Artista visual
08/10/09. Opinión. La fiebre bienal del arte no tiene aún antídoto ni se
considera pandemia, a pesar de los grandes desembolsos económicos –de dinero
público, claro- que suponen. Como es normal, cada bienal tiene su trastienda.
Rogelio López Cuenca cuenta a EL OBSERVADOR...
OPINIÓN. Flâneur. Por Rogelio López Cuenca
Artista visual
08/10/09. Opinión. La fiebre bienal del arte no tiene aún antídoto ni se
considera pandemia, a pesar de los grandes desembolsos económicos –de dinero
público, claro- que suponen. Como es normal, cada bienal tiene su trastienda.
Rogelio López Cuenca cuenta a EL OBSERVADOR /
www.revistaelobservador.com
una pequeña parte de la
veneciana, con sus personajes si no principales, por lo menos significativos a
nivel provinciano. Partiendo de Venecia, se puede, pasando por Cataluña,
Madrid, Ginebra y Murcia, llegar hasta Málaga, con su Fernando Francés y, con
él, enlazar con Marbella, Mónaco y Gabón.
¿Tocando fondo? Venecia, al final de la cloaca
Juan Antonio Ramírez
aNTES de nada quiero recordar la irreemplazable pérdida que el
fallecimiento de Juan Antonio Ramírez significa en un mundo, el del arte, cada
día más cercado, por un lado, por los inamovibles reaccionarios meapilas de
siempre, devotos del incorrupto pincel de un pelo, y por otro, por la ávida
jauría de matones cegados por la facilidad con que se capitaliza tantísima
ignorancia, con el brillo de las lentejuelas y la ganancia rápida, con la visa
oro y el pase VIP. Ya se ha comentado en EL OBSERVADOR /
www.revistaelobservador.com
el incalificable emparejamiento que hizo de Juan
Antonio una pluma local en su columna de Opinion
maker dominical… nada menos que con la figura de Antonio Banderas (¿y por
qué no con Chiquito?, ¿o con Tejero? celebridades también nativas, si vamos a
eso… ¿de qué se trata? ¿de haber salido en la tele?).
JUan Antonio siempre rechazó, y hay que lamentarlo, el papel hoy estrella
para un teórico: el comisariado y sus minolles.
Y así nos luce. A diferencia de tanta petarda y mangante como hoy maneja el
cotarro, su autoridad y su prestigio tenían base en la solidez de su trabajo
intelectual, su independencia, su rigor, su honestidad, su generosidad y, por
si todo eso fuera poco, su ironía, su humor y su valentía -las últimas veces
que coincidimos fue enfrente de los gangsters
del lobby del copyright- sobre este asunto escribió, ¡ya en 1993!, un artículo
estupendo (1).
nuestro único
consuelo es lo que deja escrito. Valga de ejemplo el resumen autobiográfico que
publicó el año pasado en el Boletín de Arte de la Universidad de Málaga
y que los compañeros de Contraindicaciones
han colgado en su página: “No me preocupo mucho, en fin, de la recepción de
mis trabajos, pues acepto de buena gana que los discursos científicos pueden
ser algo minoritario, que muy pocos son capaces de comprender. Este relativo
desapego de la vida pública de mis escritos es un error, sin duda, pero no
puedo cambiar de país, ni de idioma, ni darme la vuelta a mi mismo. Me consuelo
suponiendo que los malentendidos (o desentendidos) intelectuales que generan
mis trabajos pueden tener un valor creativo, y son de la misma naturaleza que
los originados por mí mismo cuando malinterpreto, también (sin querer o
queriendo), el sentido de lo que hacen los demás” (2).
¿Tocando
fondo? Venecia, al final de la cloaca
UNO de los rasgos distintivos de ese
fenómeno híbrido y mutante que todavía conocemos por el nombre de “cultura” en
el capitalismo tardío, es la alegre extensión por todo el orbe del modelo de
megaevento cultural (si es bienal, no se sabe bien por qué, mejor) como una
epidemia que afecta a todo alcalde anhelante de un sitio en el no lugar del mercado de las imágenes. Y
ello, por más probada que esté su caducidad, su inoperancia, su
sobresaturación, su agotamiento, su incapacidad de ofrecer otra cosa que más de
lo mismo –es decir, pingüe pesca para los especialistas buceadores en el lodo
del fondo lagunar de los dineros institucionales.
