“Cuando escuchaba el pasado domingo por la noche los discursos de los candidatos de los diferentes partidos a las elecciones en Castilla y León me preguntaba, al mismo tiempo, cuánto de verdadero éxito había en sus proclamas, es decir, cuánto de mejora, de impulso, de cambio o de traspaso de un lugar a otro”

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PINIÓN. La vuelta a la tortilla. Por Noemí Juaní
Profesional de la gestión

17/02/22. Opinión. Noemí Juaní, profesional de la alta gestión en empresas e instituciones, en esta colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com hace un repaso de las reacciones de los distintos candidatos tras las elecciones en Castilla y León: “Más divertido fue Francisco Igea que, pese al batacazo descomunal, habló de las posibilidades que se le abrían a partir de ahora a...

...Ciudadanos: “hay un espacio que va a crecer a partir de aquí”, y quizás tenga razón porque es difícil pensar en que pueda quedar camino hacia el fondo, pero, no nos engañemos, la vida siempre nos sorprende”.

Veni, vidi, vici

Leí hace muy poco un artículo donde se ofrecían ocho (supuestamente) sencillas estrategias que se repiten en los padres con niños exitosos.

Se basaba en una publicación de Instagram realizada por un neuropsicólogo de 46 años graduado en la Universidad de Deusto y que se define a sí mismo como padre de tres maravillosos hijos. Pero el post no era más que una adaptación de otro libro titulado La Fórmula basado en un estudio de Ronald F. Ferguson, un economista profesor en Harvard que le dio por preguntar a sus alumnos cómo eran sus progenitores y de ahí extrajo un patrón con ocho roles distintos de padre.

Créanme si les digo que lo más importante no es el número de tácticas que debemos aprender. Una simple búsqueda por internet devuelve cientos de miles de artículos sobre como educar niños exitosos y no se ponen de acuerdo. A veces se trata de 10 mandamientos, otras veces son 5 los consejos, 6 las claves e incluso, alguno más prolijo, se atreve con 48 recomendaciones.

Todas ellas olvidan que la tarea de ser padre y madre difícilmente se puede abordar con el grado de profesionalidad y constancia que es exigible para llegar al objetivo, sobre todo porque, encima, hay que ejecutarla cuando una está más cansada o cuando pretende relajarse y dejar de ser eficaz, eficiente y sumamente productiva.

Así que, la mayoría de los progenitores hacemos lo que buenamente nuestro sentido común nos dice que hagamos y cruzamos los dedos para que todo el peso de nuestra historia, de nuestras frustraciones, de nuestros traumas infantiles o de los tics de la educación recibida de nuestros propios padres, obsoleta, rancia y poco adecuada a los tiempos a los que se van a enfrentar nuestros hijos; permeabilicen demasiado sobre ellos y así se erijan en personas exitosas.

Pero el éxito no es un concepto unívoco ni inalterable al paso del tiempo. De ahí que me resulte tan curioso.


Su origen etimológico se encuentra en el término latino exitus que significa salida y que los romanos también utilizaban como sinónimo de fin o resultado. Ciertamente la salida siempre está al final de algo, como nos ocurre en los aeropuertos internacionales que recorremos hasta su final sin perder de vista los letreros con la palabra Exit, pero también es el principio de otra cosa que, sin duda ha de ser distinta y mejor. Podría ser como el linde entre el territorio de lo que es siempre igual y las nuevas tierras a explorar.

En esa acepción, el significado se acerca a lo que los anglosajones entienden como éxito. En inglés el término es success que nos hablan de un proceso, de un avance, de algo que ocupa un espacio en substitución de otro.

Por eso, cuando escuchaba el pasado domingo por la noche los discursos de los candidatos de los diferentes partidos a las elecciones en Castilla y León me preguntaba, al mismo tiempo, cuánto de verdadero éxito había en sus proclamas, es decir, cuánto de mejora, de impulso, de cambio o de traspaso de un lugar a otro.

Así, Pablo Fernández, con su melena progresista sobre fondo violeta, no dudó en hablar de “pérdida”, pero tuvo a bien resaltar, en primer lugar, la magnitud de la catástrofe del PSOE para después lanzar la promesa de lo que iba a pasar: iban a ser “los que digan la verdad” y a “seguir manteniendo” el espacio de Unidas-Podemos. El avance no parece muy avanzado.

Más divertido fue Francisco Igea que, pese al batacazo descomunal, habló de las posibilidades que se le abrían a partir de ahora a Ciudadanos: “hay un espacio que va a crecer a partir de aquí”, y quizás tenga razón porque es difícil pensar en que pueda quedar camino hacia el fondo, pero, no nos engañemos, la vida siempre nos sorprende.


El candidato del PSOE fue quién claramente pronunció el discurso del fracaso cuyo origen etimológico nos sitúa en el latín fracassare, es decir, romperse en mil pedazos, incluso estar en medio de la sacudida: “otros vendrán que harán más y lograrán que el cambio llegue a esta tierra”. No hay medias tintas para esa frase y si hay una puerta de salida para Tudanca, parece que será para otra dimensión.

El pletórico Angel Ceña (Soria ¡Ya!) habló de “puñetazo sobre la mesa” confundiéndome un poco por si, en lugar de una contienda electoral había asistido a un combate pugilístico; pero su acto de esperanza y mirada al futuro me recordó más a una competición de kata: quieren presentarse a las elecciones generales. El momento cúlmine va a ser, por tanto, conseguir los dos escaños en el Congreso de los Diputados que es el total de diputados por la circunscripción de Soria. Eso si le votan la totalidad de los sorianos, teniendo en cuenta que el propio líder del partido reconoce tener un programa muy parecido al del PP. De ahí lo de visualizar claramente al Sr. Ceña como esos atletas que hacen todos los movimientos e incluso profieren todos los gritos del karate, pero sin un verdadero contrincante enfrente.

Y, por último, tenemos al ufano Fernández Mañueco (PP) cuando dijo aquello de que “El cambio de ciclo en España es imparable” y lo hizo sin parpadear, aunque para nada haya conseguido la mayoría absoluta, aunque no le suponga cambiar de funciones pues, muy probablemente seguirá siendo el presidente, aunque no inicie una acción de gobierno distinto, pues su programa no enmienda el de la legislatura anterior. Así que no pude por menos que pensar que su éxito, o esa puerta de salida y entrada, no debía estar, en el edificio de la presidencia de Valladolid. Es posible que ni siquiera fuera “su” éxito, sino el de otros. Y, tal vez, ni siquiera estuviera orgulloso de un triunfo sino del hundimiento del contrario.

Así que confío expectante en que los satisfechos padres de Fernández Mañueco, mirando a su retoño exitoso, se ajusten a algunos de los perfiles diagnosticados por Ferguson y, aplicando la fórmula mágica de las ocho estrategias, hayan conseguido al menos dos: enseñarle a negociar y enseñarle moralidad.

De todas formas, creo que, en este caso, es más oportuna una frase atribuida a Einstein: “No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos”. Así que veamos cómo se desarrolla a partir de aquí, el panorama electoral del resto de autonomías.

Y no, no se me ha olvidado mencionar a nadie más.

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