“Traduzcámoslo: más precariedad, gentrificación y desahucios en una Málaga sin personalidad convertida en un escaparate sin alma para turistas que pasan unas horas bajando y subiendo de un crucero”
“Los vecinos de El Perchel ya están organizados y los de Santa Julia van a empezar a estarlo. Alcalde, yo le recomiendo que se vaya cantando bajito si no quiere que los vecinos lo corran a gorrazos”
OPINIÓN. Málaga: Verde y morá. Por Mar González Báez
Coportavoz de Verdes Equo Andalucía
07/02/22. Opinión. La coportavoz de Verdes Equo Andalucía, Mar González, en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com escribe sobre la expulsión de los vecinos de sus barrios y en particular de los de Santa Julia y El Perchel: “La renta de los pisos se ha encarecido un 40% en Málaga. Por culpa de las políticas especulativas que tanto gustan a este Ayuntamiento, se nos expulsa a la ciudadanía...
...malagueña, se nos convierte en nómadas en nuestra propia ciudad. Cada día somos un poco más nómadas no-digitales, forzosos nómadas de los de verdad”.
Nómadas digitales, emprendedores, riders, cohousers y otras cosas molonas: los vecinos son una amenaza para el alcalde
Expulsar a la población de sus barrios parece el proyecto prioritario para Francisco de la Torre. De hecho, es lo que mejor está cumpliendo. La movilización por la defensa de los barrios se compone mayoritariamente de mujeres (quizá por eso de la feminización de la pobreza, quizá porque tradicionalmente el rol de las mujeres ha tenido que ver con el cuidado de lo más cercano, lo más concreto), y las organizaciones que colaboramos con estas vecinas somos partícipes de un movimiento cada vez mayor en defensa de las condiciones de la gente en los barrios: personas vulnerables en riesgo de exclusión.
Una hora en la puerta en el momento del lanzamiento en otro proceso de desahucio, en cualquier barrio trabajador de Málaga, y no paran de acercarse vecinos contándonos que a ellos también los quieren echar. En muchas ocasiones, cada vez más, se trata de inquilinos que pagan sus recibos pero a los que la propiedad quiere desahuciar para pegar otro pelotazo inmobiliario. Es el mercado, amigos (si no hacemos nada para regularlo). En el Barrio de Santa Julia, el jueves pasado, la propiedad quería echar de su casa a Santi: una vecina con fibromialgia, agorafobia y a la que no le reconocen su situación de vulnerabilidad. La empresa propietaria tiene más de 300 viviendas, muchas en el barrio, y no arregla los desperfectos a sus inquilinos, a pesar de que cumplen con sus obligaciones de pago. Una familia había tenido que cambiar toda la instalación de agua de su casa, pagando 2.200 euros que la propiedad -incumpliendo con la ley de arrendamientos urbanos- dijo que no pagaba. Métase usted en juicio y reclámelo. Saben que esas familias (que viven con miedo a perder el alquiler de sus casas, donde siempre han vivido) no lo van a hacer.
Los Servicios Sociales en Málaga, recortados y desbordados, no son capaces de responder a las necesidades de la vecindad, cada vez más empobrecida por un precio del alquiler completamente abusivo. El diario El Economista publicaba una noticia con este titular: “Málaga adelanta a Madrid y Barcelona en la rentabilidad del alquiler por la llegada de nómadas digitales”. ¡Qué bien, nómadas digitales, emprendedores, riders, cohousers! Traduzcámoslo: más precariedad, gentrificación y desahucios en una Málaga sin personalidad convertida en un escaparate sin alma para turistas que pasan unas horas bajando y subiendo de un crucero. En la misma noticia podemos leer que la renta de los pisos se ha encarecido un 40% en Málaga. Por culpa de las políticas especulativas que tanto gustan a este Ayuntamiento, se nos expulsa a la ciudadanía malagueña, se nos convierte en nómadas en nuestra propia ciudad. Cada día somos un poco más nómadas no-digitales, forzosos nómadas de los de verdad. Y eso no mola nada, por mucho neologismo chachi que nos pretendan colar. Los vecinos del Perchel ya están organizados y los de Santa Julia van a empezar a estarlo. Alcalde, yo le recomiendo que se vaya cantando bajito si no quiere que los vecinos lo corran a gorrazos.
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