“Por mucho que algunos vean normales o habituales estas técnicas a los más profanos la mayoría de ellas nos puede parecer una completa barbarie, sobre todo tratándose de fines puramente estéticos y no médicos”
OPINIÓN. Por Ana Lucas
Escribir desde el corazón
03/12/24. Opinión. Ana Lucas en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com escribe un artículo sobre la cirugía estética: “En nuestro país se realizan más de doscientas mil intervenciones de cirugía estética al año. El 85% se practican a mujeres y el 15% a hombres. Aunque en un principio se presupone una demanda eminentemente femenina en los últimos años aumenta el interés entre los varones y...
...entre los jóvenes en general”.
Por el morro…
Decía Stendhal que “la belleza es una promesa de felicidad”
Ortega y Gasset que “la belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora”
Rousseau “quitad de los corazones el amor por lo bello, y habréis quitado todo el encanto a la vida”
Sócrates que “la hermosura es una tiranía de corta duración”
Emile Zola que “la belleza es un estado de ánimo”
Y tal y como se ha ido reproduciendo y expandiendo nuestra sociedad vemos que cada vez toman más relevancia y veracidad las afirmaciones de nuestros ilustres escritores y filósofos.
En contraposición y probablemente mucho menos acertado estuvo Adolfo Domínguez allá por el año de “Naranjito” cuando acuñó el eslogan de “la arruga es bella”. Porque o mucho me equivoco o si reducir o eliminar nuestras “patitas de gallo” y otras arrugas físicas no tuvieran los costes de todo tipo que se le presuponen, médicos, lacerantes y sobre todo económicos, más de un@ de los que está ahora leyendo este artículo tendría la cara (y quizá incluso el cuerpo) más lisito y estiradito que una bombilla.
Porque además la estética y todos sus derivados han pasado en pocos años a ser de los negocios más lucrativos y extendidos del mundo, tanto a nivel económico como de expansión geográfica, y cada vez más al alcance de un mayor número de ciudadanos.
Buscando un poco de bibliografía verosímil y con algo de credibilidad encontré un párrafo que me pareció bastante acertado sobre la proliferación de este tipo de tratamientos y acciones:
“Hay quien echa la culpa a las Kardashian, su propio cirujano calificó su imagen como “dañiña” para las nuevas generaciones. Pero lo que sí está claro, es que las redes sociales, han tenido mucho que ver con esto, sobre todo Instagram. La presión de estas redes y su utilización para subir la autoestima a base de likes en los selfies está pasando factura. Los influencers están de moda y queremos imitarlos”.
La verdad es que poner nombre -apellido en este caso- a esta “moda” (que ya no parece pasajera) y quedarnos con un solo ejemplo me parece algo arriesgado y poco realista teniendo en cuenta que a mí en la preparación de este artículo se me han ocurrido otros muchos sin necesidad de darle demasiadas vueltas al tema y sin estar metida en la materia: cantantes, deportistas, presentadores de televisión, jet set, personajes del “famoseo” en general -sin querer acotar sus menesteres- y hasta políticos… ¡Cuántas veces me he pasado meses -o años- sin ver a alguien por televisión y cuando he vuelto a ver al susodicho personaje en la pantalla he tenido que releer el pie de foto para creerme lo que mis ojos veían y mi cabeza no entendía!
Bueno, al turrón que me vuelvo a ir por las ramas. Para organizarme un poco pensé dividir este artículo en dos partes que me parecían por pura lógica bien separadas y diferenciadas: la parte estética como tal y la de cirugía… sin embargo no ha resultado tan fácil como pensaba porque prácticamente cada vez hay menos apartados que se queden en la estética tradicional: quizá depilación de cejas y de otras partes corporales, limpiezas de cutis, manicura, pedicura y casi para de contar. Pero ya ni eso porque casi todo se hace con máquinas y añadiendo algún tipo de componente externo (o extensiones)… uñas postizas de gel, porcelana o acrílicas en lugar de manicura tradicional, pestañas postizas, láser para depilaciones definitivas, microblading para que las cejas parezcan naturales y tupidas, colágeno en los labios para dar volumen, bótox para quitar arrugas; y eso sería casi lo único que se pudiera quedar en estética como tal porque luego pasamos ya a utilizar bisturí y por lo tanto a denominar la técnica como cirugía.
A saber: la diferencia entre cirugía plástica y estética radica en que para ésta última no hay patologías previas. Se modifican rasgos físicos que no son el resultado de traumatismos o enfermedades. Se trata por lo tanto sólo de mejoras estéticas.
