“Esta costumbre de los jabalíes se ha vuelto preocupante para las autoridades, que barajaron hace unos meses la posibilidad de dispararles con arco unas flechas narcotizantes para aplicarles después la eutanasia”
OPINIÓN. El Blues de la señora Celie. Por Ainhoa Martín Rosas
Licenciada en Sociología y diseñadora, @aimaro6
22/01/25. Opinión. Ainhoa Martín, socióloga y diseñadora (AQUÍ), en esta colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com escribe sobre cochinos: “Durante la pasada semana, una segunda manada de cochinos se acercó hasta la Iglesia de Los Santos Mártires, patronos de nuestra ciudad, intentando trepar por sus históricas fachadas, ante la atónita contemplación de vecinos y viandantes. Ignoramos si...
...en nuestro Ayuntamiento se han planteado sus señorías disparar flechas narcotizantes a los guiris carentes de educación y sentido cívico”.
El Mirador del Cochino
No sé si es bueno o malo escribir en un “Blue Monday”, pero aquí me hallo, con el portátil en mano, redactando mi crónica después de una semana familiar muy intensa, en la que hemos tenido el honor de recibir en casa a una ciudadana irlandesa, gracias a una beca Erasmus (sí, todavía existen, aunque ahora son más cortas). Y la experiencia, mejor, no ha podido ser. Como colofón, y haciendo un dispendio en el exiguo presupuesto familiar, el sábado decidimos despedirla, llevándola a comer a Los Montes, para enseñarle las inmejorables vistas de la, ahora cerrada, antigua Venta El Mirador, cosa que ella agradeció mucho.
Confieso, no sin pudor, que esta que está aquí y que pasaba los fines de semana en la casa de campo del abuelo en Los Montes de Málaga (por aquel entonces estaban tiradas de precio porque nadie las quería), que esta, digo, nunca ha visitado el “Mirador de El Cochino”, un lugar que recibe su nombre de la escultura de un jabalí realizada por Francisco Martín Molina con restos de chatarra encontrados en el Parque Natural de los Montes de Málaga. Debe de ser el cochino más famoso de Los Montes, aunque en ellos hay una variada fauna que incluye ardillas, comadrejas, gatos monteses, ginetas, etc. Pero, por lo que quiera que sea, son los jabalíes los menos tímidos y, a poco que se les antoja, se dejan caer por los barrios. De hecho, durante la pandemia, muchos malagueños se dedicaron a inmortalizarles en distintos puntos de la ciudad, sacando al amigo Félix que llevaban dentro.
Es más, el otro día se aventuraron a comenzar su etapa de enseñanza reglada y se presentaron en horario escolar en el patio del Colegio del Monte, para sorpresa (y susto) de los progenitores. Imagino al chiquillerío alborotado y al profesorado atento a intentar echarles del recinto, poca broma. En realidad, cuando están tranquilos son mansos, pero si se sienten atacados proceden a defenderse y son animales con mucha fuerza, pero la cosa no debería ir a más, aunque no deja de ser raro que se alejen de su hábitat natural de lomo en manteca y sopa de picadillo y se decidan a estudiar primaria.
Los animales buscan comida donde se encuentran a gusto y está claro que si hay basura alimenticia acuden a la llamada del instinto. De basura y falta de limpieza en los entornos de las zonas verdes sabemos que andamos sobrados en esta ciudad, suerte que tenemos ahí a Andalimpia al quite para hacer el trabajo sucio (nunca mejor dicho) que no hacen los políticos: limpiar cauces de arroyos, veredas, descampados y playas…leo en su página web que hasta el momento han recogido la friolera de 51.482Kg. de basura. No está mal para haber hecho voluntariamente un trabajo que debería ser remunerado. Mis dieses para estos malagueños de pro.
Pero volvamos al tema cochinil porque resulta que esta costumbre de los jabalíes se ha vuelto preocupante para las autoridades, que barajaron hace unos meses la posibilidad de dispararles con arco unas flechas narcotizantes para aplicarles después la eutanasia, dado el abultado crecimiento de la población: la Consejería de Sostenibilidad de la Junta de Andalucía calcula que habría en la provincia malagueña una población de 22.000 ejemplares de una raza híbrida, entre jabalí y cerdo doméstico, considerada especie invasora, y que ha multiplicado por siete su población en los últimos 15 años. Los dilemas éticos que esto provoca entre la ciudadanía no son pocos…
Pero, por si fuera poco, además, durante la pasada semana, una segunda manada de cochinos se acercó hasta la Iglesia de Los Santos Mártires, patronos de nuestra ciudad, intentando trepar por sus históricas fachadas, ante la atónita contemplación de vecinos y viandantes. Ignoramos si en nuestro Ayuntamiento se han planteado sus señorías disparar flechas narcotizantes a los guiris carentes de educación y sentido cívico, pero está por ver, dado lo peligroso que puede ser un extranjero subidito de alcohol (no sabemos si de vino dulce de Los Montes), bailando verdiales estilo Comares, Copares y Copazos por el Centro Histórico.
En algún momento de esta salvaje semana animal malacitana, nuestra Concejala de raza y Servicios (poco) Operativos hacía unas tremendas declaraciones (no sabemos si bragas en mano), y decía que si hay alguna zona menos limpia en el barrio de La Luz se debe a los vecinos, "los puntos negros que hay es por falta de civismo de los ciudadanos" y que el Ayuntamiento de Málaga no se puede seguir gastando "lo que gasta en limpieza porque el ciudadano colabora menos en algunos barrios, es la realidad". Sin duda, cobrando lo que cobra debe de sentir que la conciencia va por barrios, no me cabe otra explicación.
Mientras tanto, usted, que me lee, recordará, como yo, haber recibido en algún momento, vía Whatsapp, aquel meme mítico con la imagen de Gandhi que decía “La Paz es lo que hay más allá de La Luz”. Yo, a la Concejala, le deseo mucha luz, para que vea los puntos negros de su gestión. Ya, con eso, iría bien la cosa. Aunque si no funciona siempre nos quedarán las flechas narcotizantes…y lo que surja…