“La oferta museística, lejos de ayudar a la sociedad que los ha acogido a generar una realidad sostenible, de conciencia y con función social ha actuado como un acelerador del proceso de gentrificación”
OPINIÓN. La mirada crítica. Por Eduardo Sánchez de Hoyos
Doctor en Historia del Arte, gestión del patrimonio cultural
06/11/23. Opinión. El doctor en Historia del Arte, Eduardo Sánchez, continúa su colaboración con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con un artículo sobre los museos de Málaga: “Estos museos, que por otra parte, tienen más nombre que colección, es decir, que en sus sucursales malagueñas no tenemos precisamente el máximo grado cualitativo, funcionan como un reclamo turístico por encima de cualquiera de...
...las funciones que se le presupone a un museo”.
Málaga, museos y gentrificación
Siguiendo la última definición de museo del International Council of Museums (ICOM), acordado en Praga, el 24 de agosto de 2022, “un museo es una institución sin ánimo de lucro, permanente y al servicio de la sociedad, que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe el patrimonio material e inmaterial. Abiertos al público, accesibles e inclusivos, los museos fomentan la diversidad y la sostenibilidad. Con la participación de las comunidades, los museos operan y comunican ética y profesionalmente, ofreciendo experiencias variadas para la educación, el disfrute, la reflexión y el intercambio de conocimientos”.
Destaco y subrayo: “sin ánimo de lucro (...) los museos fomentan la diversidad y la sostenibilidad. Con la participación de las comunidades (...)”. La introducción de los conceptos aportados ya hace décadas por la Nueva Museología se han introducido en la definición básica de museo, de manera que, ya no hay ninguna duda de la función social que el museo debe desempeñar.
Paradójicamente, y lejos de cumplir esta función social, en la ciudad de Málaga la importante oferta de de museos (Museo Picasso, Museo Carmen Thyssen Málaga, Centro Pompidou, la colección del Museo Ruso, y el Centro de Arte Contemporáneo, principalmente y junta a otras ofertas museísticas) conforman parte esencial de la marca turística que supone una ciudad como Málaga. Estos museos, que por otra parte, tienen más nombre que colección, es decir, que en sus sucursales malagueñas no tenemos precisamente el máximo grado cualitativo, funcionan como un reclamo turístico por encima de cualquiera de las funciones que se le presupone a un museo.
El efecto del mal uso de una institución como el museo, ahora reconvertida contra todo criterio científico en marca turística tiene consecuencias negativas sobre la población local, pues la oferta museística es un factor fundamental para explicar el fenómenos de la gentrificación, es decir, la expulsión de los vecinos de sus barrios para atraer un nuevo inquilino que pueda pagar la subida de los precios de la vivienda y coste de la vida en general.
Como señala el catedrático de la UMA Fernando Almeida, “la gentrificación es un fenómeno social, económico y urbano que ocurre con intensidad en espacios turísticos que se vuelven atractivos para nuevos residentes de mayor poder adquisitivo”.
Como todos los malagueños sabemos la presión turística ha llevado a una subida de los precios de la vivienda inasumible en los últimos 20 años. El Observatorio de Medio Ambiente Urbano, en su informe de junio del año pasado (2022) corroboraba el proceso de gentrificación el cual se ha acelerado entre el 2015 y la actualidad. La OMAU va más allá y habla de una gentrificación a gran escala, dónde se produce una "sustitución de la población original residente por otra nueva con mayores recursos", el estudio señala que más de 34.000 personas entre 20 y 40 años han tenido que irse de la ciudad en los últimos 5 años.
La oferta museística, lejos de ayudar a la sociedad que los ha acogido a generar una realidad sostenible, de conciencia y con función social ha actuado como un acelerador del proceso de gentrificación. El cual, por otra parte, está íntimamente ligado a la pobreza. El informe de la OMAU señala que “con algo más del 20 por ciento de las personas en situación de vulnerabilidad social, con un porcentaje de desempleo similar y una renta familiar que supone el 80 por ciento de la renta española, no parece que estemos en el paraíso deseado que tanto se vende en los últimos tiempos”.
Francisco M. Pastor aseguraba en 2016 con un artículo titulado “Málaga, la ciudad de los museos. Un caso de éxito turístico gracias a la cultura”, que los museos de Málaga eran la gran apuesta turística, es decir, que ya en su propia concepción estaban destinados a destruir la función social de un museo: “Málaga tuvo que reinventarse y lo hizo poniendo el foco en la cultura y los museos; una apuesta que ha resultado ser todo un éxito, hasta el punto de que la ciudad es hoy uno de los destinos urbanos más dinámicos de Europa”. Evidentemente cuando hablan de éxito se refieren al reclamo turístico.
Por todo ello, podemos trabajar de manera firme con la hipótesis del museo como generador de gentrificación y pobreza. Los museos que nos han instalado en Málaga son parte fundamental del problema social que padecemos, que lejos de cumplir su función social colaboran de manera activa en expulsar a los habitantes originales de la ciudad y en aumentar la especulación habitacional. Un proceso que conduce a que el capital se acumule cada vez en menos manos.
Puede leer aquí los anteriores artículos de Eduardo Sánchez