“La pregunta que más he encontrado en las diferentes conversaciones a pie de calle que he cruzado sobre el tema, es qué puñetera estrategia tiene Junts para actuar cómo actúa”
OPINIÓN. La vuelta a la tortilla. Por Noemí Juaní
Profesional de la gestión
01/02/24. Opinión. Noemí Juaní, profesional de la alta gestión en empresas e instituciones, en esta colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com escribe sobre el rechazo de Junts a la Ley de Amnistía: “Ellos tendrán su estrategia, seguro. Espero que no sea la de “cuanto peor, mejor” ante la evidencia de que ya han perdido más de medio millón de votos en todo este lío y que sí crean que están...
...haciendo de pescadores, aunque sin entender que la orilla en la que faenan está llena de otros seres humanos a los que quizás solo les gusta la carne o incluso sean veganos”.
A río revuelto
Aunque yo soy de las que creen que la política impregna todo nuestro día a día y está presente en casi todas nuestras reflexiones y es el fundamento de nuestras decisiones, procuro no hablar demasiado de la política programática u operativa en estos artículos. Es decir, evito meterme en los charcos en los que todavía no sabes cómo de profundo es o lo será, porque sigue recibiendo agua y a veces hasta renacuajos.
Pero ¿cómo sustraerse a redactar estas líneas mientras que todos los medios de comunicación encabezan sus titulares con un protagonista?
En efecto, “Junts” es el sujeto de 11 de las 15 unidades gramaticales y semánticas con las que abren sus noticieros los principales medios de comunicación españoles.
En la mayoría de los casos (Canal sur, Telecinco, La Nueva España, La razón, 20 minutos), el verbo que le sigue es “tumba” que, según la RAE, significa derribar a alguien o algo y etimológicamente viene de la onomatopeya del sonido (tumb) que hace un objeto al caer, aunque recuerda demasiado al nicho donde enterramos aquello que ha muerto.
El predicado en todas esas ocasiones es la Ley de Amnistía, así que lo que Junts parece ser que enterró es un instrumento jurídico para “la normalización institucional, política y social en Cataluña” que es el nombre completo de la ley que se sometía al congreso.
Hay dos medios (TVE y El País) que prefieren utilizar el verbo “paralizar” de manera que, aunque queda claro que la acción es detener, entorpecer o impedir, quizá no tiene los mismos tintes definitorios.
No sorprende, aunque debería hacerlo, que otros medios, algo más necesitados de llamar la atención, busquen verbos menos descriptivos y más calificativos: “zarandea” (Diario Sur) “cumple su amenaza” (El Mundo) y “vuelve a humillar” (ABC) En todos esos casos el predicado ya no es la ley, sino el gobierno o el propio Pedro Sánchez.
Y también están los que restan protagonismo a Junts invirtiendo el orden, de manera que el sujeto es la propia Ley de amnistía, la cual “se encalla” (TV3 y La Vanguardia) o es el Congreso quien “rechaza” la iniciativa.
Como la estructura gramatical con sujeto y predicado debe expresar una idea completa o un pensamiento y debe tener sentido dentro del contexto lingüístico y comunicativo; la mayoría de los medios de comunicación añaden información.
Mayoritariamente (Diario Sur, TV3, TVE, La Nueva España, La voz de Galicia, 20 minutos, ABC y El mundo) consideran que se abre una nueva negociación. Otros se limitan a exponer la siguiente fase prevista en el procedimiento parlamentario, es decir, el hecho de que será devuelta a la Comisión de Justicia (Canal Sur y Telecinco) De nuevo, hay quien añade algo más de su cosecha: “deja la legislatura en el aire” (La razón).
Solo El País se atreve a continuar la frase explicando un por qué “al no obtener más cesiones del Gobierno” que también podría ser interpretado como una completa declaración de intenciones.
Sin embargo, la pregunta que más he encontrado en las diferentes conversaciones a pie de calle que he cruzado sobre el tema, es qué puñetera estrategia tiene Junts para actuar cómo actúa.
Yo no tengo la respuesta.
No solo es que no soy analista política, es que hace tiempo dejé de entender muchas cosas de esa política de partidos que tiene que ver con luchas de poder internas, acervos personalísimos guardados en recónditos lugares o información comunicada en pasillos.
Sin embargo, debo reconocer que cuando empezó todo esto de la amnistía, me asaltó un miedo: que Junts fuera capaz de actuar institucionalmente, aunque no me atreví a hacer pronósticos por no pecar de agorera.
Además, ya me había pasado demasiadas veces que mis previsiones, que veía como absolutamente lógicas, se desmoronaban como castillos de naipes ante unos argumentos que yo era incapaz de entender.
Baste un ejemplo: un grupo de personas que tiene como héroe a quien lideró un proceso con consecuencias tan profundas e importantes fugándose al minuto siguiente mientras muchos de sus compañeros se quedaban y sufrían las secuelas; percibe el mundo con valores invertidos a los míos.
Por eso supongo que tampoco ahora enrojecen, como lo haría yo, si votan en contra del mismo texto que habían apoyado en la Comisión de Justicia del Congreso solo una semana antes. Tampoco lo hacen si con su voto se alinean con su supuesto enemigo y dejan sin cobertura a una serie de personas que les siguieron convencidos de un proyecto que habían construido ellos. O si, sus pretensiones, basadas en la particularidad y personalizadas casi con nombres y apellidos, acaban poniendo en cuestión las instituciones democráticas en toda su esencia.
Ellos tendrán su estrategia, seguro. Espero que no sea la de “cuanto peor, mejor” ante la evidencia de que ya han perdido más de medio millón de votos en todo este lío y que sí crean que están haciendo de pescadores, aunque sin entender que la orilla en la que faenan está llena de otros seres humanos a los que quizás solo les gusta la carne o incluso sean veganos.
En cualquier caso, ahora solo toca esperar y mientras tanto, a ver qué pasa con otros problemillas que hay por ahí: la sequía, la crisis migratoria, los problemas de vivienda, la renovación del consejo general del poder judicial…
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