“No podemos mirar para otro lado ante el acoso y las injustas presiones que padeció por aquellos que, teniendo diferentes intereses, vieron como Juan y sus compañeros les ganaban las batallas”
OPINIÓN. La mirada crítica. Por Eduardo Sánchez de Hoyos
Doctor en Historia del Arte, gestión del patrimonio cultural
16/07/24. Opinión. El doctor en Historia del Arte, Eduardo Sánchez, continúa su colaboración con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con un artículo sobre la figura de Juan Terroba, un hombre bueno, de gran conciencia social, que volcó en la defensa de su Serranía de Ronda con una valentía a imitar por todos, viejo colaborador de EL OBSERVADOR desde su fundación en 1987, fallecido el pasado sábado día 13: “Me bastó...
...saber que se iba el gran protector de nuestra tierra, la Serranía de Ronda. Me bastó darme cuenta que perdíamos al hombre que luchó, defendió, amó, comprendió, estudió, y pateó hasta el último rincón de la Serranía. Lo que lo conocí no fue todo lo que yo hubiera querido, pero me alcanzó para comprender que era un hombre bueno, humilde, sencillo, sin estridencia alguna; inteligente, intuitivo, observador, y comprometido de la manera más férrea que un militante de cualquier causa pueda imaginar”.
Hasta siempre, Comandante
Juan Terroba Valadez (Ronda, 1960-2024)
Un escalofrío recorrió mi cuerpo, el nudo en la garganta y la lágrima cargada. Cuando traté de hablar, lloré como un niño. Realmente apenas lo conocía. Poco más de lo que sabía, necesitaba y necesito saber de él. Me bastó saber que se iba el gran protector de nuestra tierra, la Serranía de Ronda. Me bastó darme cuenta que perdíamos al hombre que luchó, defendió, amó, comprendió, estudió, y pateó hasta el último rincón de la Serranía. Lo que lo conocí no fue todo lo que yo hubiera querido, pero me alcanzó para comprender que era un hombre bueno, humilde, sencillo, sin estridencia alguna; inteligente, intuitivo, observador, y comprometido de la manera más férrea que un militante de cualquier causa pueda imaginar.
Hijo de campesinos, hijo de la serranía, de algún modo se mimetizó al entorno natural que tanto amó. En la antigua Grecia habría sido enterrado como un héroe, al nivel de los funerales de Patroclo. Pero como he dicho, Juan era un hombre sencillo y no le hubiera gustado, porque seguramente no creía en esas cosas. Así, su familia que son los que realmente lo han querido y vivido, como no podía ser de otra manera, lo han despedido y llorado en estricta intimidad. No obstante, han de saber que -aunque no sea consuelo- nos tienen para todo lo que necesiten.
Activista incansable, miembro fundador de la Asociación Silvema Serranía de Ronda-Ecologistas en Acción, corazón y alma de la misma. Son innumerables las batallas administrativas ganadas con las alegaciones de Silvema. Lo cual le costó tener que soportar acosos y presiones en muchos momentos de su vida. Hoy ya fallecido, hasta quienes lo injuriaron hablarán bien de él. Como decía Borges: “no hay nada como la muerte para mejorar a la gente”, quiero decir, que aunque ahora todos hablan bien de él, sin duda, desde la línea crítica de esta sección no podemos mirar para otro lado ante el acoso y las injustas presiones que padeció por aquellos que teniendo diferentes intereses vieron como Juan y sus compañeros les ganaban las batallas. Batallas que no eran para ellos, eran para todos, para las generaciones presentes y futuras. Por mi mente ronda una gran victoria que muchos no le perdonaron, Los Merinos.
Juan Terroba entró joven como policía local a inicios de los años ´80 y en los ´90 como agente de la Patrulla Verde, dándole a esta profesión la verdadera dimensión civil que en tantas ocasiones echamos de menos. En 2018 se creó la Delegación Municipal de Patrimonio Histórico en la que Juan finalmente se jubiló.
Con su familia creó el proyecto de La Algaba AQUÍ, una finca desde la que tanto se han recuperado especies autóctonas, como se ha dedicado a aula de estudio, y sin lugar a dudas, cabe destacar la creación de la única reproducción arqueoexperimental de Europa de un asentamiento neolítico.
Este mismo año, publicó, junto a Bartolomé Nieto González, el libro Patrimonio Etnológico de Ronda. “Una aproximación divulgativa a las construcciones, instalaciones y parajes vinculados a las formas de vida y modelos de producción en nuestro ámbito rural”. Juan pudo ver como se presentaba y veía la luz lo cual debió ser una de sus últimas satisfacciones. Otro regalo más que nos ha dejado como sus muchos artículos (algunos desde EL OBSERVADOR), otro en obras de colaboración con auténticos académicos e investigadores que podéis descargar desde Dialnet AQUÍ.
Como los verdaderos héroes ha ganado ya su primera batalla después de muerto. De esto nos daba cuenta su amigo Miguel Ángel Pezzi, que en el mismo día de su partida, en este triste sábado 13 de julio, expresaba: “Y en el día de su partida gana su última lucha, a la que dedicó sus últimas energías: La Junta protegerá el humedal de la Laguna de Alberca”.
No pretendo hacer un completo semblante de Juan Terroba, pues no soy la persona más adecuada, ni soy capaz de expresar con la elocuencia de un poeta el laudo que merece. Reivindico, eso sí, que no se pierda su legado en la memoria, que muchos levanten la bandera de su lucha. Afligido por su pérdida a mi cabeza solo acuden famosos versos de Antonio Machado. Y, por supuesto, como lo despidió su compañero de Silvema y amigo, José María García: “Nos dejó el comandante Terroba”. Y al unísono toda la Serranía coreó: ¡Hasta siempre, Comandante!
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