Esta revista agradece al dibujante Ángel Idígoras su ‘voluntaria’ aportación a nuestro aniversario perpetrando un logo ‘perita’. Y al alcalde de Málaga, Paco de la Torre, su ‘involuntaria’ ayuda en el vídeo de promoción

El lema de este 35 aniversario es ‘La revista que te cuenta lo que debes saber’. Y no pretendemos ofender a nadie en particular (sería un fracaso), queremos ofender a todos los ‘malos’ en general


OPINIÓN. Por Fernando Rivas
Editor de EL OBSERVADOR

06/09/21. 
Opinión. La revista EL OBSERVADOR vuelve a publicarse de nuevo tras el verano. Todos los días se sube ya a su web (www.revistaelobservador.com) y a las redes de forma gratuita. Twitter AQUÍ y Facebook AQUÍ. También vuelve el envío diario y gratuito de su newsletter: ‘Envío de Noticias / EL OBSERVADOR’, que reciben diariamente en su casa más de 25.000 lectores...

...La suscripción a la newsletter de todos los días es algo gratuito y no hay que dar ningún dato personal para recibirla, solo una dirección de correo electrónico. Basta con pinchar en el banner que figura en la parte superior de la columna central de las noticias. La información que publica la revista, en términos generales, podríamos resumirla en la frase Málaga también es esto.

Como decíamos, EL OBSERVADOR vuelve a su normalidad y se publica ya todos los días. Este curso que comienza celebra el 35 aniversario de la aparición en Málaga de su primer número en papel. Ha pasado por tres formatos y algunos más en digital. Debería hacerse un chapa y pintura, pero no tiene medios. Desde 1987 hasta el próximo octubre de 2022 saldrá sin interrupción. 35 años, posiblemente un milagro de supervivencia para una revista de sus características. Por motivos exclusivamente económicos, no se sabe cuánto tiempo le queda de vida a EL OBSERVADOR, aunque esta vez sea verdad y no la queja llorona de siempre, como dirán los que conocen la revista por dentro. Y por eso mismo, este curso va a calzón quitado. Ya que parece que la pandemia se va al carajo y se puede ir más fresco de todo.



https://youtu.be/B81M-l9rzV4

La intención de la revista es publicar todo lo que entienda que sea verdad y queramos que la gente sepa. Nuestro lema del 35 aniversario es La única revista que te cuenta lo que debes saber. Cuando alguien que no conoce la revista pregunta eso de: “¿Y EL OBSERVADOR que tipo de noticias publica?”, la respuesta es sencilla para que se entienda fácil: “Publicamos las noticias que no salen en los otros medios. Y por eso solemos ir unas 2,7 veces de media al año a los juzgados por denuncias y querellas. Aunque con esto de la pandemia y el aburrimiento, en lo que va de año hemos ido ya unas cinco veces. Sumando los últimos años, habremos tenido en total unas 19 acciones judiciales. Hemos ganado todas. Repito, todas. Estamos seguros que ocurre porque nuestros abogados son muy buenos (nos prohíben decir quiénes son), pero a lo mejor también es porque publicamos la verdad o lo intentamos.”


https://youtu.be/DfdVDJQ6XRo

Esta revista agradece al conocido dibujante Ángel Idígoras su voluntaria aportación a nuestro 35 aniversario perpetrando para nosotros un logo perita que hemos añadido a nuestra cabecera. Y al alcalde de Málaga, Paco de la Torre, EL OBSERVADOR quiere agradecerle también su involuntaria ayuda en el vídeo de promoción. Gracias.

EL OBSERVADOR, con sus informaciones, no pretende ofender a alguna persona en particular, porque sería fracasar en nuestro objetivo. EL OBSERVADOR pretende ofender a todos los ‘malos’ en general. Y no al estilo de lo que decía ese gran hombre, y por lo tanto gran periodista (característica que él mismo señalaba como indispensable para practicar bien esta profesión de la pluma y el papel metafórico) que era Riszard Kapuscinski. Decía que: “El trabajo de los periodistas no consiste en pisar las cucarachas, sino en prender la luz, para que la gente vea cómo las cucarachas corren a ocultarse”… no, así no. Nosotros si queremos pisar esas cucarachas si podemos. Esta revista ha presentado en la Fiscalía de Málaga todas las denuncias que ha considerado oportunas contra actuaciones de personas públicas que ejercen algún puesto en las administraciones o empresas que funcionan con dinero público. Creemos en el periodismo social y activista, como hace cualquier vecino con conciencia. Y como cualquier vecino, solo intenta publicar la verdad. O ni siquiera eso. Solo lo que pueda demostrar en un juzgado, que no siempre es toda la verdad. Nosotros creemos que: “Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que se publique, todo lo demás son relaciones públicas”. Qué pena que esta idea sea tan subversiva que no se puede enseñar en las facultades de Comunicación, por ejemplo en la de la UMA, donde haría mucha falta.