Sin embargo, en contra de lo que se suele creer, la cirugía estética no es un fenómeno del siglo XX. Se conservan descripciones de correcciones nasales y tratamientos de cicatrices que se remontan al antiguo Egipto. El médico alejandrino Pablo de Aegina en el siglo VII desarrolló un sistema para extraer los pechos a los hombres, cuestión estética definida por tratados de la época como problema médico. Plinio el Viejo, en el primer siglo después de Cristo, describe una «cura heroica de la obesidad» al hijo de un cónsul, que se puede reconocer como la primera liposucción. El profesor Gaspare Tagliacozzi documentó e ilustró por primera vez una intervención nasal en 1597.
Y sin remontarnos a la “prehistoria” como aquel que dice, tenemos la primera liposucción “moderna” en Baltimore en 1899 con la extirpación de siete kilos de grasa del abdomen de una mujer judía de 32 años que pesaba 120; el primer estiramiento facial en 1901; la primera intervención quirúrgica de los párpados en 1906; y en la década de los años 20 empezaron las inyecciones de grasa subcutánea como forma de alisar la piel de un rostro envejecido sin necesidad de estiramiento.
Lo que ha quedado perfectamente claro es que las técnicas en estos últimos años avanzan a pasos agigantados, el tiempo del postoperatorio se ha minimizado una barbaridad gracias a técnicas cada vez menos invasivas y por lo tanto la gente ha empezado a perder el temor a los quirófanos, algo que yo no sabría calificar si como bueno o malo.
Eso convierte, como hemos dicho algo más arriba, la cirugía estética en un negocio muy jugoso y cada vez más amplio… al realizar mi pequeña “investigación” para esta colaboración no pensaba encontrarme ni de lejos con una variedad tan extensa, variada y insólita de técnicas/operaciones… a estas alturas, casi se le podría aplicar ya la famosa frase de Walt Disney que tantos eslóganes y versiones ha tenido a lo largo de los años: “Si lo puedes soñar, lo puedes lograr “.
Aquí os dejo una lista con algunos ejemplos, unos ya convencionales y otros menos habituales y por ello más sorprendentes (por orden alfabético para no incurrir en el error de pensar que están colocados por algún tipo de importancia):
Abdominoplastia: reducción de grasa en zona abdominal
Blefaroplastia: cirugía para eliminar la piel que sobra en los párpados
Braquioplastia: lifting de brazos
Cirugía bariátrica: reducción de estómago y varias técnicas
Gluteoplastia: remodelar o aumentar el volumen de los glúteos, con implantes o con rellenos de grasa autóloga ( grasa propia extraída con liposucción)
Labioplastia y otras cirugías íntimas: reconstrucción, ampliación y reducción de los labios vaginales, del clítoris, de la vagina e incluso del himen.
Liposucción: eliminación de depósitos de grasas de sitios como caderas, muslos, nalgas, pero también brazos, cuello, mejillas, rodillas, pantorrillas, tobillos…
Mastoplastia: aumento de senos
Microinjerto (o trasplante capilar): intervención quirúrgica que supone la solución más avanzada para la recuperación del cabello. Aunque todo el mundo lo asocie predominantemente al sexo masculino, también se realiza en mujeres
Otoplastia: operación de corrección/reconstrucción de orejas
Remodelación costal: extracción de costillas flotantes (dos últimos pares de costillas, la 11ª y 12ª) para afinar la cintura
Rinoplastia: operación de nariz
Ritidectomía: estiramiento facial
Y hasta aquí la lista de las cirugías más “convencionales”, término intencionadamente entrecomillado porque por mucho que algun@s vean normales o habituales estas técnicas a los más profanos la mayoría de ellas nos puede parecer una completa barbarie, sobre todo tratándose de fines puramente estéticos y no médicos… sin querer entrar en la gran realidad de que muchas veces el resultado es todo lo contrario a lo esperado y más “anti-estético” (valga el juego de palabras) que el supuesto problema de base.
Y para los más morbosos he conseguido otro tipo de ejemplos que rebasan ya bastante los más básicos criterios de normalidad, si es que en este tema el término tiene algún sentido, y se convierten en excentricidades y puro capricho irracional, a mi humilde y probablemente anticuado parecer.
Hay operaciones para afilar las orejas y darles forma de orejas de elfo, para cambiar las líneas de la fortuna de la mano (en Japón sobre todo), para partir la lengua y convertirla en bífida, para crear hoyuelos en las mejillas (se llama dimeplasty), cambio definitivo de color de ojos (con cirugía láser), blanqueamiento anal (corramos un tupido velo sobre los personales motivos que alguien pueda tener para desear un agujero del culo más blanco), “insertar” quirúrgicamente dos “agujeros” al final de la espalda, como pequeñas depresiones, para conseguir recrear los hoyuelos de Venus que son símbolo de atractivo y erotismo, etc...
