“Cuando pedimos formación para los trabajadores del sector turístico, no es por hacer perder el tiempo a los trabajadores, sino que es aportar conocimientos para que su trabajo sea más eficiente”

OPINIÓN. La arquitectura del turista. Por Luis Callejón
Arquitecto


13/03/24. Opinión. El arquitecto y experto en turismo Luis Callejón escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com un artículo sobre la organización y educación en el sector turístico: “La propuesta de organizar los destinos con la participación de todos los agentes implicados, choca de frente con las propuestas del Gobierno. Hablar de cierres antes que hablar de formación, supone reducción de...

...mano de obra, y yo creo el generar empleo y de calidad es una de las exigencias básicas para la organización del turismo y de la vida en general”.

¿Organización y educación, o prohibición?

Estos últimos días he leído declaraciones y entrevistas con planteamientos muy diferentes sobre la industria turística. Comenzaré con la entrevista a la directora ejecutiva de la Organización Mundial del Turismo (OMT), que tras un año en su puesto, es capaz de analizar y ver el modelo mundial del turismo, mejor o peor, pero es capaz de tener una visión constructiva.


La entrevista empieza con la evolución del sector en 2023, que ha supuesto el 88% de la recuperación respecto a 2019, y 1.300 millones de turistas. Ella habla a nivel mundial, no se refiere a destinos concretos. Con una simple operación matemática podemos saber el número total de turistas que existían en 2019 antes de la pandemia, siendo aproximadamente 1.500 millones. En tiendo que el objetivo es alcanzar ese dato y superarlo. Si somos 8.000 millones de habitantes en este planeta, el porcentaje de la población mundial que se clasifican como turistas en 2019, era del 18,75%. Entiendo que el objetivo a corto plazo es recuperar el 12% perdido con respecto a 2019 e impulsar un aumento hasta llegar al 20% total de la población a corto y medio plazo.

Ante este aumento de turistas, vuelven determinadas situaciones de turismofobia, generada por el incremento de turistas en zonas estratégicas de las ciudades, más que estratégicas son zonas de interés arquitectónico y cultural. Ante esta situación, la directora ejecutiva de la OMT propone dos actuaciones: Organizar el turismo con una regulación colectiva y educar a los turistas, que sean conscientes que tiene que tratar el destino visitado como si fuera su propia casa. En este segundo punto me pierdo, no se dónde montar la academia para futuros turistas, si en los países emisores, si en los aeropuertos de llegada con un vaso de vino de la zona, o en los alojamientos de acogida.

Otro de los retos propuestos, son la educación o formación de los trabajadores del sector turístico, ya que según comenta la directora de la OMT, el 50% de los jóvenes que trabajan en el turismo solo tienen educación secundaria y en países de la OCDE solo el 25%, y como segundo reto la mejora de la base salarial y de las condiciones laborales.

El turismo está considerado como un sector con mucha temporalidad, pero si consideramos que hay 1.300 millones de turistas, que viajan a lo largo de todo un año, dependiendo de la oferta del destino, y si solo se apuesta por el sol y playa, que coinciden con la primavera, el verano y según la zona, parte de otoño, el resto del año descansamos cerrando establecimientos turísticos y generando temporalidad. La oferta que demandan los turistas hoy en día es tan diversificada, que cualquier destino con una buena ordenación turística y productos de segmentos diferentes al sol y playa, pueden alcanzar cotas interesantes de visitas turísticas.


Cuando pedimos formación para los trabajadores del sector turístico, no es por hacer perder el tiempo a los trabajadores, sino que es aportar conocimientos para que su trabajo sea más eficiente, ya que un trabajador del turismo necesita saber de gestión, trato humano, economía, legislación, etc. Es más, la directora de la OMT habla de introducir esta formación en la educación secundaria, aquí comparto su visión, ya que es una industria que vende felicidad, genera empleo de calidad con formación, es más fácil organizar por parte de todos los agentes implicados en el turismo de la ciudad, un modelo sostenible para no saturar zonas y servicios de interés colectivo.

Si establecemos que los agentes implicados para la organización del turismo son: ciudadanos, trabajadores, hoteleros, hosteleros y políticos, entre otros, no podemos dejar atrás las declaraciones de la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, estableciendo como solución a la reducción de la jornada laboral el cierre de los establecimientos hosteleros antes de medianoche. Me recuerda a cenicienta, cuando a esa hora, todos sus complementos de lujo se convierten en despojos. Pero no es por eso lo del cierre, sino porque los trabajadores de la hostelería soportan una carga horaria de trabajo que les imposibilita la conciliación familiar.

Siempre he sido de la idea de organizar antes que prohibir, y en esta línea he entendido que si España es un país de referencia en el segmento de gastronomía, y hemos conseguido medio educar a los turistas sobre el horario de comidas españolas, a las 14:00 el almuerzo y a partir de las 21:00 la cena, y teniendo en cuenta que ese es uno de nuestros atractivos, igual sería mejor sacar a los inspectores de trabajo para ver si los empresarios cumplen con los convenios laborales en vigor, antes que echar el cierre. Posiblemente esto pueda generar más empleo, ya que si se reducen los horarios laborales y un empresario quiere seguir abriendo hasta la hora que le permite la ley, tendría que incrementar su plantilla.

La propuesta de organizar los destinos con la participación de todos los agentes implicados, choca de frente con las propuestas del Gobierno. Hablar de cierres antes que hablar de formación, supone reducción de mano de obra, y yo creo el generar empleo y de calidad es una de las exigencias básicas para la organización del turismo y de la vida en general. Con luces y sombras se han realizados grandísimas obras, y me pregunto: ¿seremos capaces de construir un turismo organizado y sostenible?

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