“Es dramático pensar que, quienes iremos a hacer turismo a Málaga dentro de unos años seremos los malagueños, y no los extranjeros”
OPINIÓN. El templo inacabado. Por Manuel Ares
Suaviter in modo, fortiter in re
14/03/23. Opinión. El militante de Adelante Andalucía, Manuel Ares, en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com escribe sobre la Ciudad del Paraíso: “Vicente Aleixandre pensó en Málaga como una Ciudad del Paraíso, una “ciudad prodigiosa que emergió de la mente de un Dios”. Y, más allá de que a los malagueños se nos hincha el pecho de orgullo al hablar de nuestra ciudad (a la vez que no tenemos...
...pelos en la lengua para señalar sus muchos males, pero siempre entre nosotros), lo cierto es que Málaga tiene una clara similitud con el Paraíso, y es que, en ambos casos, hemos sido expulsados de él”.
¿Ciudad del Paraíso?
Allá por 1939 el sevillano Vicente Aleixandre dedicaba un hermoso poema a la ciudad de su infancia: Málaga. Recordaba a aquella Ciudad del Paraíso con gran nostalgia, imbuyéndola de divinidad. Aleixandre padecía aquello que nos sucede a todo malagueño que temporalmente abandona Málaga, nos invade eso a lo que los gallegos llaman ‘morriña’, la nostalgia patria se apodera de nosotros y una imagen idealizada de Málaga nos inunda. Málaga es esa madre que, aún imperfecta, para nosotros no existe otra mejor.
Vicente Aleixandre pensó en Málaga como una Ciudad del Paraíso, una “ciudad prodigiosa que emergió de la mente de un Dios”. Y, más allá de que a los malagueños se nos hincha el pecho de orgullo al hablar de nuestra ciudad (a la vez que no tenemos pelos en la lengua para señalar sus muchos males, pero siempre entre nosotros), lo cierto es que Málaga tiene una clara similitud con el Paraíso, y es que, en ambos casos, hemos sido expulsados de él. Los malagueños, como le sucedió a Eva, Adán y su prole, nos vemos progresivamente expulsados de esta ciudad que enamoró a Aleixandre.
Málaga, y toda la Costa del Sol, parece convertirse en aquel Edén que resulta inaccesible a sus primeros moradores. Los datos son claros: más del 90% de la venta de vivienda en la Costa del Sol está copada por extranjeros. Este dato, que seguro que gurús del neoliberalismo consideran un dato maravilloso de una “potencia en ascenso”, lo que relata más bien es la progresiva -y cada vez más acelerada- expulsión de la ciudadanía malagueña de la Costa del Sol de sus propias ciudades, todo bajo los designios del sacrosanto Libre Mercado.
Málaga dista mucho de ser un Edén, sus problemas son numerosos, pero no deja de ser nuestra ciudad (como sucede con el resto de ciudades de la Costa del Sol), y es dramático pensar que, quienes iremos a hacer turismo a Málaga dentro de unos años seremos los malagueños, y no los extranjeros. El proceso parece irreversible, e igual que Dios expulsó a la humanidad del Paraíso, nuestros alcaldes hacen lo propio con unas políticas y modelo de ciudad que expulsan a la ciudadanía malagueña al extrarradio.
Me gustaría decir que la diferencia es que aquí no hemos mordido manzana alguna del árbol prohibido, pero la realidad es que sí hay serpientes que nos engañan y nos hacen seguir optando por perpetuar este modelo de ciudad suicida al que nos atisbamos. Quizás sea hora de dejar de morder la manzana.