Pero ir a Parcemasa, ese cementerio ochentero y decadente en mitad de la nada, es siempre un ejercicio doloroso de malaguidad”

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PINIÓN. El Blues de la señora Celie. Por Ainhoa Martín Rosas
Licenciada en Sociología y diseñadora, @aimaro6

17/06/25. Opinión. Ainhoa Martín, socióloga y diseñadora (AQUÍ), en esta colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com escribe sobre cementerios: “En Málaga, la ciudad que vive del Turismo, la Primera en el Peligro de la Hostelería, la que en 2024 batió records de empleados en bares y restaurantes, y subiendo la apuesta, con la bendición de MAHOS, la cafetería del Parque Cementerio...

...(con el paradójico nombre empresarial de Good4us S.L.) cerrará sus puertas, después de casi 40 años de actividad, tras no superar un concurso de acreedores ni recibir ofertas para una nueva licitación”.

Cementerio protestante

El Cementerio protestante más antiguo de España es malagueño y data de 1831. En aquel entonces, cuando se morían los ingleses las autoridades no tenían nada previsto al respecto y, por supuesto, enterrarles en un cementerio católico era considerado una completa herejía, por lo que de noche y a la luz de las antorchas, como en una suerte de moraga macabra, se llevaba a los cadáveres a enterrarlos en la orilla de la playa, donde la mar y los animales hacían su particular agosto…

Indignado ante semejante situación, el cónsul británico William Mark consiguió, con el apoyo de la comunidad inglesa, que los gobernantes locales les cedieran unos terrenos en lo que entonces eran los extrarradios de la ciudad, y así, queridas criaturas, nació este bello e histórico rincón de esta nuestra Málaga la bella, actualmente catalogado como Bien de Interés Cultural (B.I.C.) y gestionado por una fundación, gracias a cuyas aportaciones, amén del cobro por las visitas y actividades, sobrevive, que no es poco en estos locos tiempos.

La historia del cementerio de San Gabriel, más popularmente conocido como Parcemasa entre todos los malagueños, es mucho más prosaica: Su construcción fue impulsada en la década de los 80 por el alcalde socialista Pedro Aparicio, debido a la escasez de espacio en los cementerios de Málaga, y fue finalmente inaugurado el 1 de enero de 1987. Su apertura supuso la clausura de los dos cementerios tradicionales de la ciudad, el de San Miguel y el de San Rafael. En esta ocasión, la religión de los finados fue obviada y se permiten todo tipo de enterramientos. De hecho, a partir de 2018, también se admiten mascotas. Parece por tanto que en esto de enterrar hemos evolucionado bastante.

Sin embargo, en la trayectoria del Parque siempre quedará la mancha del episodio truculento de aquel empleado de la sociedad municipal que, sin escrúpulo alguno, montó un negocio ilegal e inmoral de incineración irregular de miles de restos humanos entre los años 1989 y 1997, hecho delictivo que fue juzgado y condenado, aunque mucho me temo que, para los que pierden un ser querido y han pagado “los muertos”, o “el Ocaso”, como popularmente mucha gente se refiere a los seguros de decesos y enterramientos en esta ciudad, ver estas noticias en primera plana sobre los restos de sus allegados debió de ser un dolor jamás superable…

Justamente esta semana ha fallecido la madre de un amigo y no he tenido más remedio que ir a donde nadie quiere ir: porque ir a un lugar bello y verde como el Cementerio Inglés puede proporcionar paz y consuelo, más aún si después se para una a tomar algo en alguna de las cafeterías cercanas. Pero ir a Parcemasa, ese cementerio ochentero y decadente en mitad de la nada, es siempre un ejercicio doloroso de malaguidad, cuyo único consuelo es poder abrazarse a los que te importan y llorar (o a veces reír, que la vida tiene estas cosas), en cualquier rincón de sus enormes instalaciones (26 hectáreas, nada menos).


Tengo que decir que a mí y al resto de los presentes nos costó mucho trabajo encontrar aparcamiento porque San Gabriel estaba a tope, de gente y de coches dando vueltas. Como tantas otras infraestructuras de esta sobre-explotada Málaga, el estacionamiento en Parcemasa resultó ser casi tan complicado como aparcar en el Eroski un sábado a las seis de la tarde…

También esta semana he sabido que en la historia de Parcemasa podremos inscribir un nuevo capítulo lapidario de cutrez sin precedentes: En Málaga, la ciudad que vive del Turismo, la Primera en el Peligro de la Hostelería, la que en 2024 batió records de empleados en bares y restaurantes, y subiendo la apuesta, con la bendición de MAHOS, la cafetería del Parque Cementerio (con el paradójico nombre empresarial de Good4us S.L.) cerrará sus puertas, después de casi 40 años de actividad, tras no superar un concurso de acreedores ni recibir ofertas para una nueva licitación, algo inaudito en esta ciudad donde la hostelería bulle, y en un lugar donde siempre habrá lo que en economía se conoce como clientes cautivos las 24 horas del día. Con lo que sabemos los malagueños de hostelería… algo raro hay ahí, sin duda.

Así que ya sabe usted, si me lee y se encuentra empadronada/o en este bendito municipio, hágame el favor de no morirse en agosto, porque de lo contrario me veré obligada a ir a “tomar algo fresquito” a la máquina expendedora, que no tendrá ya siquiera la humanidad del ciudadano chino dispuesto a cerrar a trashoras, y no podré elegir ni tapas de rusa o salchichas encebóllas, ni menú, ni nada rico y casero de comer para olvidarme un rato de que la vieja de la guadaña ronda cerca.

Y hágame otro favor el lector, firmando la honesta y necesaria petición que un grupo de ciudadanos ha lanzado para exigir al consistorio que se ponga fin a este despropósito, no vaya a ser que me tenga que ir con el estómago y el alma vacíos en busca de consuelo a la feria donde, a tan solo ocho kilómetros de allí, habrá la mayor concentración de hosteleros de toda la ciudad, sin máquinas de vending. Firmemos todos, y hagamos de Protestantes reclamando un Cementerio, porque esto es Málaga y aquí hay que morir…

https://www.change.org/p/no-al-cierre-de-la-cafeteria-de-parcemasa