“El avance tecnológico ha provocado un cambio que no puede ser ocultado ni ignorado por más tiempo: nuestras acciones ya no son las acciones de la polis porque todas ellas, cada vez más, son acciones que tienen una repercusión a nivel global”

OPINIÓN. Málaga: Verde y morá. Por Mar González
Coportavoz de Verdes Equo Andalucía


25/04/22. Opinión. La coportavoz de Verdes Equo Andalucía, Mar González, en su habitual colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com escribe sobre política global: “El mensaje de la ecología política pretende resignificar la comunidad como humanidad porque la comunidad política es ya algo, global porque nuestras decisiones no sólo afectan a nuestros vecinos pues repercuten...

...a nivel global, y esto pone en peligro nuestra existencia como especie”.

‘No es política, es planética’, (Adaptación del discurso pronunciado en la ‘VI Asamblea Verdes Equo: Cuidar el presente, cambiar el futuro’. En Rivas Vaciamadrid 24/04/2022)

El ecologismo político lleva décadas señalando un cambio absolutamente radical en política. Es un cambio que no defendemos, que no proponemos, pues se trata de un cambio que ya se ha producido. Desde la ecología política sólo pedimos que se actúe en consecuencia con ese cambio, que dejemos de negar los hechos. Ese cambio radical en política puede describirse con palabras muy sencillas. Y sin embargo, comprender las implicaciones de ese cambio, asumir sus consecuencias y actuar de acuerdo a las mismas… eso no parece tan sencillo.


La política es algo consustancial al ser humano: nos organizamos mediante la política y la política es la herramienta que sirve a nuestra supervivencia. Pero no es sólo es eso. Cómo organizar el buen vivir en una comunidad es tarea propia de la política porque para los grupos humanos no sólo se trata de sobrevivir, sino de vivir bien. Por eso los humanos nos exigimos mutuamente respeto: no aceptamos que se traspasen ciertos límites de lo que llamamos dignidad humana.

Históricamente esto ha sido siempre así. Sin embargo, lo que no siempre ha ocurrido es que a todos los seres humanos se les haya reconocido la condición humana, esa condición que lleva aparejada dignidad. Esto es lógico porque la política se hacía desde la polis: una ciudad o un territorio acotado. Los que quedaban fuera, los extranjeros no tenían porque cumplir con esa condición humana. E incluso muchos de los que vivían dentro de los muros de la ciudad, tampoco.


Desde hace algo más de doscientos años, esta situación ha ido gradualmente cambiando: la palabra humanidad y el reconocimiento de los derechos humanos nos interpelan como un colectivo que sobrepasa los viejos límites políticos. Esos muros de la ciudad. Sin embargo, a pesar de esto hemos seguido actuando como siempre, definiendo nuestras políticas desde la polis. Desde nuestro sentimiento de pertenencia a una comunidad que se define existencialmente desde la diferencia de intereses. Pertenecemos a una comunidad porque tenemos intereses propios, que son contrapuestos a otras comunidades. Es cierto que podemos cooperar con otras comunidades, pero sólo si esa cooperación beneficia a nuestros provincianos intereses.

Ahora bien, el avance tecnológico ha provocado un cambio que no puede ser ocultado ni ignorado por más tiempo: nuestras acciones ya no son las acciones de la polis porque todas ellas, cada vez más, son acciones que tienen una repercusión a nivel global. La política ya no va simplemente de lo que ocurre dentro de una comunidad política que solo afecta a sus miembros, sino de acciones de nuestra especie en una interconexión global. Y por eso, hablar de política en esos términos estrechos, sólo sirve para esconder la cabeza como los avestruces. Esconder la cabeza: seguir pretendiendo desconocer que la situación ha cambiado. Que ya se ha dado un cambio radical en la política y esto es un hecho. Y en esto entramos desde el ecologismo político: nuestro mensaje es decirle a la gente que tiene que despertar del sueño de la vieja política. Que ahora, más que política es planética (si se me permite el neologismo). El mensaje de la ecología política pretende resignificar la comunidad como humanidad porque la comunidad política es ya algo global, porque nuestras decisiones no sólo afectan a nuestros vecinos pues repercuten a nivel global, y esto pone en peligro nuestra existencia como especie. Nuestro mensaje debe trascender, proyectarse hacia fuera de las instituciones estatales. Y para eso debemos denunciar cómo esas decisiones, con el pretexto de ser locales, se deciden por unos pocos estados. Pero nuestro mensaje también debe reverberar dentro de cada estado y de cada institución: porque sobre las decisiones que tomamos a nivel local debemos exigir responsabilidad de cuidado a nivel planetario. No son nuestros recursos, sino el sustento de toda la humanidad lo que está en juego.

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