar hacia un planteamiento nuevo donde prevalezca la responsabilidad para que la huella que dejemos a nuestros hijos sea realmente sostenible.
El planteamiento de ejecutar determinadas soluciones con la finalidad de regenerar y mantener nuestro patrimonio y el elemento básico para la venta del segmento de sol y playa, provocarán reacciones en dos sentidos completamente opuestos, creo que hoy tenemos soluciones para que entre todos los que queremos esta tierra, propongamos actuaciones que se conviertan en una realidad sostenible para nuestro patrimonio.
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