“Casado entró sin darse cuenta, según las explicaciones de su propio equipo de comunicación, a una de las misas que celebran los fascistas en varios templos cristianos a petición de la Fundación Francisco Franco por el aniversario de la muerte del dictador”
OPINIÓN. La grieta. Por Alejandro Díaz del Pino
Periodista24/11/21. Opinión. El periodista Alejandro Díaz del Pino escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre los vínculos entre el Partido Popular y la dictadura franquista : “El Partido Popular de Andalucía celebró el pasado fin de semana en Granada el XVI Congreso Regional del PP-A, al que acudió el candidato a la presidencia del Gobierno central y secretario...
...general de los populares, Pablo Casado. La fecha elegida coincidió con el 20 de noviembre, el aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco”.
Hacia una nueva Transición
A veces tengo la sensación de que España debe de ser uno de los países del mundo donde más nos repetimos a diario que somos una democracia. Nos lo decimos tanto que a uno le da por pensar mal. Porque sucede que cuanto más presumimos de algo, más carecemos de ello. Al menos eso dicta un refrán popular. Y qué mayor sabiduría que la del pueblo.
El Partido Popular de Andalucía celebró el pasado fin de semana en Granada el XVI Congreso Regional del PP-A, al que acudió el candidato a la presidencia del Gobierno central y secretario general de los populares, Pablo Casado. La fecha elegida coincidió con el 20 de noviembre, el aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco. El refranero popular también habla sobre las casualidades que no lo son tanto.
Casado entró sin darse cuenta, según las explicaciones de su propio equipo de comunicación, a una de las misas que celebran los fascistas en varios templos cristianos a petición de la Fundación Francisco Franco por el aniversario de la muerte del dictador. Siempre según la versión del PP, el líder de la oposición acudió a la iglesia aquel día porque al siguiente le coincidía con su intervención en el congreso. Añadió que fue a ésa y no a otra porque era la que le quedaba más cerca del hotel.
Una cadena de azares que llevó a Casado a participar en una misa en honor de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera oficiada en la Catedral de Granada, organizada por la fundación que lleva el nombre del dictador y que estaba anunciada desde el pasado día 15. Al líder de la oposición nada de lo que sucedía le hizo sospechar: ni la fecha, ni los cánticos de Cara al sol en la entrada, ni el despliegue de banderas preconstitucionales tanto fuera como en el interior del templo, ni la corona de laurel en honor a los fascistas que presidía el altar, tal y como narra el periodista Álvaro López para Eldiario.es.
El equipo de Casado reiteró el carácter accidentado, fortuito, de lo sucedido. Sin embargo, a mí me cuesta mucho creer que una mente tan brillante, capaz de aprobar 12 asignaturas de la carrera de Derecho en apenas un cuatrimestre, se revele incapaz de anticipar que aquello no iba a ser una misa ordinaria, sino en todo caso una ordinariez de misa.
Que se defina el acto como ‘misa ordinaria’ no deja de ser una fórmula para justificar el homenaje al franquismo que cada año celebran miles de españoles en más de una decena de iglesias cristianas. Es grave que el líder de la oposición y aspirante a presidir el Gobierno de la democracia española acuda a homenajes a fascistas. No sólo me lo parece a mí. En otras democracias, como la británica, ha llamado la atención. Medios de comunicación, como el diario The Guardian, lo han publicado como noticia. No así otros medios en España, cuyos orígenes se remontan a la Prensa del Movimiento y por ahí se siguen moviendo. Nos entendemos.
Nada sucede porque sí. Máxime cuando se habla de un mal crónico. Todo adquiere su origen y su contexto. Su sentido. El primer presidente del Partido Popular fue el ex ministro del régimen franquista, Manuel Fraga. Y hablo del Partido Popular, no de su formación fundacional, Alianza Popular, creada por el mismo personaje en 1976 y que, dos años después, 8 de sus diputados votaron a favor, 5 votaron en contra y 3 se abstuvieron en el refrendo de la actual Constitución. El Partido Popular no condenó en el Congreso el régimen franquista hasta, precisamente, un 20 de noviembre de 2002. Ya entrado el nuevo milenio. Es decir, 24 años después de la aprobación de la Constitución.
