“Moreno Bonilla se ha convertido en dos años en un auténtico trilero de la política, pide dinero que luego devuelve por su incapacidad de gestión

OPINIÓN. Compromiso con Andalucía. Por José Antonio Jiménez Ramos
C
oportavoz de Iniciativa del Pueblo Andaluz


01/07/24. Opinión. José Antonio Jiménez, docente y coportavoz de Iniciativa del Pueblo Andaluz (IdPA), escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la financiación autonómica: “Pretendía que la totalidad de los grupos del parlamento se uniera a una reivindicación sin matices ante la financiación de Andalucía, en nombre de una Andalucía necesitada de ella, pero en ningún caso...

...sin olvidar, la pésima gestión del “pastelero” y su gobierno; sanidad en lucha permanente, educación en proceso de destrucción”.

El pastelero que prometió moderación y se quedó solo

Moreno Bonilla quiere dar la imagen de ser un político moderado, alguien que puede ser fiable, para otras muchas personas y durante un cierto tiempo lo ha conseguido.


Esa imagen no extremista que tiene buenas palabras para todo el mundo, que, de alguna forma, aparenta estar en el centro de las cuestiones, sin inclinarse hacia una extrema derecha, bastante canalla y brusca, a la que pretende aislar mediante la absorción de muchos de sus postulados más dramáticos, que  busca, retorciendo a algunos de los suyos, como es el alcalde de Sevilla, al que no deja que se entregue en cuerpo y alma a Vox, para diferenciarse de una forma burda y poco creíble de ese sector y por otro lado no tiene ningún reparo en declararse “andalucista”, mientras esconde una Ley andaluza de la Memoria Democrática que bien podría permitir que Blas Infante, el padre de la patria andaluza, tuviera la reparación de ser reconocido como una víctima del franquismo más atroz, asesinado por las huestes del carnicero de Andalucía, como queda presentado en todos los estudios que dan por cierto, que fue asesinado de manera vil en una cuneta y que sus restos están, con casi toda seguridad entre las 1786 cuerpos contabilizado en la fosa de Pico Reja.

Según el DRAE, la palabra “moderado” tiene cuatro acepciones, todas ellas adjetivos. Me quedo con la cuarta, las tres primeras nos dice lo que utilizamos de manera habitual[1]. Pero la última resulta muy estimulante, es una referencia  a los seguidores del actual presidente de la Junta.


En esa acepción 4ª se dice: “En el siglo XIX español, seguidor de un partido liberal que propugnaba la moderación en las reformas y el mantenimiento del orden público y el principio de autoridad”. Se trata, pues, del traslado al momento actual de un tipo de seguidores, a los que llamaban pasteleros, no por su habilidad para endulzar la vida de los demás, sino por la cualidad de pastelear.

Probablemente es quizá mejor, nombrarlo por ese otro adjetivo, le queda mejor, Moreno Bonilla “el pastelero”. Pues bien, en su ambición de caer bien a todas las tendencias, en esta semana se ha encontrado con la horma de su zapato.

Con motivo del debate de la política general en el Parlamento Andaluz, “el pastelero” se ha encontrado con una gran tarta lanzada directamente a su gestión. Pretendía que la totalidad de los grupos del parlamento se uniera a una reivindicación sin matices ante la financiación de Andalucía, en nombre de una Andalucía necesitada de ella, pero en ningún caso sin olvidar, la pésima gestión del “pastelero” y su gobierno; sanidad en lucha permanente, educación en proceso de destrucción, como comentaba hace dos semanas, los servicios públicos cada vez más gestionados por las empresas privadas, que prestan una bajísima calidad en los mismos,  pero que ven cómo se engordan sus cuentas de resultados, todo ello aderezado por la guinda de  la defensa de Andalucía, gracias a los guiños compartidos de “políticos pasteleros” como él.

Esto se ha acabado, no hay más engaños. Moreno Bonilla se ha convertido en dos años en un auténtico trilero de la política, pide dinero que luego devuelve por su incapacidad de gestión, todo enfundado en una bata sucia de pastelero de la peor condición, no se trata de rebajar a la profesión de la pastelería, pero si de menospreciar a quien utiliza todos los resortes del poder para pastelear con unas y otras, para terminar no haciendo los deberes.

Andalucía tiene necesidad de un cambio de rumbo, porque todas las conquistas que se han conseguido a nivel del estado, aquí se presentan como éxitos del gobierno andaluz, cuando la realidad, tozuda y machaconamente dice todo lo contrario, se practica una política de empleo contraria a los intereses de la mayoría social, no hay ninguna intención de aprovechar la buena marcha de la economía para mejorar el tejido productivo andaluz, se han abierto todos los canales para que la especulación agobie a ciudades como Málaga en lo que concierne a la vivienda, no importa dónde se instalan huertos solares sin control sobre el terreno, acabando con un territorio esquilmado, como si estuviéramos en contra de las energías renovables, cuando es lo contrario. Las queremos, precisamente, porque es uno de los ejes de ese nuevo modelo productivo que Andalucía necesita, pero no de cualquier forma.

Queremos para nuestra juventud la mejor educación posible, ya sea dirigida al mundo del trabajo o al mundo de la investigación con un sistema educativo público financiado en virtud de las necesidades, no recortando servicios escolares a distancia o cerrando centros públicos de infantil y primaria, mientras se mantiene la educación concertada.

Queremos una sanidad pública a la altura de los problemas de las andaluzas y los andaluces, no un negocio floreciente de las distintas empresas que prestan servicios de baja calidad, con malos sueldos y cargas de trabajo insoportables.

No, Sr. Presidente de la Junta de Andalucía, usted en su ambición de mantenerse en el poder, siendo un objetivo honesto, lo está convirtiendo para convertir a  Andalucía en un espacio cada vez más precario y donde la riqueza se distribuye de la peor manera posible, más para los que más tienen y menos para los que menos tienen. Este es el “pasteleo” que usted fomenta. Usted defiende los intereses de una parte de la población frente a la mayoría social que sigue trabajando cada día para sacar adelante a sus familias.

Puede leer aquí anteriores artículos de José Antonio Jiménez

[1] 1. Que tiene moderación./2. Que guarda el medio entre los extremos./3. Que no es extremista.