“Trae de serie un montón de artículos, adminículos y elementos que de poco o nada le sirven pero, lo que es peor aún, que la mayoría de las veces hacen la función contraria a la que se espera de ellos”
OPINIÓN. Por Ana Lucas
Escribir desde el corazón
07/02/24. Opinión. Ana Lucas continúa con su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con un “batiburrillo de reflexiones”: “Uno de los órganos que más nos patina al ser humano, si es que a la cabeza se la puede definir como tal, que no lo creo, es la mollera y su contenido de materia gris, que la mayoría de las veces más que gris parece negra: la memoria… Esa presunta CPU vital que se supone...
...que nos tiene que servir de almacenamiento y compartimento de recuerdos, información y datos y que la mayoría de las veces se nos queda en blanco cuando más la necesitamos”.
El ser humano está mal hecho...
Para hoy toca batiburrillo de reflexiones sin ton ni son, en plan filosofía de andar por casa, algo así como soltar ideas a diestro y siniestro sin orden ni concierto, probablemente para desconcierto de más de uno… Pero es que me ha pillado así el día y no me he querido cortar ni un pelo, que también se trata un poco de eso ¿no? Según me vendió mi amigo don Usted cuando me sugirió la posibilidad de unirme a este proyecto de colaboraciones no había tema preestablecido, que esto era una página en blanco en la que dejarme llevar… sino, querido amigo Fernando, no habérmelo puesto tan fácil…
El ser humano está mú mal hecho… Muy mal hecho creo yo… trae de serie un montón de artículos, adminículos y elementos que de poco o nada le sirven pero, lo que es peor aún, que la mayoría de las veces hacen la función contraria a la que se espera de ellos… en algunos casos tales componentes son claramente insuficientes y escasos y en otros abundan mucho más allá de lo estrictamente necesario y funcionalmente admisible.
Imagino que una de las primeras ideas que se nos viene a todos a la cabeza (y nunca mejor dicho porque ahí es dónde más problemas dan) son los pelos… ¡¡¿A quién se le ocurre dotar al hombre (y sobre todo a la mujer) de tan innecesario y complicado producto!!? Este haber es un don que se nos ha dado, valga la redundancia, sin una correcta evaluación previa de lo engorroso que resulta manejar su existencia, y eso sin contar la cantidad de complejos que causa -por exceso o por defecto-… Que si tengo mucho o poco, que si lo quería rubio o rizado, que si hay partes del cuerpo donde no resulta nada funcional ni higiénico, que si me crece mucho en algunos sitios donde no quiero y nada donde me gustaría… Todo el día a base de cepillos, secadores, afeitadoras, recortadoras, cuchillas, pinzas, y otros métodos más novedosos y altamente costosos como láseres, ipls, etc… Total, una tortura en todos los sentidos… Luego a partir de ciertas edades, o dicen que también según el sexo y la genética, dejan de aparecer en dónde antes había mucho y empiezan a alargarse en zonas cada vez menos comunes y más vistosas y desagradables: cejas, oídos, nariz y otra vez muchos etcéteras. Total, lo dicho, uno de los artículos que traemos de serie del que podríamos prescindir sin mayores inconvenientes, todos calvos y lisitos de piel como las ranas y a otra cosa mariposa.
Otra de las muestras de que estamos mal hechos es el cupo de extremidades que nos tocaron cuando se adjudicaron esas partes corporales: dos brazos y dos piernas (me baso en generalidades, que nadie se me moleste si hay excepciones, por favor)… A todas luces esas cantidades son altamente insuficientes visto el tipo de vida que llevamos los humanos, cada vez más acelerada y faltos de tiempo… Deberíamos haber nacido al menos con cuatro piernas, para poder volar como el viento y no llegar tarde a ningún sitio y además no tener que usar artilugios infernales con ruedas… Poder utilizarlas como el correcaminos, bipbipbip… y que nos pudiéramos desplazar a una velocidad mucho más acorde a nuestras exigencias vitales diarias…
Y eso extrapolable también a las superiores, es decir, los brazos. ¡¿Os imagináis una madre de familia numerosa -o cortita pero altamente desordenada- recogiendo la casa con ocho patas como los pulpos!? Saldría de una habitación con toda la faena hecha del tirón y cargada como los burros pero más feliz que una perdiz… Es que, la verdad sea dicha, dos brazos con dos manos y cinco dedos cada una dan para bien poco cuando de tareas de la casa se trata pero es que si hablamos de trabajos manuales, labores de autónomos o tareas administrativas entonces los beneficios se multiplicarían exponencialmente… Eso sí, a los funcionarios los reconoceríamos fácilmente porque la naturaleza tiende a atrofiar las extensiones no utilizadas (no podía dejar de caer en el chiste facilón)… y de la longitud de estos brazos mejor ni hablamos porque eso de no llegarse bien a la espalda para rascarse sin necesidad de ayuda tampoco es de estar muy bien pensados -Iker Jiménez debería dedicar un programa a buscar por qué siempre pica dónde no alcanzamos solos-…
Y ha llegado el turno de los ojos, claro que sí… porque esos tampoco están bien hechos… ¡¿Sólo dos y por delante de la cara!? ¿Ninguno por detrás, para ver por la espalda? Ni siquiera, por pedir, ojos como los camaleones, que los tienen en los laterales y pueden sobresalir casi por completo de sus órbitas para al menos tener una visión del “ángulo muerto”… ¡¡ Si es que no puede ser!!… Siendo así deberíamos haber traído de serie unos retrovisores colgados de las orejas -porque de cuernos mejor no hablamos que nos liamos- o acoplados en algún lugar de la testa porque la verdad es que entre que tenemos mucha carencia de campo visual y que algunos venimos miopes de nacimiento pues la tragedia está servida… y cuando hablo de miopía no me refiero sólo a la estrictamente médica, sino a aquella que hace que la gente tenga las cosas casi delante de las puñeteras narices y no las vea: mamá dónde está mi cartera, mi chaqueta nueva, mi móvil (¡Ah no, ese no se pierde nunca!)… Cariño dónde has metido los calcetines, la raqueta de paddle, mi copa preferida para la cerveza… Gertrudis dónde guardó Usted el último balance anual, las cápsulas de la nueva cafetera “últimomodelomultifunción”…
Pero es que además creo que la vista se ha convertido a lo largo de la historia en un sentido altamente selectivo porque en otros muchos casos tenemos las cosas real y físicamente obstaculizando el campo visual y tampoco las vemos … no no no… la encimera de la cocina llena de cacharros, las camas sin hacer, los zapatos y la ropa tirados por doquier, pero “ciertos” ojos parecen no enfocar ese tipo de detalles… yo a eso le llamaría ceguera discriminatoria por hartazgo y sagacidad vital… me consta que pasa mucho y es uno de los defectos de fabricación del ser humano que peor llevo… Porque eso sí, tenemos otro ojo más, el del culo, y por ese lamentablemente de momento no hemos conseguido obtener una visión real del mundo, aunque a veces parezca que algunos vean y entiendan mejor lo que “intuyen” por ese que por los otros; a base de cagadas poco claras subsisten muchos...
