Todo es negocio. El Puerto vende o alquila todo. La Autoridad Portuaria de Carlos Rubio es terriblemente servil con la empresa concesionaria Muelle Uno, a quién tiene alquilado parte del espacio público del recinto portuario
Los comerciantes pagan a Muelle Uno y esta al Puerto, pero en realidad no se sabe siquiera si paga la tarifa acordada, porque los empresarios se pasan la vida llorando por las ventas y el Puerto mantiene un secretismo total. Tan grande como el que tiene sobre el exacta ubicación del espacio público que de verdad tiene alquilado. Este último lo gestiona Muelle Uno, el resto el Puerto. ¿De quién es la capilla?
OPINIÓN. Por Fernando Rivas
Editor de EL OBSERVADOR
21/09/21. Opinión. Esto es cosa de Famiglia. La empresa Muelle Uno echó el pasado sábado día 8 de las instalaciones del Puerto a miembros de ‘Urban Sketchers’ que dibujaban la Capilla del lugar. Dicen que por entorpecer el paso de los viadantes en la zona común. Mentira. Es que no habían pagado y molestaban una presentación de coches Ferrari que había un poco más allá que si lo había hecho y bien. En la revista...
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Y es que en ese lugar todo es negocio, porque el Puerto de Málaga lo vende o lo alquila todo. La Autoridad Portuaria de Carlos Rubio (PP) es terriblemente servil con la empresa concesionaria Muelle Uno, a quién tiene alquilado parte del espacio público del recinto portuario para que monte comercios y lugares de restauración.
Los comerciantes y hosteleros pagan a Muelle Uno puntualmente porque si no los deshaucia, y esta empresa tiene que pagar al Puerto. Así va el negocio. Pero en realidad no se sabe siquiera si llega a pagarle la tarifa acordada, porque los empresarios se pasan la vida llorando por las ventas o no ventas y el Puerto mantiene un secretismo total sobre lo que recauda. Tan grande como el que tiene sobre la exacta ubicación del espacio público que de verdad tiene alquilado. Un plano en el que se pueda ver sin errores que espacio tiene la concesionaria. Qué espacio gestiona Muelle Uno y el resto el Puerto. Por ejemplo, en este caso, ¿de quién es la capilla?
En realidad todo el Puerto de Málaga se ha convertido en un territorio comanche en el que la ley de su presidente, Carlos Rubio, se aplica a rajatabla. Carlos Rubio es alguien que cuando llegó al cargo sabía lo mismo que cualquier vecino sobre puertos. Es decir, nada. Su único mérito es la obediencia canina que tiene hacia el consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía y Padrino del PP malagueño, Elías Bendodo, que lo puso allí a dedo para que controlara el recinto para él. Y así lo hace.
Rubio, como otros presidentes anteriores, quiere sacar dinero del Puerto como sea, además de utilizarlo para sus políticas de partido. Por eso el invento del rascacielos, las oficinas, la nueva dársena de yates, los chiringuitos, etc… y Muelle Uno, la empresa que gestiona el espacio que comienza al final del Palmeral de las Sorpresas.
Todo este espacio que nos ocupa en este comentario hasta la Farola es espacio público. De gestión portuaria. Diferente al espacio público urbano que maneja el alcalde Paco de la Torre. Una cosa es el suelo de la ciudad y otro el del Puerto. Como si fueran dos cosas diferentes. Por ley lo son y el regidor no puede interferir en la gestión del suelo de este recinto.
Para sacar dinero, el Puerto cedió parte de ese suelo público a la empresa Muelle Uno, un espacio comercial de tiendas y locales de restauración por el que no se sabe cuánto dinero percibe porque lo mantiene en secreto. Lo mismo es un millón y medio de euros que dos millones o menos o más. Dos secretos guardados por el Puerto con mucho celo: La cantidad que obtiene del alquiler de su suelo público y los metros y ubicación exacta de ese alquiler. Es decir, que lugares exactos están gestionados por Muelle Uno, lo cedido a la concesionaria, y cuales son no cedidos y los gestiona el Puerto. En el caso que nos ocupa de los dibujantes expulsados por molestar no se sabe quién es el responsable de ese suelo en el que se encontraban dibujando.
La cuestión es que los dibujantes se ‘disolvieron’ cuando la policía portuaria que mandó la empresa Muelle Uno les dijo que aquello era privado. Nunca puede ser privado. Puede serlo su gestión. Y este, no se sabe. En realidad no es que molestaran el paso de los visitantes, lo que molestaban era una presentación de coches Ferrari que había más allá de donde ellos dibujaban. Ferrari había pagado y ellos no. Y en el Puerto de Málaga quien paga puede hacer lo que le dé la gana. Los visitantes, los malagueños de a pie no. A la autoridad portuaria en realidad les importa un pito.
Ocurre como con el fuego de Sierra Bermeja. Todo el mundo habla de quien prendió fuego y nadie de los culpables de no apagarlo a tiempo cuando se pudo al principio, los inútiles políticos que actuaron tarde y mal. “No es el momento de hablar de eso”. “Son polémicas absurdas”, etc… pues lo mismo ocurre en este caso y en mil mas de nuestro día a día.
Mucho tuitero desbordado hablando de libertad y de suelo público (que sigue siéndolo siempre pero alquilado y gestionado por otros) y de que la policía portuaria los echó. Malestar. Abuso. No debían echarlos… Claro. Pero ellos tampoco debieron irse tan fácilmente. No se lee en ningún sitio mucho rato que la culpa es de le empresa Muelle Uno en connivencia con la Autoridad Portuaria que preside Carlos Rubio y que eso es lo que hay que cambiar. O echar. O lo que sea. De eso no se habla mucho. No por nada, sino porque es mucho más fácil hacer opinionismo en las redes sobre lo accesorio y quedar muy bien, que no cuesta absolutamente nada, seas arquitecto, dibujante, plomero, fresador o lo que sea… menos periodista, que hacer periodismo. Estos últimos solo sirven para preguntar. Pero también para enterarse de verdad a quién hay que intentar linchar también de verdad. Y que nunca son los intermediarios que mandan los que mandan. Los poderosos. Sean empresarios o políticos.
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