“Me parece lamentable que se hayan perdido actos, palabras y cuestiones tan básicas como dar las gracias o pedir perdón, escuchar al otro, respetar tu turno, las jerarquías, la puntualidad, el respeto a los mayores a las leyes y a la autoridad”

OPINIÓN. Por 
Ana Lucas
Escribir desde el corazón

24/09/24. Opinión. Ana Lucas en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com escribe sobre el civismo: “Me parece que en general, en los últimos años, las nuevas generaciones han perdido muchas buenas costumbres de educación y civismo que parecía que venían indefectiblemente unidos al ADN de los de mi quinta. No sé bien si por puro y duro pasotismo y falta de interés de los propios...

...jóvenes o por exceso de permisividad y de tolerancia de sus progenitores y de la sociedad en general”.

Perdone que no me levante

Casi todos los de mi generación reconocerán en estas cinco palabras la frase que se atribuye al epitafio de la tumba de Groucho Marx…


La verdad es que aunque esta cita siempre me ha parecido graciosa por lo que se desprendía de su contenido, en esta ocasión la utilizo como simple prólogo o excusa para el tema que me lleva rondando algún tiempo por la cabeza.

¿¡Cuánto tiempo hace que la gente no se levanta a ceder el sitio o el asiento a alguien!? En el transporte público, en los centros médicos, en cualquier lugar donde haya aglomeración cada vez observo más gente joven lánguida, descarada y plácidamente sentada con sus auriculares, sus móviles y arreos varios que los aíslan del mundo exterior, mientras mujeres embarazadas, personas mayores o discapacitados aguantan estoicamente de pie a que les toque el turno o se quede un hueco libre. Lógicamente siempre hay excepciones que confirman la regla, pero casi siempre esa prerrogativa viene de la mano de gente que ya peina canas y está más cerca de la jubilación que de sus tiempos mozos.

Y es que me parece que en general, en los últimos años, las nuevas generaciones han perdido muchas buenas costumbres de educación y civismo que parecía que venían indefectiblemente unidos al ADN de los de mi quinta. No sé bien si por puro y duro pasotismo y falta de interés de los propios jóvenes o por exceso de permisividad y de tolerancia de sus progenitores y de la sociedad en general pero para mí que en poco más de un par de décadas hemos pasado del “no a todo” al “todo vale”… Y no sólo en cuestiones tan básicas y sin trascendencia como las del ejemplo de ceder o no el sitio, sino en puntos mucho más peliagudos y relevantes como los estudios, la violencia, la convivencia, las responsabilidades personales y civiles básicas, y un largo etcétera al que estoy segura que todos y cada uno de los lectores podría aportar un ejemplo más… Mi sensación personal, y la que observo y oigo en la mayoría de mis coetáneos, es la de habernos metido de cabeza en una especie de vertiginoso túnel del tiempo y en muy pocos años haber emergido al otro lado totalmente anonadados y perdidos y sin saber cómo hemos llegado a este cambio tan drástico y deleznable… Me parece lamentable que se hayan perdido actos, palabras y cuestiones tan básicas como dar las gracias o pedir perdón, escuchar al otro, respetar tu turno, las jerarquías, la puntualidad, el respeto a los mayores a las leyes y a la autoridad, pero es que además nos hemos vuelto, y aquí meto también a los más veteranos, irascibles, violentos, maleducados, y sobre todo muy muy impacientes: lo queremos todo para ayer (menos lo que tenemos que hacer nosotros que entonces ya no es tan urgente y puede esperar, como mínimo, a mañana) :-)…

Veo en una gran parte de la juventud, esa que dentro de demasiados pocos años tendrá que dirigir nuestro país a todos los niveles ;-( -político, económico, sanitario,…- más interés por el “postureo” y vivir del cuento que en forjarse un futuro sentando buenos cimientos y trabajando duro. Por supuesto que todavía hay quien quiere ser médico, policía, ingeniero, informático, bombero -no hay más que ver la cantidad de plazas universitarias que se cubren cada año- pero quizá por aquello de que lo malo hace más ruido que lo bueno, por mucho que a ratos me intento convencer de lo contrario, creo que no vamos para nada por buen camino… Y aunque mi reflexión era más a nivel interno y nacional, me atrevo de paso a extrapolarla al resto del mundo que creo que tampoco ando mucho más acertado, fino y ordenado…


Y pese a que seguramente el tema da para muchos párrafos más y unas cuantas colaboraciones de secuela -prometo que no es una amenaza-, y aunque mucha gente me comente que me he quedado corta y que podría haber ido mucho más allá en mis ejemplos y especificaciones, mi intención era sólo abrir un poco el debate y llamar la atención en lo que a todas luces parece tan sólo la punta del iceberg de un asunto que está dando ya mucho juego a todos los niveles: médico, laboral, social, mediático -o al menos debería dar-… No hay más que tirar un poco de hemeroteca y ver como mi admiradísimo juez “granaíno” Emilio Calatayud, especializado en menores desde 1988, lleva años colgando vídeos en las redes en los que intenta inculcar medidas básicas de convivencia y disciplina con nuestros hijos/menores: no somos amigos, tenemos que poner límites, no todo vale, etc… Esas grabaciones dentro de unos años -o lamentablemente quizá ya- valdrán su peso en oro porque representarían la prehistoria del principio del fin: algo así como la aniquilación de los dinosaurios pero a nivel humano… :-O

Lo mismo a estas alturas a alguno de vosotros os parece que esto es como el cuento del lobo, que de tanto vocear que viene que viene o no llega o cuando aterriza ya no asusta… o como el cambio climático, que no existe, que no estamos sufriendo ni sequías, ni catástrofes medioambientales, ni agujeros de la capa de ozono, ni ná de ná… y puestos a aseverar, lo mismo ya a estas alturas alguien me convenza de que la tierra es plana y la que ando dando vueltas como una peluda mascota gorda, vieja y loca en una rueda sin fin soy yo...

Pero lo dicho, esto no es más que un artículo de colaboración quincenal en una revista y cada cual que le de la relevancia e importancia que crea conveniente… Y por cierto, para quitarle un poco de hierro al asunto, sirva como anécdota la aclaración de que el supuesto epitafio del encabezamiento de esta entrada nunca ha existido ya que G. Marx fue incinerado y sus restos reposan en el cementerio de los Ángeles con una simple placa con su nombre sin ningún epígrafe :-)… Otra cosa es que no sea necesario que la cita aparezca grabada físicamente como tal para que se la de por por verdadera ya que la Rae es muy clara con la definición de epitafio: “Inscripción que se pone, o se supone puesta, sobre un sepulcro o en la lápida o lámina colocada junto al enterramiento”…

… Igual en esa “supuesta suposición” radica la veracidad y relatividad de las cosas… :’( y de esa fuente hayan bebido nuestros jóvenes para relativizar sus vidas…

¡Ay si Einstein levantara la cabeza! (no se daría con la tapa de la caja porque sus cenizas, dicen, fueron libradas al viento)… :-D