Pero definitivamente uno de los órganos que más nos patina al ser humano, si es que a la cabeza se la puede definir como tal, que no lo creo, es la mollera y su contenido de materia gris, que la mayoría de las veces más que gris parece negra: la memoria… Esa presunta CPU vital que se supone que nos tiene que servir de almacenamiento y compartimento de recuerdos, información y datos y que la mayoría de las veces se nos queda en blanco cuando más la necesitamos; cuánto color sin color en este párrafo.
¡¿A quién no le ha pasado que no recuerda lo que comió ayer o dónde ha dejado las llaves de la casa -puestas en la cerradura el 99% de las veces- pero es capaz de acordarse de la frase completa -con entonación incluida- que le dijo su suegra la primera vez que fue de visita allá por el cuaternario -a las 17:00 (hora de toros)-, visualizar con todo lujo de detalles la ropa que llevaba puesta el día que cayeron las torres gemelas o lo que pagaba de letra del Renault cinco copa turbo que se compró en 1982, en plena hegemonía electoral del PSOE!?
¿Y esa cara de qué me suena, la he visto antes?...
Hoy meriendo pan tostado que me han faltado “huevos” para el bizcocho que pensaba hacer; “no me hago lista pal super que sólo necesito tres cositas”… lista tú guapa, más que lista creída de más sobre tus capacidades retentivas…
Pero el peor ejemplo con diferencia en esto de la memoria son las puñeteras contraseñas alfanuméricas -y algún símbolo que tampoco falte- que necesitamos para todo desde el descubrimiento de internet; antes de eso sólo eran para las tarjetas bancarias que no todos tenían, porque por aquel entonces casi todo el mundo andaba aún actualizando las cartillas por ventanilla porque ni nos fiábamos de los cajeros automáticos. Y que nadie me diga que las supuestamente sencillísimas reglas mnemotécnicas que utilizamos cuando las creamos nos sirven… ¡¡Ésta no se me olvida, palabrita del niño jezú, que es mi fecha de nacimiento multiplicada por el número pi (hasta seis cifras después de la coma) y dividida por los kilos que pesaba cuando me creé la cuenta!! Pero ojo al dato que este problema se puede acabar, que para eso han inventado… tachán… el gestor de contraseñas, que no es otra cosa que un programa que se utiliza para almacenar una gran cantidad de parejas usuario/contraseña en una base de datos, supuestamente segura, que está protegida por una única contraseña maestra. ¡¡Ahí lo tenemos, la solución final a nuestro problema de memoria, al menos el “contraseñero”!! Una para todo y a correr…
Eso sí, yo intentaría crear algún tipo de detector que pudiera reconocer si los lapsus de memoria son reales porque para mí que más de uno de esos “cortocircuitos neuronales” son meros inventos de gente muy avispada a la que le viene bien escudarse tras su falta de recuerdos para escurrir el bulto ante ciertas situaciones: deudas, promesas, parejas anteriores… Aplíquese también esta argucia a las sorderas selectivamente transitorias que atraviesan algunos en ciertos momentos vitales…
Así pues, con todo lo expuesto no creo que a estas alturas nadie me pueda negar la rotunda afirmación del título de esta colaboración de hoy… Y puestos a rematarla de una forma más contundente aún, mis desvaríos me llevan a pedir que ya que traemos tantos elementos innecesarios y otros defectuosos en su funcionamiento, o al menos incompletos en su programación, lo menos que podrían haber hecho es dotarnos de un buen interruptor de esos de on/off que pudiéramos utilizar en caso de agotamiento o cuelgue del sistema. Lograr apagar la máquina de vez en cuando y reiniciar casi partiendo de cero sería todo un éxito biónico que ayudaría a sobrellevar mucho mejor un día a día que cada vez se pone más cuesta arriba...
Lo que no tengo nada claro es cuál sería la localización corporal ideal para tal “botoncito”… Se aceptan sugerencias… ;-)