
La concejala Mariví Romero explica que la diferencia obedece a requisitos técnicos y defiende la legalidad de estas ayudas: “No hay ninguna clase de incompatibilidad”

EL conocido como ‘caso Fara’ (Federación de Asociaciones Romaníes de Andalucía) por el que en 2002 se destapó el desvío de 1,2 millones de euros de subvenciones públicas desde esta federación hacia intereses particulares tuvo -más allá de su repercusión pública y la actuación policial y judicial y política que desencadenó- un efecto muy negativo en el movimiento asociativo de los gitanos malagueños. Las pocas asociaciones de barrio gitanas que trabajaban en Málaga cesaron su actividad.
ACTUALMENTE solo dos organizaciones benéficas con identidad propiamente gitana trabajan en la ciudad de Málaga y las diferencias entre ambas son sustanciales.
POR un lado está la Fundación Secretariado Gitano (FSG), creada en España en los años 60 con una fuerte componenda del cristianismo de base. FSG tiene una implantación en todo el

POR otro lado está la Asociación para la Integración de la Comunidad Gitana de la Palma-Palmilla (AICGP). Creada hace cuatro años, se trata de una pequeña asociación de barrio que ha logrado poner en práctica una serie de actuaciones en la Palmilla muy significativas, y sin apenas ayudas públicas: programas de educación y sensibilización para que los niños acudan al colegio, clases gratuitas de boxeo, labores de integración entre las diferencias etnias y razas que habitan en la zona, reparto de alimentos y gestión de la ‘Casa de la Buena Vida’ (ver noticia relacionada ‘Algo se mueve en La Palmilla’, primera entrega: ‘La casa de la buena vida’, el último refugio de desamparados, yonquis y enfermos del alma) son sólo algunas de las labores que desarrolla esta asociación.
EL Ayuntamiento de Málaga subvenciona en 2010 a FSG con 20.000 euros

LA subvención del Ayuntamiento de Málaga a la asociación de barrio AICGP en 2010 es de 1.400 euros para el programa ‘Yo voy al cole ¿tú vas al cole?’.
HASTA 2007, cuando fue ‘fichado’ como director técnico del Área de Bienestar Social por la concejala Mariví Romero, Francisco Javier Pomares era el gerente en Málaga de la Fundación Secretariado Gitano, organización de la cual está en excedencia. La propia edil asegura que no existe ninguna clase de incompatibilidad entre la subvención a FSG y el trabajo que venía desarrollando Pomares en esta organización. Del mismo modo, Romero informa de que la cifra de subvención no ha variado respecto a la que ha obtenido el secretariado Gitano otros años. La dirigente popular subraya la efectividad y la excelente evaluación que tienen los proyectos que lleva a cabo FSG en Málaga y el prestigio y reputación de esta fundación.
RESPECTO a lo elevado de la diferencia entre la suma que recibe uno y otro colectivo, Romero explica que se debe a que la

ES por tanto la exigencia técnica, el papeleo, la burocracia, el que se reconozca oficialmente algunas de las actividades que realiza AICGP, lo que impide a esta asociación crecer y ser más efectiva. El problema de la pescadilla que se muerde la cola. Para cumplir con los requisitos legales, este colectivo palmillero necesita de un dinero que no tiene, y que de hecho está pidiendo. ¿Cómo ‘legalizar’ una actividad como la ‘Casa de la Buena Vida’? Parece prácticamente imposible encorsetar administrativamente una iniciativa como esta: un refugio para los olvidados de entre los olvidados, los yonquis, los locos, los que duermen en las calles, los que no tienen donde caerse muerto. La ‘Casa de la Buena Vida’ llega allí donde no llegan las administraciones, que no la apoyan económicamente por temor a verse vueltos en un escándalo (y por imperativo legal), pero que al mismo tiempo la permiten, precisamente porque saben la encomiable labor que allí se lleva a cabo. O no. Ni Mariví Romero ni Francisco Pomares han puesto el pie nunca en este refugio para enfermos del alma.
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