HUBO quien quiso ver la grande finale, la traca apocalíptica (wagneriana pero también
fallera) del final de ese mundo en la coincidencia el año 2007 de la Documenta de Kassel, la Bienal de Venecia y la Feria de Basel -lo que se
llamó el Grand Tour, donde dejaron,
si no el pellejo, sí cantidad de euros, tiempo y salud, legiones de amateurs ese verano. Pero más allá de
esos daños colaterales, no pasó nada verdaderamente grave.
AHORA mismo, y aunque la edición número 53 de
la Biennale no
cierra hasta finales de noviembre, para los profesionales y todo culture vulture que se precie es agua ya
pasada –con el último canapé entre dientes salían de la inauguración corriendo
a la contante y sonante feria de Basilea. La masa de turistas que, para
fastidio de sus cada vez menos habitantes, asfixian Venecia, ni se enterarían
de la existencia del evento si no fuera por la profusión de banderolas que
cubren las fachadas de iglesias y palacios alquilados –no hace falta decir a
qué precios– para albergar las exposiciones de países parvenus, sin pabellón oficial en los Giardini.
Y mira que se han hecho esfuerzos este año por llamar la atención de un
público más vasto que el acostumbrado: empezando por la concesión del León de
Oro a una celebrity como Yoko
Ono,
por ser “hoy en día una de las artistas más influyentes” y haber “desarrollado
modelos artísticos que han dejado huellas duraderas” (sic), declaraba el boss de esta edición, el sueco Daniel
Birnbaum, que bajo el título de Fare
Mondi/ Making Worlds/ Hacer Mundos, etc., ha organizado (es un decir) el
evento con el argumento (es otro decir) de la individualidad insobornable de
los artistas, de la pluralidad de discursos y la multiplicidad de propuestas, o
sea, una vez más la buena nueva de que ya no hay tendencias, movimientos ni
escuelas -como no sea el péndulo del mercado y la moda, que esta vez parece que
toca darle la espalda al documentalismo, lo real y lo político, y apostar por
la objetualidad y lo “poético”, lo sensorial y lo “bello”. En fin. La ventaja
de este vaivén es que así sabemos que lo que ahora está en vogue no se va a llevar la temporada próxima.
PERO esta lógica no vale para las
exposiciones que se muestran en los llamados “pabellones nacionales”, que
responden, cada uno, a los más diversos criterios, determinados también por las
más variadas circunstancias. El número de estos pabellones asciende en esta
ocasión a 77. No creo que ni Birnbaum haya sido capaz de estar en todos. Aunque
también se trata de eso, el modelo es el del macroacontecimiento, tan
espectacular como inabarcable. Salvo algún despistado, cada cual va a ver exclusivamente
“su” pabellón; políticos y sponsors y
gente del milieu, por supuesto,
solamente el día del opening:
SE da una verdadera lucha de salones por
atraer famosos a esas fiestas. Ardua tarea para los pabellones Verdurin que están presentes por primera
vez; entre otros, los principados de Andorra y Mónaco, Gabón, Pakistán,
Catalunya y Murcia –que estaba allí a fin de dar a conocer que el año que viene
se hace cargo de otra bienal en quiebra, la “Manifesta”, en su octava edición.
Lástima que todo el mundo se refiriera al murciano por su título, el “Pabellón
de la Urgencia. La
sociedad
del miedo”, o como “el pabellón de Jota Castro”, el de su curador. A la “marca Murcia” le queda
mucho por gastar –quiero decir, a los contribuyentes- para hacerse visible en
esta selva donde siempre hay quien tiene más fama, más historia, más presencia
o, simplemente, tiene más que tú.
Otra cosa hubiera sido que a la performer
cubana Tania Bruguera, que actuaba en este pabellón, le hubiera salido mal su Autosabotaje(3): una ruleta rusa, con
revolver y bala de verdad, que ejecutaba al fin de la lectura de cada folio de
su conferencia sobre arte y política. Ese disparo sí que hubiera puesto a
Murcia en el verdadero disparadero –aunque también tiene un punto, como todo lo
trágico, grotesco: terminar una exitosa carrera en el pabellón de Murcia, dar
la vida en el altar de la identidad murciana… yo no sé. Y si, además, corre el
rumor de que el revolver estaba trucado, la cosa se va ya directamente al
territorio de la publicidad y el marketing, un tema que por su recurrencia en
el mundo del arte parece que se está convirtiendo en el tema.
