Introspectiva, tensa y llevaderamente terrorífica, habla de las obsesiones personales y su reflejo en una sociedad que sólo sabe actuar ante los acontecimientos suponiendo o sugestionándose con lo debidamente grato”

OPINIÓN.
Complementos circunstanciales
Por Javier Cuenca. Periodista


09/09/22.
 Opinión. Cultura. Javier Cuenca, periodista (principalmente de cultura) y escritor esporádico, que en la actualidad compagina tareas como crítico de cine y mantiene la web www.oxigenarte.info (AQUÍ), en su colaboración semanal con la revista EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, escribe sobre el largometraje ‘Jaula’ de Ignacio Tatay: “El filme, aún en su estética claustrofóbica, gasta de un ritmo y...

...metraje ajustado, y hace de esta propuesta plausible en un género que habitualmente tiende al exceso; es una película que va abriendo el interés del espectador con una trama que gira casi al final y cuya mezcla de thriller, misterio y sangre, no resulta desbordante”.

Septiembre, la vuelta al cine


https://www.youtube.com/watch?v=TMQT7GaIQZw

En eso de la canícula llegó septiembre. Colgándose por el cableado luminoso, augura cambios a la vuelta de la alteración soporífera de un tiempo de abandono y nocturnidad imprescindible ante ese sol más necesariamente «siesteado». Vuelve con cotidianidad de pupitre, ropas y escaparates; libros, subidas del combustible y transporte público para incremento recaudatorio de los privado y lo público y mengua de asalariados que retornan al currelo. Con la atolondrada algarabía del regusto a salitre o a campo en las extremidades mientras, pesada y con síndrome de regreso, asoma imperceptiblemente la realidad de un tiempo inestable que, con tanto desastre climático, no se sabe cómo llegará.

Como a todo lo que rodea al espectáculo (que no deja de ser espectáculo en sí mismo), llegan nuevas ofertas culturales despojadas de la poca «profundidad» de las piscinas de lo creativo del agosto de las invasiones turísticas, las caravanas de descamisados, las noches libertinas y las fiestas horteras que han acaparado las ciudades limítrofes con el mar o la montaña, para desertificar las grandes urbes de gentiles seres con derecho a vacaciones; y con todo ello la actividad inherente a aquellas cosas que de la publicidad necesitan su apoyo.


De esta manera, el último día del mes dedicado a Augusto, llegó la presentación en sociedad mediática del último trabajo cinematográfico de la factoría Pokeepsie Films (Banijay Iberia) -la productora de Álex de la Iglesia y Carolina Bang- que estará en los cines a partir de este viernes nueve de septiembre: «Jaula», del realizador Ignacio Tatay (película también conocida como «La niña de la tiza»).

Como quiera que el mes recientemente terminado fue poco prolijo para presentaciones, la sala de Sony Pictures Entertainment Iberia estaba «hasta la bandera» de críticos, criticones y/o lenguaraces del Séptimo Arte que, con un look más o menos tostado, se saludaban y lamentaban el final del periplo vacacional, sin faltar (lamentablemente) los que hablando a gritos siempre quieren hacer la pantomima del buen entendedor de cine, unos seres molestos e innecesariamente soportables que exhiben su ignorancia como su fuese una virtud.


La cinta en cuestión («Jaula») afortunadamente tiene los suficientes atractivos como para que el inicio de la temporada sea más que aceptable. Desde la atalaya del cine de terror (con todos sus matices fílmicos), la cinta aporta elementos estéticos de buen gusto, especialmente si hablamos de la fotografía y de la envolvente música de Snorri Hallgrímsson.

No obstante, y ante una elección de casting afortunada con Elena Anaya (psicótica y madura), Pablo Molinero, Carlos Santos, Eva Llorach, Esther Acebo o Eloy Azorín, aparece la interpretación absorbente de la niña/actriz Eva Tennear que, lejos del habitualmente empalagoso reclinar de niños y niñas en la pantalla -sálvese quien pueda-, tan repletos de tic y sobreactuaciones, sorprende llevando prácticamente el peso narrativo -con permiso de Anaya y Molinero-, con una presencia en escénica que acapara la pantalla.


El filme, aún en su estética claustrofóbica, gasta de un ritmo y metraje ajustado, y hace de esta propuesta plausible en un género que habitualmente tiende al exceso; es una película que va abriendo el interés del espectador con una trama que gira casi al final y cuya mezcla de thriller, misterio y sangre, no resulta desbordante.

Introspectiva, tensa y llevaderamente terrorífica, habla de las obsesiones personales y su reflejo en una sociedad que sólo sabe actuar ante los acontecimientos suponiendo o sugestionándose con lo debidamente grato, prejuzgando como le ocurre especialmente a esa sociedad burguesa tan necesitada de referentes. En definitiva, un grato momento para empezar a asistir a las salas cine.

Llegó septiembre y -en lo que a la adicción a la gran pantalla se refiere- no está de más empezarla con la realización de Tatay en el cine (junto a otros once estrenos este fin de semana: «El colegio de los animales peligrosos», «El otro Tom», «Dúo», «Il buco», «Mi vacío y yo», «¿Y esto de quién es?», «El acusado», «Ali y Ava», «La huérfana: primer asesinato», «Viaje al paraíso» o «Tres mil años esperándote») para disfrutarlo en una butaca y, si se puede, sin conocer la sinopsis, que ya bastante pretendidos spoliers hacen de nuestras vidas los medios de comunicación. Bienvenidos al noveno embate mensual del año, bienvenidos al cine.

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