“La ecotasa es un mínimo de un mínimo. Hoy por hoy, la única posición realmente progresista, intervencionista al modo de una socialdemocracia moderada sería el decrecentismo”
OPINIÓN. La mirada crítica. Por Eduardo Sánchez de Hoyos
Doctor en Historia del Arte, gestión del patrimonio cultural
13/05/24. Opinión. El doctor en Historia del Arte, Eduardo Sánchez, continúa su colaboración con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con un artículo sobre el turismo y la ecotasa: “Las posiciones básicamente son dos, por un lado, la que piensa en incorporar tasas medioambientales con las cuales sufragar el impacto ecológico, y nutrir de infraestructuras necesarias que permitan resistir y adecuar las ciudades...
...a la presión turística. Y por otro lado, los que piensan que tenemos la gallina de los huevos de oro y que los recursos son inagotables, y por tanto, hay que aprovechar para vivir en un agosto constante”.
Ecotasa y Partido Popular
Hace unos meses el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, del Partido Popular, generó una polémica al anunciar la posibilidad de cobrar una entrada a los no foráneos que van a la histórica Plaza de España, construida por Aníbal González para la exposición iberoamericana de 1929. Una idea que despertó más detractores, —lógicamente—, que defensores de la misma. Pero la polémica tuvo la virtud que abrió la cuestión de la ecotasa. De la que el PP en principio no quiere ni escuchar hablar de la misma. A nadie se le escapa ya que nuestras ciudades son parques de atracciones colapsados por un turismo masivo que ha modificado la economía local expulsando a los vecinos del centro de las ciudades (gentrificación). Con todo, nadie piensa en poner fin a esta economía del turismo.
Las posiciones básicamente son dos, por un lado, la que piensa en incorporar tasas medioambientales con las cuales sufragar el impacto ecológico, y nutrir de infraestructuras necesarias que permitan resistir y adecuar las ciudades a la presión turística. Y por otro lado, los que piensan que tenemos la gallina de los huevos de oro y que los recursos son inagotables, y por tanto, hay que aprovechar para vivir en un agosto constante. Las consecuencias sociales ya sean la emergencia climática, la burbuja de los precios de vivienda y el colapso en la movilidad son cuestiones que resuelve el mercado marcando una franja entre los que pueden pagarse las cosas y los que no. Es el mercado, amigos. Esta última posición que es la instalada, que no solamente es irracional y negacionista de los grandes retos civilizatorios que tenemos hoy, sino que es profundamente egoísta y está destinada a destruirnos como sociedad, es sin embargo, la posición mayoritaria. El que tiene dinero vive cómo quiere y dónde quiere y el que no, es porque no tiene dinero, y si no tiene dinero es que no se lo ha ganado. Tal es el punto de obtusidad que incluso niegan la posibilidad de instalar tasas ecológicas al turismo porque piensan que puede espantarlo, cuando en los países de origen de los turistas, en todos hay tasas ecológicas.
Cuando la tasa ecológica se instaló en baleares, el PP puso el grito en el cielo y usaron los mismos argumentos absurdos sobre la turismofobia y lo importante que es el turismo, y blablabla. Ahora gobiernan en Baleares y llegaron prometiendo que la eliminarían, sin embargo, han reculado, ahora el problema solo es cómo repartirla. En Canarias han votado no a la propuesta de una ecotasa llevada por la izquierda. En Andalucía, no quieren ni oír hablar de ella aunque algunas voces empiezan a decir que bueno, si viene del sector turístico —de los hoteleros vaya— la propuesta puede ser interesante.
A mi opinión, la ecotasa no debería ser a estas alturas ninguna polémica, esto solo habla de lo retardatario de las posiciones intelectuales de este país. La ecotasa es un mínimo de un mínimo. Hoy por hoy, la única posición realmente progresista, intervencionista al modo de una socialdemocracia moderada sería el decrecentismo. Decrecer es la única posibilidad real y sostenible de nuestras sociedades frente al desastre social y medioambiental al que nuestro modelo económico nos somete. Lo radical es mantener este modelo que nos conduce al colapso y la destrucción como sociedad.
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