LOS que sin duda no encontraron trabas, au contraire, para atraer invitados al
sarao inaugural serían los Emiratos Árabes Unidos, que, para que se vea el
poderío, debutaban con doble pabellón, el nacional y el de la capital, Abu
Dabi. Justo lo opuesto que el caso de las repúblicas de Chequia y Eslovaquia,
que, separadas oficialmente en 1992, se presentan en un pabellón conjunto. El
arte puede, por lo que se ve, proponer situaciones que ya la política no parece
capaz de imaginar.
COMO en el caso de la debutante Catalunya,
que presenta no sólo la obra del colectivo Site-Size, de Barcelona, y trabajos
del andaluz Pedro G. Romero y del valenciano Daniel García Andújar, sino que,
¡novedad!, no se trató de una designación a dedo, decidida al calor de los
puros y las copas en una sobremesa cortesana. Al contrario, “La comunidad
inconfesable” (título prestado de Blanchot que el comisario Valentín Roma da a su
proyecto) fue elegido en un reñido concurso al que se presentaron 18
propuestas, por un jurado compuesto, entre otros, por Manuel Borja Villel
(MNCARS), Marta Gili (Jeu de Paume), Chus Martínez (Kunstverein Frankfurt) o
Vicente Todolí (Tate Modern). Circunstancias que ponen en entredicho los modos
de hacer habituales, como los que han conducido al lamentable stand que el Ministerio de Asuntos
Exteriores le ha montado al galerista suizo Bruno Bischofberger con el lote de
sobras de Barceló para ver redondear el bisnes
de la penosa cúpula “de los derechos humanos y la alianza de Civilizaciones” de
Ginebra: a los lienzos que recogen los vestigios de aquella cagalera se ha
añadido una colección de insípidas “sopas” (es la definición del propio
artista) con flácidos restos de Picasso más rehervidos de Tàpies y refritos de
Pollock, todo al perol del Dalí más senil. Patético.
PERO no todo el mundo, naturalmente, es de la
misma opinión.
En “Notas de Arteyparte RevistadeArte” en Facebook(4) el
comisario del Pabellón de Gabón, Fernando Francés, declara que “este año la Bienal supone para mi un
doble motivo de satisfacción: por una parte y como es obvio por comisariar el
Pabellón de Gabón presentando a una artista que vive parte del año en
Andalucía, y en segundo lugar que sea Miquel Barceló quien represente a España
ya que su última gran exposición en España se celebró precisamente en el Centro
de Arte Contemporáneo de Málaga. En el CAC Málaga, Barceló mostró sus 20 años
de trabajo en África lo que, de alguna manera, es un segundo vínculo de unión
entre los dos pabellones”.
BUSQUÉ con interés información acerca de esta
confraternización, vía pabellones venecianos, entre España y Gabón, pero la
página del Pavillon du Gabon(5), se ha tirado tres meses en construcción. O
algo así. Prometía: “coming soon”.
LA razón del parón se habrá debido,
probablemente a que, como suele pasar desde un tiempo a esta parte en esto del
arte, lo verdaderamente importante sucedía en otro sitio, pues si el 7 de junio
se abría al público la 53ª Biennale di Venezia, el día 8, en Barcelona -en la
clínica Quirón, famosa por no hacerle tampoco ascos a nada- un miembro
destacadísimo de “la comunidad impresentable” de los dictadores africanos, el
tirano de Gabón, el más antiguo del continente, Omar Bongo, tras 41 años (¡más
que Franco!) de saqueo y corrupción, desde 1967, ganando siempre (1973, 1979,
1986, 1998, 2005) y con resultados récords, faltaría más, al frente de su
partido, el único legal, todas las elecciones… entregaba por fin su alma al abismo.
Eso sí es una performance.
