“No pude por menos que decir en voz alta que, en ese panorama de partidos políticos, no tenía claro dónde podía identificarse la derecha catalana de toda la vida. Solo hubo alguien que me dijo “No me parece que esté en Junts””
OPINIÓN. La vuelta a la tortilla. Por Noemí Juaní
Profesional de la gestión
16/05/24. Opinión. Noemí Juaní, profesional de la alta gestión en empresas e instituciones, en esta colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com escribe sobre las elecciones catalanas: “Quizás algunos saquen la conclusión que estas elecciones han demostrado que el independentismo ha perdido fuerza (45%) frente al no independentismo (55%) pero yo prefiero pensar que la izquierda ha...
...aumentado su base (53%) frente a la derecha (47%) y lo más novedoso no es eso, sino el hecho de que el abstencionismo ya no es tan netamente de izquierdas como se pensaba”.
Paralelos o perpendiculares
El domingo pasado vi el resultado de las elecciones catalanas en compañía de unos amigos, un buen vino riojano e incluso alguna que otra botella de cava.
Fuimos cambiando de cadena televisiva, aunque lo cierto es que, como no podía ser de otra manera, ni en las estimaciones, ni posteriormente en los resultados por escaños había variaciones. Entre tanto cambio incluso pusieron TV3, lo cual fue una nota cariñosa hacia mi persona que no puedo por menos que agradecer.
Creo que sería una estupidez por mi parte intentar comentar los resultados de estas elecciones. No solo porque hay miles de páginas escritas al respecto por parte de gentes mejor informadas y con mayor capacidad de análisis por lo que yo solo lo haría mal, sino porque, tal y como van las cosas en nuestro mundo actual, escribir sobre el tema 96 horas más tarde es hacerlo tarde. Así que sí, tarde y mal. Mejor me abstengo.
Pero, aquellos que me conocen saben que difícilmente me voy a quedar callada, así que no podía por menos que aprovecharme de estas líneas para explicarles una anécdota que me ocurrió en torno a este suceso.
Pese a que la mayoría de los comentaristas en cualquiera de las cadenas televisivas se empeñaban en sacar conclusiones sobre qué significaban esos resultados desde la perspectiva del independentismo, yo no pude por menos que decir en voz alta que, en ese panorama de partidos políticos, no tenía claro dónde podía identificarse la derecha catalana de toda la vida. Solo hubo alguien que me dijo “No me parece que esté en Junts” y ahí se quedó esa línea reflexiva porque el independentismo siguió absorbiéndolo todo. Además, tampoco yo creo que aquellas personas de mediana edad, económicamente estables, directivas o propietarias de empresas medianas o grandes y paradigmas de “gent de seny” puedan reconocerse con comodidad en el partido liderado por Puigdemont.
Quedó ahí pendiente esa cavilación mientras que, de nuevo, este amigo se fijó en el último de los partidos por orden de votos conseguidos y dijo algo así como “A saber quiénes serán los del partido C.N.V. que ha quedado en último lugar con tan solo 258 votos” y a mi me despertó la curiosidad y busqué.
No tardé nada en encontrar quién estaba detrás de esas siglas. Nada más y nada menos que Germà Gordó quien fue diputado y presidente de la Comisión de Justicia del Parlamento de Cataluña y consejero de Justicia de la Generalitat de Cataluña desde 2012 a 2016.
Las siglas son el acrónimo de “Convergents” y se definen a sí mismos como los “herederos naturales de Convergencia Democrática de Cataluña y, como tales, continuadores del legado político que ha construido la Cataluña moderna de los últimos 40 años a través de una basta obra de gobierno desde la Generalitat pero también desde los ayuntamientos”.
Recordé entonces una de las tantas escisiones y cambios de denominación que se han vivido en el centro derecho catalán que simbolizaba la coalición originaria de Convergencia y Unión. Pero no por ser un dato que habitaba en algún recóndito lugar de mi cerebro, dejó de impactarme su brutal realidad.
Seguí buscando y en lo que había sido la página web de CDC aparece una especie de página en construcción que remite al propietario del dominio (¿quizás porque está en venta?). Lo mismo ocurre con el socio “Unión Democrática de Cataluña”. Su dirección se redirige ahora a una Agencia de Detectives.
Estamos hablando del partido en coalición que en 2012 consiguió 1.116.259 votos, así que Germà Gordó puede decir que es el legatario, pero a ver cómo explica donde están los 1.116.001 que ha perdido en estos doce años. Junts puede levantar ahora la mano gozosa y mostrar sus 674.896 votantes, pero nos faltan algo más de cuatrocientos mil por explicar, por no hablar de la perdida continuada de la que hablan las tendencias.
Como esto no es un proceso de testamentarías, no voy a pronunciarme sobre quien tiene derecho a recoger la herencia. Wikipedia, que seguramente no es la fuente más creíble del mundo, pero sí la más consultada por el ciudadano de a pie, nos dice que Convergencia se convirtió en el PDeCAT y de ahí a JuntsxCat. En el caso de Unió solo habla de Demócratas por Cataluña, aunque con escisiones voluminosas.
Pero es significativo ver la deriva ideológica que esa enciclopedia atribuye a cada uno de los partidos.
De la original convergencia dice que su posición en el panorama político era la centroderecha y lo mantiene para su sucesora PDeCAT. Sin embargo, de Junts nos habla de un “transversalismo” que debe ser algo así como declararse no binario. En paralelo, cuando informa de la ideología de cada partido, parte del nacionalismo y liberalismo para llegar al Unilateralismo y el personalismo que atribuye a Junts.
Por eso, en mi interior más profundo me pregunté si esa abstención de casi dos millones y medios de personas había engordado gracias a la derecha catalana de toda la vida, de manera que las interpretaciones a la luz del independentismo son, sin duda, una parte de la explicación; pero no la única.
Ya me había pasado con las elecciones vascas. El día de después, los medios de comunicación se cuestionaban cómo era posible que, si en la calle había menos sentimiento independentista hubieran aumentado sus votos los partidos que se proclamaban afines a la escisión de España. Y yo me pregunté por qué no atribuir ese aumento de votos a un programa electoral o a la tradicional configuración de la sociedad vasca desde el punto de vista de la izquierda y la derecha.
En las catalanas, hubo alguien que me dijo que no pensaba votar a ERC porque no le había gustado cómo había actuado ante el problema de la estabilidad del funcionariado. Ni un solo comentario a la ley de amnistía, ni al pacto de gobierno, ni al referéndum, ni a nada que se le pareciese.
Así que, quizás algunos saquen la conclusión que estas elecciones han demostrado que el independentismo ha perdido fuerza (45%) frente al no independentismo (55%) pero yo prefiero pensar que la izquierda ha aumentado su base (53%) frente a la derecha (47%) y lo más novedoso no es eso, sino el hecho de que el abstencionismo ya no es tan netamente de izquierdas como se pensaba.
El único problema de todo ello es que, como todo el mundo habrá pensado, la suma de partidos que generan una u otra conclusión es poco más que absurda si lo pensamos en términos de formar gobierno y eso sí que es trascendente, porque no tener un gobierno estable durante otros cuatro años más, tendrá consecuencias y no serán buenas.
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