Las raíces y los vínculos dinásticos del Partido Popular con la dictadura están más que acreditados, y no por ello hay que dejar de subrayar que es completamente anómalo (e incluso punible) en la mayoría de democracias que sean legales asociaciones como la Fundación Francisco Franco, y que no sean prohibidos actos de homenajes a fascistas como los perpetrados en los templos cristianos cada 20N.
Contaba el Relator Especial de la ONU, Fabián Savioli, el pasado lunes en una entrevista de Aimar Bretos en Hoy por Hoy de la Cadena Ser, que cuando un país ha negado su propio pasado durante mucho tiempo, se hace mucho más difícil hacer un análisis real del mismo. “No hay que olvidar a Hitler, pero lo que sería terrible es tener un monumento en su honor”, explicó antes de elogiar la política de memoria histórica practicada en Alemania: “La política de memoria que se ha hecho de la Alemania nazi ha sido muy valiosa: cómo se ha resignificado los centros de concentración o el centro de documentación nazi”.
Savioli calificó la futura Ley de Memoria Democrática que aprobará el Gobierno de España como “valiente y valiosa”, y se mostró favorable a que los crímenes cometidos en la dictadura no prescriban y puedan ser juzgados. Volvió a poner como ejemplo a Alemania: “Se va a juzgar ahora a un nazi que tiene 101 años. Eso no es venganza, es justicia”, recalcó.
En España continúa vigente la Ley de Amnistía promulgada en 1977, que impide juzgar a los criminales del franquismo a pesar de la aprobación de la Ley de Memoria Democrática. La ONU ha amonestado tres veces al Estado español por no derogar la Ley de Amnistía. En el año 2012, la oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, solicitó a España la derogación de dicha normativa porque “incumple la normativa internacional en materia de Derechos Humanos”.
Argentina derogó la Ley de Punto Final en el año 2005. Una norma que ejercía la misma función que la Ley de Amnistía en España: impedir que los criminales de la dictadura pudieran ser juzgados en democracia. Que el 20 de noviembre de 2021 Casado acudiese a una misa en la catedral de una capital en honor al dictador demuestra los déficits que mantiene España como democracia en materia de reparación de las víctimas y familiares de las víctimas del franquismo. Miremos hacia donde miremos en Europa, España es la triste excepción.
Porque un partido de gobierno en democracia no tarda en condenar la dictadura que la precedió 24 años. Porque un partido de gobierno en democracia no pone nombre a sus calles, mantiene monumentos y rinde honores a los criminales fascistas. ¿Se imagina a la ex canciller Angela Merkel, de la CDU, partido de la misma familia política que el Partido Popular, yendo a una misa en homenaje a Hitler? Yo tampoco. Pero, es más. ¿Sería legal una Fundación Adolf Hitler en el país germano? Lógicamente, no. Allí la CDU ha permitido gobiernos al partido a la izquierda (Die Linke) de los socialistas (SPD) con tal de no pactar con la extrema derecha (AfD).
Es lo que sucede en las democracias que no tienen que pasarse la vida entera proclamando que lo son, de la misma manera que no enarbolan la bandera nacional en actos políticos y partidistas porque entienden que hacerlo es apropiarse de algo que, en teoría, representa a todas las personas del Estado. La impunidad no es otra cosa que la forma más cobarde de mirar hacia otro lado.
Y eso es lo que lleva sucediendo en España en relación al franquismo todas estas décadas de democracia. Hacia qué lugar incierto caminamos si nos negamos a aceptar de dónde venimos. ¿Por qué una persona con ideas conservadoras no puede votar en España a una opción política conservadora desvinculada de la dictadura como puede hacerlo una alemana? No es que el franquismo sea sociológico, es que lo llevamos en el hipotálamo.