PERO hay más vínculos que hermanan a la España y el Gabón: la
artista que representa a este país en la Bienal de Venecia, Owanto (née Yvette Berger Owanto, París 1953) tiene el placer de vivir
“parte del año” no en cualquier sitio, sino en la mismísima Marbella. Así se
entienden mejor las palabras del comisario: “Su posición es una llamada de
atención al mundo desde una experiencia vital. Ella nos envía un mensaje
optimista, claro y muy aprovechable”. Joie
de vivre, sí señor. Y más considerando que en otro web site (6), se la
define como “based in Monaco”, que tampoco es mal sitio para vivir la vida.
“Based” o no en este principado, en su currículum destaca la participación en
el Cow Parade (sí, lo de las vacas de
fiberglass, asunto al que me temo que
habrá que dedicarle un monográfico, pues mucho he de equivocarme si no está ya
en la cartera de algún programador cultural malagueño. Y si no, al tiempo). Lo
dicho, en el Cow Parade de 2005, en
Mónaco, Owanto exhibía una vaca, de onomatopéyico título, “Ysamooo”,
patrocinada, se lee en la web del evento, por “Yvette Berger”, lui même. Y se supone que adquirida
también por sí misma, ya que “Ysamoo” se encuentra hoy a la reventa por 10.000
euros en la página web del Club de Campo La Zagaleta (de Marbella, of course (7), qué mejor sitio) entre otras piezas, cuyos precios
oscilan entre 8.000 y 35.000 euros.
LA fabulosa herencia (la acostumbrada
colección de coches de lujo y las mansiones en las acogedoras y soleadas costas
azules de Europa) que familia y amigos del difunto cleptócrata ha hurtado a sus
empobrecidos conciudadanos está ahora mismo en litigio. Esos millones de euros
los han pagado empresas petroleras (sobre todo la Elf, hoy Elf-Total-Fina) a
quienes fastidiaría sobremanera tener que negociar de nuevo esos contratos con
vete a saber quién, así que, para evitar complicaciones, las elecciones
presidenciales las ha dado por ganadas por sí mismo el mismísimo hijo del
finado, Ali Ben Bongo –felicitado en seguida por Sarkozy. Los otros aspirantes,
a día de hoy están “en paradero desconocido”. Otra performance. Y hay
manifestaciones de protesta y coreografía policial, tiros y muertos: “arte en
la calle”.
LA típica “transición”.
NO sé por qué motivo, de repente, se me
viene a la cabeza que, en euskera, casualmente, “buenas noches” se dice
“gabon”.
BUENAS noches, apaga y vámonos… Hay quienes
creen ver determinadas señales inequívocas, en la extensión y banalización de
la bienalización, un destino fatal,
una especie de estado terminal del arte, y un síntoma evidente sería que una de
las instituciones tradicionalmente más respetadas en este mundo tan poco de
fiar podría estar empantanándose en el cenagoso fondo de su cloaca final.
Después de la conjunción astral del mentado Grand
Tour de 2007, ahora hay augures que interpretan la profecía del definitivo
adiós a todo esto en el anuncio del pastor alemán (Benedictus XVI) de que el
Vaticano participará con pabellón propio en la Bienal de Venecia del
próximo 2011.
(1) http://www.lavozdigital.es/cadiz/20090524/opinion/turrell-montenmedio-20090524.html
(2) http://agaden.e.telefonica.net
(3) http://mcs.hackitectura.net/tiki-index.php?page=AU+Memoria+mesa+Estrecho+de+Gibraltar
(4) http://www.facebook.com/notes.php?id=1071572597
(5) http://www.pavillondugabon.com/
(6) http://www.eco-art-international.com/article-owanto_5_68.html
(7) http://www.lazagaleta.com/saleitems/art-owanto.htm
PUEDE obtener más información en www.lopezcuenca.com.
PUEDE ver aquí los anteriores artículos de colaboración de López
Cuenca:
- 10/09/09 Domus Rusque. El
“arte contemporáneo” como coartada y justificación
- 08/07/09 Postales
Premonitorias/1: Málaga a la vanguardia del cambio climático
- 08/06/09 Birds in the
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- 05/05/09 Arte y
publicidad: ida y vuelta
- 03/03/09 Bankers
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- 16/12/08 Total,…
- 27/11/08 Mediterráneo(s)
PUEDE consultar noticias anteriores publicadas sobre Rogelio
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