Por Fernando Rivas, director de El Observador
23/01/07 MÁLAGA.
El pasado día 7 del pasado mes de diciembre el columneditorialista del
diario Sur
de Málaga, profe de la facu
de Periodismo de
la
UMA, agraciado director/presentador del programa de radio
(punto) y televisión (canal) La
Tertulia,
empresario del mundo de la comunicación, licenciado…
Por Fernando Rivas, director de El Observador
23/01/07 MÁLAGA.
El pasado día 7 del pasado mes de diciembre el columneditorialista del
diario Sur
de Málaga, profe de la facu
de Periodismo de
la
UMA, agraciado director/presentador del programa de radio
(punto) y televisión (canal) La
Tertulia,
empresario del mundo de la comunicación, licenciado (o doctor sin
consulta, vamos) y de buena familia malagueña Teodoro León Gross…
(enumeramos todas sus gracias
por dos razones: por envidia, claro, y para que se vea que él no es un
chiquilicuatre
como otros… ¿lo captan?)… este buen hombre, decía, escribió en su columna
El
Mirador
del diario malagueño Sur
del grupo Vocento (el periódico de bandera del grupo es el diario
Abc)…
que Enrique Bolín, níveo alcalde de Benalmádena, años ha famoso en el
mundo entero porque cuando era senador de AP (la mamá del PP) lo metieron
en la cárcel de Gibraltar por trincarlo en un yate trasteando cocaína,
videos pornos y jóvenes (condenado a cárcel pagó por salir y lo hizo,
claro)… este alcalde, Bolín, vamos, decía León, había concedido, desde su
ayuntamiento, un par de medallas y sus honras a los constructores Rafael
Gómez (de Arenal 2000) y Cristóbal Peñarroya (de Peñarroya empresa, claro,
y no del pueblo)… y exponía su opinión de que no había elegido bien el
momento para hacerlo porque los dos son coprotagonistas de esa operación
Malaya que nada tiene que ver con jugar a médicos y enfermeras y sí a
policías y ladrones… A uno de estos actores estelares (Peñarroya, dixit)
no le gustó lo que León había escrito, dio la vara correspondiente y el
escribiente fue amonestado, corregido y obligado a rectificar otro día (29
de diciembre), en su misma columna (en negrita y destacado) lo escrito el
día 7…
Y
es
que la cosa tiene gracia si no fuera patética, esperpéntica y
aterradoramente preocupante para los que nos dedicamos a escribir sobre lo
que ocurre a nuestro alrededor… porque es uno más de los verdaderos
ataques contra esa libertad de expresión a la que cualquiera que tenga
dinero, tiempo y un gabinete jurídico (en plantilla o con iguala) puede
darle un bocao
en la nuez. La traducción es: “Vamos a darle por culo al plumilla que así
él dejará de hacer lo correspondiente con nosotros”… (en este nosotros se
incluye cualquiera que sea objetivo habitual de los medios por su
actividad profesional pública… en este caso constructores con papel
principal en esa mala película apellidada Malaya)… Y más acongojador es
para nosotros (periodistas) ver como algunos colegas (término del que
alejo voluntariamente cualquier sentimiento a favor o en contra… vamos,
que me da igual que los colegas sean amigos o enemigos) con un estatus
poderoso en la profesión como Teo León tienen que rectificar en público. Y
puesto que no pueden hacer que rectifique el fondo de la columna, pues lo
que sea, el chascarrillo. Y así, le hacen pedir perdón por hacer un juego
de palabras en el que al señor Peñarroya lo llama Peñaquiqui…
(esto es así, por mis muertos más frescos, y se puede leer en Sur en las fechas citadas)... ¿Qué te puede
hacer un juez si te considera responsable de injurias por llamar
Peñaquiqui
a uno que se llama Peñarroya?... ¿Multa de un euro con 69 céntimos y un
jueves sin postre?...
HE visto millones de veces en las redacciones de los medios de comunicación cómo el director cogía a un periodista por los testículos y se los retorcía hasta convertírselos en una negra trenza rastafari… Mientras los aullidos del plumilla rebotaban por las paredes de la redacción haciendo reverberar el agua de la taza del váter, el grito (traducido) que perforaba los tímpanos de los colegas siempre ha sido el mismo: “¡Rectificar ni pa dios!”… Esto da un idea de lo que en la profesión (la mía) significa hacer una rectificación pública de algo que ya se ha escrito y publicado… (si no han ocurrido ambas cosas es difícil pero posible que se produzca esa rectificación, claro)… Es algo tan irreal como que Aznar cuente un chiste gracioso… Por eso, leer una rectificación pública escrita y firmada por el que hoy por hoy es el hombre fuerte opinante del grupo de comunicación de la derecha en Málaga (Vocento) y, sobre todo, en su diario de bandera, Sur,… me pone la piel de la entrepierna de gallina y me hace entonar una sentida salmodia por los testículos del compañero agredido...
¿A
qué grado de torsión metafórica (y esta no es una categoría científica) ha
llegado la mano del que realmente dirige Sur, es decir, Juan Soto, su
director general, no el director del periódico, José Antonio Frías, sino
el dire
de la empresa, el de los cuartos, vamos, el que manda de verdad… (como en
cualquier otro medio de provincias sea importante o no y para bien o para
mal de su importancia, claro)... para ser convincentemente
convencedora?... (No sé si saben ustedes que en los periódicos, por
ejemplo, cuando uno, yo, vamos, para no señalar mucho, quiere que hablen o
no de sus asuntos, empresa o persona, se debe dirigir, si de verdad quiere
ser eficaz, al de los dineros, y mandarle por fax un estado de cuentas que
deje bien a las claras el gasto en publicidad privada e
institucional/patrocinios directos e indirectos/ y etcéteras que uno, yo, vamos, tiene en dicho periódico… dejo a
la imaginación del respetable saber qué cuentas son las mejor tratadas en
los respectivos medios de comunicación de la ciudad… incluido éste,
claro…).