“Si Málaga es capaz de no dejar los proyectos de sostenibilidad en un cajón, y los desarrolla al mismo ritmo que trabaja, sin presión pero sin pausa, la capitalidad europea de la cultura, avanzaremos hacia un beneficio común”

OPINIÓN. La arquitectura del turista. Por Luis Callejón
Arquitecto


12/07/23. Opinión. El arquitecto y experto en turismo Luis Callejón escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com un artículo sobre sostenibilidad: “Pues con la alegría de ver que se difumina la posibilidad de morir de éxito tras la no elección de ciudad organizadora de la Expo 2027, vuelco todo mi deseo en que esta ciudad trabaje por la sostenibilidad real, por sus habitantes y los que nos visitan”...

¿Expo y saturación o sostenibilidad y desarrollo?

El verano llegó, las temperaturas empiezan a subir por olas de calor, por elecciones generales, por debates de grescas sin soluciones, por la no elección de la Expo 27… que caló.


Después de la gran decepción que hemos sufrido los malagueños por el segundo puesto en la elección de la ciudad encargada de desarrollar la Expo 27, me gustaría poner en positivo ese segundo puesto. Creo que soy de los pocos que tras apoyar la iniciativa ve algo positivo en la no elección de Málaga.

Cuando Málaga optó a la capitalidad europea de la cultura, quedo en segundo lugar tras la ciudad de San Sebastián, que se aupó con el título, Málaga siguió planteando esa estrategia sobre el segmento de la cultura, tenia mucho hecho gracias a los romanos y a los árabes, junto con las distintas culturas desde los fenicios hasta Picasso. Todo esto más la creación de 37 museos, ha hecho que esta ciudad suene a nivel mundial en el turismo cultural, y de San Sebastián solo queda el recuerdo de un galardón conseguido.

Era el año 2018, cuando se empezaba a plantear la posibilidad de aspirar a ser la sede de la Exposición mundial de 2027, en aquel entonces representaba al sector hotelero, y obviamente basado en la posibilidad de captar más pernoctaciones, apoyamos la iniciativa. Las ocupaciones del sector hotelero de Málaga por aquel año empezaban a despuntar y mantener unas ocupaciones anuales que serían la envidia del resto de la provincia, también aumentó el número de camas, tanto hoteleras como en el formato vivienda con fines turísticos. Hoy Málaga tiene una ocupación media de entorno al 80%, y es una ciudad que es recomendada a visitar, por medios de comunicación internacionales, en el segmento de cultura y gastronomía.


Pues ahora analicemos el varapalo desde otro punto de vista, intentando plasmar lo positivo de la no elección como ciudad organizadora. Empecemos por el principio, el presupuesto es de 3.000 millones de euros, que si lo dividimos entre los meses que quedan para la inauguración, son 48 meses, sale a 62,5 millones de euros al mes, igual estoy equivocado pero viendo los protocolos de encargo de proyectos, adjudicación de obras, las justificaciones para el cobro de las mismas, etc., que a día de hoy tenemos en la gerencia de urbanismo, no veo capacidad para gastar esa inversión de una forma transparente y con agilidad. Siempre nos quedarán las adjudicaciones de proyecto y obras por carácter de urgencia, que eso si agiliza el procedimiento, pero se pierde algo de transparencia.

Otro punto es ¿qué mano de obra realizaría las infraestructuras y obras necesarias para el arranque de la Expo?, teniendo en cuenta que las constructoras locales se quejan de la falta de personal, y no hablan de la cualificación que es un problema mayor. Tendrían que traer personal para desarrollar en poco tiempo las obras, y surge la pregunta: ¿Dónde duermen?, ya que hay una falta de cerca de 9.000 viviendas anuales por desarrollar, y los hoteles están con ocupaciones altas, seguramente estaba todo pensado y es la forma de repoblar temporalmente los municipios de interior, en ese caso si sería positiva la actuación, ya que alguno puede decidir quedarse a vivir para siempre incrementando el padrón del puedo.

La Expo dura solo tres meses y casualmente en temporada alta entre junio y septiembre, la Costa del Sol, que suele estar en torno a una ocupación del 80% y 90%, dejaría un margen pequeño para los visitantes de la Expo, pudiéndose morir de éxito por saturación de servicios complementarios. Si esta actuación fuese en invierno cuando muchos hoteles de sol y playa cierran por temporada, la situación sería otra.

Soy un defensor de la sostenibilidad, y el proyecto me parecía emocionante, ya que los clientes en un futuro dejaran de visitar destinos que no mantengan la sostenibilidad por bandera, reduciendo las emisiones de dióxido de carbono, siendo socialmente responsable y manteniendo una economía de cercanía y colaborativa. Las tres patas de la sostenibilidad; medioambiental, social y económica son los factores que ya incurren en la sociedad a la hora de elegir cualquier producto, ya sea un coche, una casa o unas vacaciones.

Si Málaga es capaz de no dejar los proyectos de sostenibilidad en un cajón, y los desarrolla al mismo ritmo que trabaja, sin presión pero sin pausa, la capitalidad europea de la cultura, avanzaremos hacia un beneficio común donde los empresarios que llevan muchos años trabajando esta línea, puedan sacar a sus clientes a la calle porque la ciudad también es sostenible. Creo que es posible, aunque también sé que no en cuatro años.

Pues con la alegría de ver que se difumina la posibilidad de morir de éxito tras la no elección de ciudad organizadora de la Expo 2027, vuelco todo mi deseo en que esta ciudad trabaje por la sostenibilidad real por sus habitantes y los que nos visitan.

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