“El mundo, las personas, eran realmente complicadas y multifacéticas. De algún modo Lerma sintió que la verdad era aterradora y no estaba segura de querer seguir por ese camino”
OPINIÓN. Crónicas malacitanas
Por Augusto López y Daniel Henares. Ilustración: Fgpaez
12/02/25. Opinión. El escritor y profesor de escritura, Augusto López, junto con el también escritor, Daniel Henares, continúan con su sección semanal en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, ‘Crónicas malacitanas II’ https://linktr.ee/cronicasmalacitanas, la segunda temporada del folletín cómico cósmico malaguita, que recupera el espíritu de los folletines del siglo XIX, donde los autores hacen crítica social...
...Cada capítulo trae consigo además un dibujo del ilustrador Fgpaez
Capítulo 12
Ablandada por la entrañable Rosa y sus historias sencillas, Lerma estaba empezando a sentirse un poco confusa. Confusa y preocupada. Aunque la chica fuera frívola y superficial no era estúpida, y empezaba a notar cómo su visión del mundo se complicaba. Para ella antes era muy fácil clasificar a cualquiera. Pobre era igual a tonto, rico era igual a inteligente; la gente triste o feliz lo era por elección propia. Lerma tuvo un instante de vértigo al notar como un puzle de tres piezas se convertía en un caos informe.
Porque ¿Dónde ubicar a Rosa? Era pobre, pero inteligente y era feliz, pero, como ella misma repetía, su felicidad se debía a saber llevarse bien con todos y crear un entorno agradable a su alrededor. ¿Cómo podía ser que hubiera estado engañada tanto tiempo? El mundo, las personas, eran realmente complicadas y multifacéticas. De algún modo Lerma sintió que la verdad era aterradora y no estaba segura de querer seguir por ese camino. Su vida anterior era mucho más sencilla y todo parecía tan simple…
Cuando sonó el timbre la influencer dio un respingo, recordó que Victoria venía hoy con una amiga. Por un momento pensó que sería una tiradilla como ella, pero con todos estos cambios en su concepción del mundo ya no estaba segura de nada.
—Buenas. —dijo Victoria al entrar.
—¿Dónde está tu amiga? —Lerma se asomó a la calle. —¿No dijiste que vendrías con alguien especial?
—Si, pero es una sorpresa. No es una amiga normal, ya verás.
Victoria desplegó el portátil y lo encendió.
—¿Vamos a hablar por videollamada? Espero que no, este conjunto que llevo puesto aún no puede salir a la luz, se lo prometí a mis fans, lo enseñaré el día…
—Tranquila, no es una videollamada. Ya está lista.
La dulce voz de Atenea llenó la habitación.
«Encantada de conocerte, Lerma. Eres preciosa. ¿Te gustaría charlar conmigo? Tenía muchas ganas de conocerte».
Lerma quedó indecisa un segundo.
—¿Es una inteligencia artificial? ¿Pero eso no es con lo que escriben las novelas ahora?
—Entre otras cosas. —dijo Victoria. —Pero ésta es especial. Te lo dije.
—¿Dónde la conseguiste?
—La verdad es que estaba en tu portátil, era el icono del bocadillo de cómic.
Lerma se puso la mano en la barbilla y miró al infinito.
—Ah, claro. Sí, lo recuerdo. Fue un novio que tuve, ¿cómo se llamaba? Uf, fue hace tanto tiempo. Era un genio, pero hablaba poco. Me habló de ella, pero no recuerdo nada. Le dieron una beca para la Universidad esa de Maschuches, pero desapareció.
—Te refieres a Massachusetts, el instituto de investigación ¿no?
—Pues eso, es lo que he dicho. Siempre decía que quería ir al Tíbet y tonterías así. No sé que harán allí, supongo que mascar raíces y morirse de frío.
—Lerma, creo que puede sernos de mucha ayuda. Habla con ella, conócela.
La influencer no parecía muy convencida, pero Atenea había sido instruida para ser complaciente y también un poco pelota, lo cual hizo que de entrada le cayera bien. Victoria fue a otra habitación a cortar cabezas virtuales de «tontos» como Lerma los llamaba y la dejó a solas con la IA.
Cuando volvió se sintió como si estuviera viendo Barrio Sésamo, la conversación le recordó al show de Epi y Blas.
—Marco Aurelio fue un emperador romano, profesaba el estoicismo y dormía en el suelo, aunque estuviera rodado de lujos. —iba diciendo Atenea.
—Oh, ¿pero si era rico y poderoso? ¿Por qué hacía eso?
—Lerma, el estoicismo es una corriente filosófica que aspira a conseguir la felicidad humana a través de evitar los males y placeres, y tener una vida sencilla.
—Jamás hubiera imaginado algo así… ¿Y por qué evitan los placeres?
Victoria salió de la casa sigilosamente, se sentía satisfecha, todo parecía ir viento en popa.
Y así fue, en poco menos de dos semanas la comunidad de Lerma notó el cambio y, a su vez, comenzó a cambiar. Los que antes la criticaban ahora guardaban silencio; y los que la apoyaban en sus barrabasadas iban perdiendo el interés en este nuevo discurso más moderado. También surgieron muchos nuevos seguidores que comulgaban con sus nuevas ideas, con lo cual los seguidores ganados compensaron a los perdidos.
Victoria se presentó en Tirinto SA dos días antes de lo convenido. Euristeo la atendió y la interrogó sobre los resultados de su trabajo.
—Hemos reducido los haters del canal en un 941%. Por otro lado, este mes los followers han crecido un 16%, hemos eliminado a la mayoría de los trolls de canal. El feedback mejora de forma constante.
—¿De qué estás hablando? No entiendo una palabra.
—Las cosas van bien, Euristeo, Lerma ya no me necesita. Ha empezado un cambio que seguirá por sí mismo.
—Espléndido. Hablaré con ella y confirmaré lo que dices. Lleva más de dos semanas sin quejarse y eso es buena señal. Pero, Victoria, te falta algo ¿no crees?
—El trofeo.
—Exacto. Convinimos en que deberías traerme su posesión más valiosa.
—En este caso sería imposible. Lo más valioso en la vida de Lerma era su superficialidad, era lo que la tenía asilada de la realidad, lo que hacía cómoda su vida. Ella la ha perdido, pero no ha dejado un resto como una serpiente que muda de piel. El trofeo en este caso es inmaterial.
—Hum. Creo que tienes razón. —Euristeo sonrió. —Bien, el mes que viene hablaremos del siguiente trabajo. Tómate estos dos días de descanso.
Mientras contemplaba el horizonte, sentada en la arena, Victoria sintió una extraña plenitud en su interior. Estaba satisfecha con su trabajo. Pensó en Atenea con cierta compasión. Había descubierto que la IA tenía un sistema de seguridad para no crecer descontroladamente, el novio de Lerma había tomado sus medidas de seguridad. En treinta días se formatearía y reiniciaría por completo, volviendo a nacer, por así decirlo, y olvidando todo lo que sabía.
Sintió un pellizco de pena, tanto por ella como por Lerma, la cual se quedaría sin su mejor amiga. Pero así son las cosas. El trabajo estaba hecho y cuando la influencer descubriera el reinicio ya sería el mes siguiente, con lo cual no era su problema.
Bueno, pensó Victoria, a por el siguiente desafío.