OPINIÓN. Lecturas impertinentes
Por Paco Puche. Librero y ecologista

05/03/18. Opinión. El librero y ecologista Paco Puche analiza en un artículo para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com las noticias de este 2017 relacionadas con el amianto que han conseguido “encender la llama de la indignación social”. Entre estas se encuentran las relacionadas con las AMPAS que están luchando para que se retire este mineral cancerígeno de los colegios de toda España, o algunos...

...vertederos donde se encuentran materiales que también lo contienen y que han escandalizado a los vecinos y han conseguido movilizarlos. A su juicio este “incendio” no llega “al clamor que necesitamos” para conseguir erradicar el amianto de las poblaciones, una sustancia que ha matado a millones de personas, pero sí ha puesto en el punto de mira esta problemática.

Amianto 2017: la llama de la indignación se aviva pero necesitamos un incendio voraz

“A excepción de la pólvora, el amianto es la sustancia
más inmoral con la que se haya hecho trabajar a la gente;
las fuerzas siniestras que obtienen provecho del amianto
sacrifican gustosamente la salud de los trabajadores 
a cambio de los beneficios de las empresas”.

RemiPoppe,
ex Miembro del Parlamento por el Partido Socialista de los Países Bajos.

EL amianto está de moda. No hay día que los medios de comunicación nacionales o locales no traigan alguna noticia sobre los conflictos del amianto en España y en el mundo.

PERO no es una moda. Es una causa material objetiva que acaba con la salud y la vida de las personas expuestas a este letal mineral. Es una de las epidemias más importantes en la historia de la humanidad. Ha matado (y lo seguirá haciendo) a más gente que la primera guerra Mundial o la que cayó en la guerra de Vietnam. Unos diez millones se calcula por lo bajo. Lo que ocurre es que todos los días mueren personas afectadas por el amianto y eso va ahondando la conciencia de la población. Por eso esa conciencia es imparable. Hablamos de países en que ya está prohibido, unos 55, el resto, que afecta a más del 70% de la población mundial (China, Rusia, India, Brasil –recientemente prohibido- y otros países del sureste asiático), seguirán con el genocidio adelante.

PARA amansar a la población y que sus furores e indignaciones no acaben con los responsables, la Administración y otros colaboradores se cuidan muy mucho de producir eso que llaman “alarma social” porque, dicen, si el amianto ya está prohibido el peligro principal ha pasado y el que sigue instalado o en vertederos descontrolados, si no se toca o manipula no es peligroso. Es una gran mentira. El amianto es tan peligroso que la Resolución del Parlamento Europeo de 14 de marzo de 2013 (2012/2065(INI) dice que no basta la retirada del amianto a vertederos de residuos peligrosos controlados, que es necesario un tratamiento posterior para inertizar el material y acabar de una vez por todas de con unos productos eternos (Eternit). Por eso la propuesta de los vecinos del Tajo en Toledo, que se las tienen que ver con 8.000 metros cúbicos de suelo con amianto depositados por la empresa Ibertubo, exige, con toda razón, la retirada segura y no el encapsulamiento in situ. Tendrían un vecino letal de por vida.

YA desde 1977 la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), dependiente de la OMS, viene diciendo dos cosas que son como dogmas de fe en tratándose de amianto: una que es un potente cancerígeno en todas sus formas y manifestaciones, y dos que “no hay dosis mínima segura”. Cualquier exposición por pequeña y esporádica que sea puede ser causante de un mesotelioma (cáncer específico del amianto, e incurable). Por tanto, aunque existe una relación de proporcionalidad, a más exposición más riesgo de contraer enfermedades graves del amianto, existe una relación estocástica (al azar) en que una exposición de mala suerte puede matarte... eso sí a los cuarenta años posteriores a la misma. Ha sido el caso del filósofo Jesús Mosterín, muerto recientemente de mesotelioma. Si eres un pequeño tu fragilidad es mayor, y también el riesgo. Ese tiempo de latencia es el que deja tranquilos a los políticos de turno porque, dicen, la gente no se cae muerta en presencia de amianto instalado (tejados, depósitos, tuberías, por ejemplo) que toda el mundo tiene cerca de sus domicilios o en ellos. También la invisibilidad del amianto le ayuda en sus mentiras, y no menos la colaboración de médicos y seguridad social que no detectan o no reflejan en los certificados de defunción la causa amianto como el factor letal. Hay un portentoso infrarreconocimiento como gran encubridor de las dimensiones de la tragedia. Todo eso han tenido en su contra las víctimas del amianto. Todo esto ha tenido detrás un lobby y un cártel internacional del que han formado parte las seis familias más poderosas del amianto en el mundo. Entre ellas está la familia March, colaboradora del golpe de estado franquista, y el principal responsable de la masacre, el suizo Stephan Schmidheiny, que con su Fundación AVINA reparte millones de dólares entre los jesuitas y los líderes de los movimientos sociales para lavar su imagen. Son asesinos en serie como les llamó el fiscal de Turín hace unos años.

ES rigurosamente falso que el amianto instalado, o en vertederos incontrolados, no produce riesgo alguno si se le deja tranquilo. Porque nunca está tranquilo, siempre está sometido a los temporales, terremotos, malos manejos y al paso el tiempo. Este hace que su vida útil se vaya acortando y que aumente su peligrosidad.

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