“Qué pequeña e insignificante se habrá quedado la pandemia de Covid para algunos! Como dice la expresión -algo retocada-, aunque se entiende a la perfección el trasfondo ‘siempre algo vendrá que a lo malo bueno hará’”
OPINIÓN. Por Ana Lucas
Escribir desde el corazón
19/11/24. Opinión. Ana Lucas en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com escribe un artículo sobre las consecuencias de la DANA de Valencia: “De verdad que me resulta totalmente insoportable y me duele el alma pensar en la cantidad de gente que se ha quedado de la noche a la mañana sin negocio, sin trabajo, sin planes para un futuro a corto y medio plazo, sin saber...
...por dónde tirar, a quién acudir, cómo dar el siguiente paso… la pescadilla que se muerde la cola, no tengo nada y no puedo pedir porque no tengo con qué apoyar mis demandas…”.
DANA
Los “partes meteorológicos” se vienen dando por las radios del mundo entero desde los años veinte del siglo XX, la primera retransmisión en una emisora mundial fue en la bahía se San Francisco en 1912 y la primera en España a mediados de 1923. Sin embargo no fue hasta el año 1936 cuando se emitieron por primera vez en televisión, en concreto en la BBC británica el 11 de noviembre de ese año y hasta octubre de 1941 no se estrenó la moda en EEUU. Aquí en España el 30 de octubre de 1956 el hombre del tiempo por antonomasia Mariano Medina inauguraba ese tipo de secciones en el informativo nocturno “últimas noticias”; extraño título de programa cuando eran las únicas del día. ;-)
Por lo tanto, desde hace años todos estamos más que familiarizados con términos tan básicos como isobaras, alisios, anticiclón, bajas presiones, presión atmosférica, y un largo etcétera de vocablos que, aunque no sepamos bien qué representan, sí reconocemos como habituales y, porqué no, inocuos.
Pero desde no hace tanto tiempo se han ido incorporando otras expresiones mucho más contundentes y perturbadoras como ciclogénesis explosiva, efecto invernadero, gota fría y, probablemente a la cabeza de todas ellas, la que da título a esta colaboración. Mal que nos pese, casi todos los españoles hemos aprendido que este término de reciente y funesta aparición en nuestro vocabulario y en nuestras vidas responde a las siglas de Depresión Aislada en Niveles Altos… ¡Y qué depresión Dios mío!
A todos nos quedarán por muchos años las imágenes de la catástrofe vivida en varios puntos del país en estas últimas semanas, sin ir más lejos en nuestra propia provincia, pero como extremo y sobrecogedor punto de referencia la comunidad valenciana.
Aunque yo hoy, lejos de entrar en el manido, agotador y estéril debate de quién “tiene la culpa” de las consecuencias de las mismas, si podemos achacar parte de los desastres al gobierno central, a los regionales, a los organismos oficiales, a los políticos, a los meteorólogos o a la madre que parió a Paneque, he querido enfocar esta Dana desde el punto de partida de la reconstrucción y no del cataclismo como tal.
Pasando de largo sobre las restauraciones y recuperaciones de infraestructuras y daños públicos, por la simple razón de que son los menos dolorosos y más fácilmente recuperables -ya se han habilitado en tiempo récord bypass en las carreteras y se ha recuperado la línea de alta velocidad que decían iba llevar meses de trabajo- mi intención no es otra que centrarme en los daños personales y humanos propiamente dichos.
Porque bien es cierto que cuando oímos en los medios de comunicación “no ha habido daños personales, sólo materiales” la traducción simultánea que hace nuestro cerebro para convertirlo a lo más básico y menos doloroso para el entendimiento humano es: no ha habido muertos… Bien, uff… ¡qué alivio! Aplausos y vítores...
En este caso los ha habido, y muchos, pero dejémoslos descansar en paz puesto que mi intención es centrarme en esos que han quedado vivos pero con “sólo daños materiales” porque asustan y mucho, al menos a mí, las demoledoras y aterradoras consecuencias para esas personas.