¿O cómo se entiende que el autodenominado gobierno más progresista de la historia saque una tanqueta militar para reprimir las manifestaciones de las trabajadoras y trabajadores del metal en Cádiz? Esa imagen, expresión de un autoritarismo impropio de una democracia, quedará grabada a fuego en la memoria del pueblo andaluz.
Y quien la autorizó fue un delegado del gobierno de un partido que se autodenomina socialista y obrero. Bien es cierto que miembros de la coalición han mostrado su rechazo, pero frente a la tanqueta contra los trabajadores sólo se me ocurre un rechazo posible desde la izquierda: salir de ese gobierno a pesar de todas las consecuencias si no se condena y se frena de forma inmediata la represión obrera.
Hemos visto a los Cuerpos de Seguridad del Estado hacerse ‘selfies’ con los manifestantes del barrio de Salamanca de Madrid, cuando una panda de pijazos protestaba en plena oleada pandémica contra las restricciones. Hemos asistido con estupor a cómo los Cuerpos de Seguridad del Estado ‘acompañaban’ recientemente una manifestación de simbología nazi en Chueca, en la que los fascistas violentaban a las personas del colectivo LGTBI+ en un barrio icónico de la lucha por sus derechos.
¿De verdad hay que desplegar una tanqueta cuando quienes se manifiestan son trabajadoras y trabajadores que ponen sus cuerpos y que pierden cada día de huelga parte de su salario (una demostración de dignidad nunca vista ni ejercida de forma coordinada en muchas profesiones, entre ellas el periodismo, y así nos va) y que luchan por unas condiciones laborales justas tras la pérdida de poder adquisitivo de los últimos años, la falta de inversión y, por tanto, de futuro en la industria gaditana?
Tras la entrevista de Bretos a Savioli, Pablo Iglesias afirmó en la tertulia que, ahora que no está en el Gobierno, podía decir que existe un sesgo ideológico en los Cuerpos de Seguridad del Estado. Quién lo iba imaginar. También existe un sesgo ideológico en el Poder Judicial. Otro sesgo ideológico en el oligopolio mediático. Otro sesgo ideológico en el discurso de los partidos teóricamente de izquierdas. Y todos los sesgos son del mismo corte: reaccionarios. Y están tan extendidos que alcanzan incluso al gobierno más progresista de la historia.
Quizás sería más conveniente decir y hacer cuando se está en el Gobierno. Y si no te dejan hacer, denunciarlo alto e irte no sin explicar antes claramente por qué te has ido. Nombres y apellidos de los representantes de los poderes económicos, judiciales o políticos que te han presionado. Seguro que muchos nos sonarían porque ya eran célebres en el franquismo, porque ostentan títulos nobiliarios o se llevan repitiendo en la historia moderna y contemporánea de España más que el ajoblanco.
Siempre van a ser tiempos difíciles y nunca va a ser el momento para determinadas personas e intereses. Eso ya lo sabemos. Hay que combatirlo. Porque un gobierno de izquierdas no pierde el poder por crear un marco legal que permita juzgar a un criminal de una dictadura. Un gobierno de izquierdas pierde el poder cuando legitima la violencia contra quienes teóricamente dice defender y representar, en lugar de atender sus demandas en la medida de sus competencias y de mejorar sus condiciones de vida.
Las consecuencias de la impunidad ante los criminales y colaboracionistas de una dictadura es que los discursos y las estructuras reaccionarias se convierten en enfermedades crónicas para la sociedad. España necesita una terapia intensiva. Sería saludable culminar su Transición o emprender una Segunda Transición que no esté pilotada por un heredero de Franco que juró los principios del Movimiento y sus élites, sino por un pueblo con menos ataduras. Sin las sombras alargadas del exilio, las ejecuciones y la clandestinidad. Sin tutelas ni prisas. Sin el amenazante ruido de fondo de los tambores del golpismo. Porque también dice el refranero español que nunca es tarde si la dicha es buena.
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