Había cosas en la Tierra que eran espectaculares. El champán se encontraba entre ellas: la copa que se tomó, pese a las risas de Victoria, con un cuentagotas, le pareció una experiencia inigualable

OPINIÓN. Crónicas malacitanas
Por Augusto López y Daniel Henares. Ilustración: Fgpaez

24/04/24. Opinión. El escritor y profesor de escritura, Augusto López, junto con el también escritor, Daniel Henares, continúan con su sección semanal en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, ‘Crónicas malacitanas’ https://linktr.ee/cronicasmalacitanas, un folletín cómico cósmico malaguita, que recupera el espíritu de los folletines del siglo XIX. Está protagonizado por unos marcianos que visitan Málaga, lo que sirve a los autores...

...para hacer crítica social. Cada capítulo trae consigo además un dibujo del ilustrador Fgpaez.

11

Hubo de reconocer Tichy que había cosas en la Tierra que eran espectaculares. El champán se encontraba entre ellas: la copa que se tomó, pese a las risas de Victoria, con un cuentagotas, le pareció una experiencia inigualable. Tras saludar de nuevo a los gorriones, que ya se habían habituado a la estimulante comida que el martiano les ofrecía, le dijo a Victoria:

–Os lo montáis bien los terrestres.
–No tenemos aero-burbujas pero sí burbujas volátiles. ¿eh?
–Y bien ricas que están. ¿Siempre tomáis esto para cenar?
–Claro, y los domingos nos bañamos en él.
–Tendré que probar esa tradición dominical.
–¡Tichy, no seas pardillo! Cada botella de estas cuesta el equivalente a mil créditos de los tuyos.

Tichy sonrió. Aun con el agradable cosquilleo que sentía en sus neuronas martianas, se dio cuenta que había cometido el más básico de los errores en un trabajo de campo: confundir la experiencia propia con la general, no tener en cuenta los privilegios del visitante y pensar que todos viven en el cómodo ensueño del viaje.

–Veo que, desde este hotel lujoso, no voy a poder hacer un informe con la debida objetividad –dijo casi para sí mismo.
–No te falta razón. De esta forma solo vive el 1% de la población.
–¿Los demás, qué hacéis?
–Sobrevivir y mirar cómo viven los ricos.
–En Marta les llamamos poderosos.
–En la Tierra, ricos y poderosos.
–Pues yo quiero vivir como un no rico.


Victoria miró, una vez más, con curiosidad a Tichy. Si alguna vez se hubiera imaginado conocer a un alienígena, no habría sido desde luego un tipo que cenaba media cereza, hablaba con los gorriones y bebía champán con un cuentagotas. “Joder y además, vegano”, pensó.

–No puedo ni quiero ser un guía turístico al uso –dijo Tichy, el tono de voz algo achispado— Mi experiencia como observador me impele a explorar y conocer vuestra estructura social a fondo.
–Por supuesto, sin intervenir ni modificar nada, ¿no? –Tichy asintió, le maravillaba la rápida inteligencia de Victoria–. Bien, pues entonces, te voy a dar unos cuantos consejos.
–¿Una pechá de normas? –dijo Tichy socarrón.
–Ja, ja. Sí. La primera y más importante: no le digas a nadie que eres marciano.
–Martiano.
–Eso. Aquí la gente ve peña de todos lados, pero más allá de la estratosfera no suele presentarse mucha.
–Entiendo.
–Con esa pinta que tienes, diremos que eres islandés. Son estilizados como tú y como tienes billetes, nadie te hará preguntas.
–Pero tendré que decir alguna ciudad, ¿no? Que no sea muy conocida.

Victoria reflexionó unos segundos:

–Egilsstaðir. De allí era un rollete que tuve. La gente dirá “Ah, vale”, y ya está.
–Ah, vale.
–Norma dos: sé generoso, que eso mola, pero no repartas pasta como si fueras un niño de San Idelfonso el 22 de diciembre.
–¿Sanidelfonso es otra ciudad islandesa?
–No exactamente. En cualquier caso, mírate unos cuantos anuncios en internet de venta y alquileres de pisos y listas de precios en bares, así te harás una idea aproximada del coste de la vida.
–Buen consejo. ¿Hay norma tres?
–Se acabó ir en burbuja volante, a partir de ahora a pata o en bus, que es más discreto y muy sano, y así nos conoces al populacho.
–Suena emocionante.
–¡No sabes cuánto! Cuarta y última norma: no sé cómo vas a hacerlo, pero delante de la gente no te alimentes con media uva.
–¿Qué es una uva?
–La fruta con la que se hace el champán.
–¡Oh, tengo que probarlas! Y luego, compararlas con la bebida espumosa que producen, claro.
–¡Ni se te ocurra montar el número del cuentagotas!