Otros datos sorprendentes o puramente anecdóticos que me he ido encontrando por ahí y que creía podían ser interesantes sería por ejemplo que la cirugía más frecuente del mundo es la de aumento de pecho, la más cara la de reasignación de sexo, las más dolorosas la abdominoplastia, la rinoplastia y la liposucción ya que producen molestias significativas durante el proceso de recuperación aunque también depende de las técnicas utilizadas y del estado previo del paciente.
En nuestro país se realizan más de doscientas mil intervenciones de cirugía estética al año. El 85% se practican a mujeres y el 15% a hombres. Aunque en un principio se presupone una demanda eminentemente femenina en los últimos años aumenta el interés entre los varones y entre los jóvenes en general.
Como en el resto del mundo el aumento de mamas y las liposucciones son las operaciones más demandadas y entre las dos suponen un 40% del total de operaciones estéticas. Las estadísticas del año 2023 desvelan más de 60.000 operaciones de pecho y unas 47.000 liposucciones o similar.
Y si sorprenden todos los datos de los párrafos anteriores más me asombró conocer el ranking de los siete países del mundo que mejor servicio están ofreciendo para este tipo de cirugías -hablamos en trinomio técnicas/precios/resultado-: India, México, Tailandia, Malasia, Brasil, Turquía y Corea del Sur…
Porque hay que recordar que uno de los fenómenos más recientes pero muy comentados en este tema es el denominada turismo médico que se valoró en 24.140 millones en 2023 y se prevé que alcance los 137.710 millones en 2032.
Tanto es así que países como Singapur han creado Centros Internacionales de Atención al Paciente (IPSC) que ayudan a facilitar el proceso de viaje entre los pacientes internacionales y los profesionales sanitarios… toda una economía emergente alrededor de un asunto que inicialmente pudiera parecer banal pero que ha resultado ser, para muchos, la gallina de los huevos de oro.
A pesar de ello, el ranking mundial lo copan otros países que inicialmente yo presuponía más “lógicos” en esta ecuación: USA realizó en 2023 más de 4.200.000 operaciones, casi un 18% del índice mundial, seguida de Brasil con más de dos millones y medio, cerca del 11%, Japón con un millón cien mil y casi un 5% de cuota, y después Italia y México que casi rozan el millón de cirugías -alrededor del 4% de la totalidad mundial-… A continuación Rusia, India y Turquía. Los puestos 9 y 10 se los quedan Alemania y Francia, después Colombia y España se cuela en el ranking en el 12 con unas 475.000 operaciones (un 2%)… Después China, Egipto, Grecia, Argentina y Venezuela -puesto 17- (ésta última también me sorprendió porque en mi inculta cultura del tema tenía entendido que era de los países más activos en este tipo de negocios), después el país de los canguros, Australia por si alguien se ha despistado con tanto dato suelto y por último Bélgica con unas doscientas mil operaciones y algo menos del uno por ciento de cuota de mercado...
Y hasta aquí he querido llegar con el tema de hoy para que no resulte del todo soporífero y los lectores puedan quedarse con algún que otro dato interesante… No obstante, parecería necesario aclarar el título del mismo, que más de uno de vosotros se habrá pensado que no tenía nada que ver la velocidad con el tocino.
Aunque la expresión “por el morro” se suele utilizar en nuestro entorno para actividades que terminan “sin dar nada a cambio o con descaro”, desde luego no lo encabecé así porque haya querido insinuar que este tipo de operaciones salieran gratis, nada más lejos de la realidad. Simplemente que hace unas semanas una conocida se metió relleno en los “morros” -técnica con la que por cierto se inyecta habitualmente ácido hialurónico y no otras barbaridades que he oído decir a la gente (también, menos usual, colágeno autólogo -propio)- y fue tal el impacto que me causaron sus “nuevos chorizos labiales” que se me ocurrió averiguar un poco más sobre el tema… ¡Todavía me pregunto cómo la gente no se da cuenta que, en la mayoría de los casos, es muchísimo peor el remedio que la enfermedad!...
Así que ese fue el detonante y ya sabéis que la Lucas cuando se pone a la faena saca tema de cualquier nimiedad, aunque en este caso no haya sido tan trivial como yo pensaba en un primer momento...