¡¿Qué magnitud de tragedia abarca ese corto adverbio de cuatro letras¡? ¿Qué es “Sólo” cuando lo has perdido Todo? Cuando tienes que empezar de nuevo pero no de cero sino en negativo.
¿Cómo puede una persona, de la edad que sea, pero cuánto más mayor peor, de la noche a la mañana, verse viud@, huérfan@, haber perdido un familiar, un hijo -o incluso varios- (algunos arrancados de sus propios brazos), sin vivienda -o al menos habitable-, sin enseres, sin coche, sin recuerdos, sin apenas lo puesto -a menudo prestado- pero además con las probablemente grandes deudas que aún tengan para pagar esos artículos: hipotecas, créditos, etc… y que tienen pinta de que arrastren durante años?
Porque o mucho me equivoco o el planteamiento de una condonación de deuda para este tipo de situaciones extremas no es más que una utopía y desde luego déjenme reírme a carcajadas de las ayudas y del reconocimiento de zona catastrófica para acelerar ciertos trámites, igual de descorazonador e inservible que intentar apagar un incendio con la regadera del jardín. Y si alguien cuestiona mi escepticismo que se de un paseo por la isla de la Palma donde todavía hay gente viviendo en casas prefabricadas desde la explosión del volcán en septiembre de 2021 o pregunte a los lorquinos, trece años después, si han recibido todas las ayudas prometidas para la reconstrucción de los daños del terremoto… igual cuando las cobren las disfrutan los herederos… si la ley se lo permite… ;-(
De verdad que me resulta totalmente insoportable y me duele el alma pensar en la cantidad de gente que se ha quedado de la noche a la mañana sin negocio, sin trabajo, sin planes para un futuro a corto y medio plazo, sin saber por dónde tirar, a quién acudir, cómo dar el siguiente paso… la pescadilla que se muerde la cola, no tengo nada y no puedo pedir porque no tengo con qué apoyar mis demandas… ¿Cómo duermen, cómo se levantan cada mañana, qué visiones tienen de su futuro más cercano y de sus próximos años? ¿Qué cansancio vital no les abrazará ahora y durante mucho tiempo?
¡Qué pequeña e insignificante se habrá quedado la pandemia de Covid para algunos! Como dice la expresión -algo retocada-, aunque se entiende a la perfección el trasfondo “siempre algo vendrá que a lo malo bueno hará”.
Ni siquiera llego a poder expresar con claridad mi congoja y mi pesar, no me salen las palabras porque lo veo tan negro y tan complicado que presiento, y llámenme macabra si quieren, que más de uno de los supervivientes estará pensando que mejor haber formado parte de la otra parte de la estadística y no de los del grupo del “sólo daños personales”…
Y cuando ocurren estas cosas tan terribles yo, que soy especialmente organizada, de hacer planes, de tener todo medianamente -o “muchamente”- controlado me intento recordar a mí misma ese famoso refrán de “el hombre propone y Dios dispone” para que se me vuelva a grabar a fuego durante un tiempo que somos humanos, que debemos vivir el hoy… que deberíamos también tatuarnos con tinta indeleble, preferiblemente en un lugar visible, ese otro dicho de “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, sobre todo si se trata de reír, comer, divertirte, disfrutar, viajar, dormir: Vivir… si es para trabajar, limpiar y demás obligaciones cargantes e imperativas entonces sí, porqué no, llevarle la contraria al refrán, que si te mueres esta noche y te dejas el suelo sucio o los albaranes de tus clientes sin enviar no se va a morir nadie más que tú -valga la redundancia y la obviedad-.
Por lo tanto, mi recomendación post-dana más elemental pero al mismo tiempo primordial es, como muchas otra veces, vive hoy y deja lo mínimo posible para mañana…