“Responsabilidad de los empresarios que no cumplen con las leyes laborales y tampoco con las condiciones de una vida digna, el alojamiento es una responsabilidad de los empresarios que contratan de manera irregular a estas personas”
OPINIÓN. Compromiso con Andalucía. Por José Antonio Jiménez Ramos
Coportavoz de Iniciativa del Pueblo Andaluz
02/12/24. Opinión. José Antonio Jiménez, docente y coportavoz de Iniciativa del Pueblo Andaluz (IdPA), escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre los asentamientos de temporeros: “Los ayuntamientos de la zona, las instituciones provinciales, la administración andaluza y el gobierno central deben cumplir con los acuerdos y, en primer lugar, por razones de vida digna, los trabajadores...
...y las trabajadoras de los asentamientos deben tener un alojamiento temporal con condiciones de salubridad, de seguridad y habitabilidad (energía eléctrica, agua potable y vivienda segura) que se corresponde con la vida del siglo XXI a la espera de la construcción definitiva de los alojamientos previstos”.
Podemos mirar para otro lado
No por ello desaparecerá de la realidad, están aquí, son de aquí, son claves para nuestras vidas, sin ellos y ellas nuestra sociedad no tiene futuro. Quieren futuro, quieren vivir dignamente, están contribuyendo a la riqueza de Andalucía, hay gente, como en toda sociedad, mejores y menos buenas y fantásticas, es decir son personas con derechos, lo dice la Declaración de los Derechos Humanos, la cual este martes cumple 82 años.
Hace unos días tuve ocasión de visitar los asentamientos de trabajadores y trabajadoras en el entorno del Parque Nacional de Doñana. Estuve en dos de ellos, podría haber visitado 10 o 12 más. No era necesario verlos todos porque es conveniente mostrar respeto por las personas y estas en concreto, mucho más. (Las fotos que acompañan este artículo son mías, no las he tenido que sacar de ningún medio).
Usan agua corrompida por el tiempo que lleva en la balsa, contaminada por nitratos, basura depositada por mucha gente que no solo es de los asentamientos, junto a escombros y plásticos de los invernaderos, árboles quemados anteriores por incendios provocados y ni un solo punto de energía. No hay recogida de residuos, estos núcleos no existen para los ayuntamientos donde están viviendo, abandonados y muy incrédulos ante nuestras propuestas para arreglar esta inmensa barbaridad que deja indiferente a mucha gente y, sobre todo, a las instituciones que deben cumplir lo que firman.
Hace un año se firmó un Marco de actuación entre Teresa Ribera y Juan Manuel Moreno Bonilla que, entre muchas actuaciones que sí han empezado a formalizarse, al día de hoy no han hecho nada en lo que se refiere a una de las líneas de actuación llamada Línea 13. Mejora de las condiciones de vida y habitabilidad de vivienda de las personas temporeras agrícolas y otros colectivos en situación de vulnerabilidad. Y en concreto dentro de otros acuerdos aprobados por la Junta de Andalucía desde el año pasado se concreta en dos actuaciones:
- Red de albergues-alojamientos.
- A corto plazo, módulos portátiles con acceso a agua potable, aseo y puntos de carga eléctrica.
Ni se ha hecho nada, ni nada hay previsto, los empresarios del sector claman a todas horas la necesidad de agua para mantener el “gran negocio” de los frutos rojos porque supone una riqueza para la zona de enorme importancia. Y hay una pregunta que debe ser respondida de manera urgente partiendo de que tienen el agua que piden, ¿cómo ganarían dinero si no existieran estas personas que malviven en los asentamientos? ¿Qué población estaría dispuesta a trabajar en estas condiciones infrahumanas?
Sin estas mujeres y sin estos hombres no habría bienestar en la corona de Doñana. Esta situación es, en primer lugar, responsabilidad de los empresarios que no cumplen con las leyes laborales y tampoco con las condiciones de una vida digna, el alojamiento es una responsabilidad de los empresarios que contratan de manera irregular a estas personas.
¿Cuántas personas se desplazan de nuestros pueblos a Francia todos los años para recoger cosechas diversas? ¿Cuántas de estas personas aguantarían este maltrato en las condiciones de vida, si se dieran circunstancias parecidas en Francia? ¿Por qué somos tan cínicos cuando hacemos estas distinciones entre seres humanos? Es nuestra responsabilidad como ciudadanos y ciudadanas de un país democrático, exigir que las condiciones de vida no distingan entre nacidos aquí y migrantes que ayudan de una manera cada vez más importante a una mejor vida de cualquier persona.
Y finalmente, de momento, los ayuntamientos de la zona, las instituciones provinciales, la administración andaluza y el gobierno central deben cumplir con los acuerdos y, en primer lugar, por razones de vida digna, los trabajadores y las trabajadoras de los asentamientos deben tener un alojamiento temporal con condiciones de salubridad, de seguridad y habitabilidad (energía eléctrica, agua potable y vivienda segura) que se corresponde con la vida del siglo XXI a la espera de la construcción definitiva de los alojamientos previstos.
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