En esta fenicia ciudad llamada Málaga, los administradores públicos prevarican y chanchullean como en el resto de España. Pero la crisis de los medios de comunicación, es decir, las empresas editoras, no los plumillas que trabajan en ellas, ha hecho que la miseria, la información fake y, sobretodo, el periodismo dulce o amigo se enseñoree de las páginas electrónicas y en papel de las cabeceras locales, que son las que más nos ocupan e interesan.

Si uno pilla el tabloide en papel que más se leía antes, el diario de derecha extrema que controla el pintor Manolo Castillo, Sur, y se pasan las páginas despacito contando las inserciones de publicidad, o sea los anuncios que lleva, uno se da cuenta de que es imposible que pueda vivir de ellos, ya que la inmensa mayoría son suyos, de autopromoción, precisamente de lo que de verdad le da dinero: los webinares (sí, los llaman así) [Un Webinar es un seminario online en video, grabado o en vivo, que generalmente permite la interacción de la audiencia via chat].

En general esto es lo de siempre con los de siempre: los que mandan. Empresarios con dinero (suyo o de otros) o poder político que salen una mañana por los ordenadores diciendo sus cosas. Esto lo hacen los empresarios y políticos a cambio de una gran cantidad de pasta para el medio que organiza y publicita el acto primero, y publica después todas las mentiras que se les pueden ocurrir. Los medios viven ahora de esto y de los contratos que firman con empresas y administraciones para ‘cuidar de su imagen’ en plan amigo. “Firmamos un contratito y usted sale en nuestro medio de forma habitual pero siempre cuidando su imagen, para que no sufra deterioros sociales… ¿capichi?”. De eso viven ahora los sacrosantos medios de comunicación locales… y nacionales (a otra escala).


El periodismo que se hace en provincias es malo, y a ello ayudan los padrinos que controlan la publicidad en las instituciones y administraciones públicas del lugar. Los gabinetes de prensa y los responsables que están al frente, son la vergüenza de la profesión periodística. Y no lo decimos porque dichos gabinetes no contesten nunca, desde hace años, las preguntas que les hace EL OBSERVADOR porque no les gustan, sino por la forma arbitraria, pesebrista y clientelar con que manejan los millones de euros que tienen sus gabinetes de prensa para meter publicidad en los medios para que hablen bien de sus jefes y equipos.

Antes eran gabinetes de prensa y los que mandaban jefes de prensa. De toda la vida. Ahora, los títulos que acompañan a los que manejan el dinero público para insertarlo sin criterio alguno que le exija ser objetivo en su labor, se llaman por ejemplo: “Director general de Comunicación del Ayuntamiento de Málaga y asistencia técnica a la portavoz del equipo de Gobierno en el Ayuntamiento de Málaga”. Dice en su currículo Jesús Espino, el padrino del gabinete de prensa del Consistorio de Paco de la Torre. Necesita dos tarjetas de visita empalmadas (con perdón) para leer sus cargos. Y así todo.

O como el jefe de prensa de la Universidad de Málaga, que ya es Vicerrector adjunto de Comunicación, etc., Juan Francisco Gutiérrez (si alguien está aburrido y se quiere reír un rato, que lea su currículo, es de traca). Y es que La UMA se gasta la friolera de 1.500.000 euros en darse autobombo. Un millón y medio de euros en estos tiempos de miseria y pandemia para hacerse publicidad de lo bien que lo hace el equipo de gobierno del mediocre rector Narváez, sin que nadie de la comunidad universitaria proteste, incluida su degradada Facultad de Comunicación. Este gabinete de prensa hace años que tampoco contesta las preguntas que le envía esta revista porque no le gustan. Eso le importa un rábano a todos los miembros de esa Facultad de Comunicación que se pasan la vida hablando de la defensa de la libertad de expresión. Esta revista intentó que se definieran sobre este tema, pero ninguno quiso, no vaya a ser que los miren mal y no pillen cacho.

Bueno, que volvemos...

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